Capitulo IV

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Voy a intentar traer capítulos más seguidos, pues entiendo lo que se siente esperar días por un capítulo, incluso pierdes el rollo de la historia.

Otra cosita, habrán algunos momentos en los que el autocorrector me corrija algunas que otras palabras, debido a esto se pierde el hilo de la lectura, por eso si ven estos errores pido que me perdonen. 🥺🥺

Ahora si empiezo.....

🌹

-está vez haremos una fiesta, ¿no?- preguntó Horacio -vamos a liarla- decía animadamente Trujillo -Sejismundo dijo que traería a alguien para liarsela parda- comentaba Gustabo mientras miraba su móvil.

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-Pero oficial, yo no he hecho nada, es más.... a mi amigo lo han violado- decía Gustabo señalando a Trujillo, todo por un intento de librarse de aquella multa que le caería si los policías descubrían la verdad.

Todo paso tan rápido que le tocó idearse un plan en menos de 5 minutos, durante aquella "Fiesta" habían comenzado a disparar en dirección a la calle, alertando así a los vecinos de aquella vecindad, al final tenían a la policía en la puerta de su casa.

En un intento desesperado decidieron hacerse las víctimas y para esto, Trujillo terminó introduciéndose una linterna por el culo, ¿por qué? fácil, para que pareciera una violación y poder escapar de la policía sin problema alguno, después de todo le cargarian el muerto al chico que Segismundo llevó a la "fiesta".

-por favor diríjanse a la pared y levanten las manos, procedere a cachearles- le decía Ivanov a Gustabo y su grupo de amigos.

Una vez terminaron de cachearles llamaron a otro patrulla para poder transportarlos a todos hasta el hospital, para así poder tratar a Trujillo en este, todo se debía a que en un solo Z no cabían los 4 amigos. Gonetti e Ivanov llevaban a Trujillo, Segismundo y al chico invitado por el amante de las cabras, mientras que Conway y Volkov llevarían a Gustabo y Horacio.

-joder...... lo que nos faltaba- Gustabo se encontraba disgustado, quería evitar a toda costa acercarse a Conway, pero parecía que el destino se lo pondría jodidamente duro, por otro lado Horacio se encontraba con una sonrisa en su rostro, pues podría ver a su "comisario bombón" sin ningún problema.

-¿Algun puto problema con que te llevemos nosotros muñeca?- dijo el superintendente con un tono de voz más grueso de lo normal, el rubio solo lo ignoró, cosa que hizo enfadar aún más a Coway, ¿Quién se creía que era para ignorarlo así? El era el superintendente, la sola mención de su nombre imponia respeto y miedo, pero al parecer eso no afectaba al chico sentado detrás suyo.

-¿Se puede saber que coño hacían?- preguntó Volkov mientras miraba de reojo al de cresta, preguntándose una y otra vez si lo había visto en algún lugar, Horacio iba a contestar pero un pequeño golpe casi indoloro por parte de su hermano lo hizo reaccionar, volviendo así al silencio.

Cuando ambos policías vieron que ninguno de los dos chicos hablaría procedieron a seguir su camino en total silencio hasta el hospital.

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Todo transcurrió con normalidad, los bajaron de los coches y los hicieron sentar en la sala de espera, Trujillo había entrado a una consulta médica, mientras que los policías se encontraban interrogando a los chicos.

-debemos salir de acá- le susurró Gustabo a Horacio y Segismundo al ver cómo los policías se centraban en aquel desconocido al que le echaron la culpa de todo -¿y Trujillo?¿Qué haremos con él?- el de cresta se encontraba preocupado, después de todo era su amigo -luego veremos que hacer Horacio, por el momento debemos escapar- dijo el rubio a sus dos amigos y sin más que decir salieron corriendo del hospital.

-¡¡señora baje del coche!!- y sin esperar respuesta Gustabo bajo a la chica y se subió a aquel vehículo robado, seguido de Horacio quien iba de copiloto y Segismundo que iba en la parte trasera -Gustabo, hay que ir a cambiarnos de ropa- dijo el gallego a su amigo y sin perder más tiempo se dirigieron a la zona norte de la ciudad a cambiarse la vestimenta.

La policía no demoró mucho en encontrar al trío de amigos, después de todo el vehículo fue robado frente a las narices del CNP, aquella acción había sido algo estúpida por parte de los chicos.

Sin esperar respuesta de nadie Conway esposo a los tres jóvenes pues ya estaba arto de sus gilipolleces, además las pruebas que tenían, claramente indicaba que "la mafia sexy" como se hacían llamar, eran los culpables de aquellos disparos.

Los metieron a los Z y tomaron rumbo a la comisaría, Segismundo y Horacio eran llevados por Ivanov y Volkov, estos habían decidido ir juntos, pues Gonetti se había quedado en el hospital vigilando a Trujillo, además el superintendente se encontraba de mal humor y cualquier cosa que se hiciera lo irritaria más, pobre Gustabo lo habían subido a la parte trasera del patrulla del superintendente.

Conway procedió a leerle sus derechos a Gustabo, quién por alguna razón se encontraba sonriendo maliciosamente -¿De que te ríes gilipollas de mierda?- el mayor miro el retrovisor viendo los ojos azules del rubio perdidos en algún lugar de las calles -no es nada superverga ardiente- ahí estaba otra vez, ¿acaso ese gilipollas no sabía con quien estaba tratando? -¿cómo me llamaste anormal?- Gustabo giro su mirada encontrándose con la del superintendente y como si estuviera retandolo volvió a pronunciar las palabras antes dichas -¿acaso ya no escucha? Vaya que ya está viejo superverga ardiente- aquello fue suficiente para Conway ese día no estaba con los cojones católicos como para aguantarse al chico rubio.

-baja de coche- dijo Conway a Gustabo, el rubio alzó sus muñecas mostrándole las esposas, a lo cual Conway entendió y abrió la puerta -¿Qué quieres viejo? se supone ya deberíamos estar en comisaria- Gustabo intentaba sonar lo más calmado posible.... pero estar solos, en un lugar donde no se veía que nadie pasara, junto a la persona que provocaba que su corazón latiera a 1000 por hora, no era nada fácil.

En medio de sus pensamientos no supo en qué momento Conway lo había arrinconado contra el coche sintiendo como los brazos de este se posaban al costado de su cabeza -mira muñequita, soy el puto súper intendente.... yo soy Dios, así que tenme más respeto a la hora de hablarme- sus rostros estaban demasiado cerca y ambos estaban perdidos en los ojos del contrario.

Gustabo tenía muy en claro lo que sentía por Conway..... pero ¿y él?, Desde un principio el rubio le había parecido atractivo, eso no lo iba a negar, es más quería tenerlo en su cama, pero lo que no aceptaba era que sintiera algo más que aquella atracción física.

-Si me quiere comer el morro solo hágalo, no tiene que utilizar una excusa tan tonta- Gustabo fue el primero en romper el silencio -¿Qué coño haz dicho?- lo que había dicho el rubio era verdad, quería juntar sus labio pero no lo diría -si, no tiene que usar una excusa de mierda para hacerlo, que si es Dios, que si le debo tener más respeto, a la mierda todo eso, simplemente.....- Gustabo no pudo terminar sus palabras, pues fue interrumpido por los labios del contrario.

Al principio fue algo suave aquel beso, pero pronto comenzó a volverse algo tosco, pues Conway mordió levemente el labio inferior del rubio haciendo que este soltara un pequeño gruñido, para después darle paso a su cavidad bucal, convirtiéndolo así en un beso Francés, ambas partes intentaban tomar el dominio del beso, pero al final la falta de aire los hizo separarse -Sube al Z, ya perdimos mucho tiempo en estas gilipolleces- ordenó Conway a Gustabo, quien por primera vez en todo el día le hizo caso sin rechistar ni decir alguna gilipolles.

REENCARNACIÓN (Intenabo y Volkacio)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora