Capitulo II

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-Eran ellos, ¿verdad Gustabo?- decía de manera desconcertada Horacio a su hermano mientras entraban en bambalinas -Si..... eran ellos Horacio, no debemos...- no pudo terminar su frase pues una de las bailarinas los llamó, estos asintieron y se acercaron ha la chica -No se que coño hacían allá arriba- dijo señalando el lugar en donde minutos antes habían estado -pero lo hicieron bien, además las personas los adoraron, no debería hacer esto, pero...... aquí tienen- dijo entregando un sobre con dinero a cada chico -Adentro tienen la cantidad respectiva de cada uno- y sin decir más la chica salió camino a la tarima, después de todo ella era una bailarina.

Los chicos fueron al garaje donde habían estacionado el coche -¡Gustabo la apuesta!- decía animadamente Horacio mientras mostraba el sobre con dinero a su hermano y abría la puerta de copiloto del coche -¡Coño, es verdad!- decía el rubio mientras sacaba el sobre de uno de los bolsillos traseros de su pantalón y abría la puerta del piloto -¿Cuánto te dieron?- preguntó Gustabo a su hermano -Me dieron 30 k ¿cuánto te dieron a ti Gustabo?- preguntó Horacio curioso.

Gustabo demoró en contestar y antes de hablar dio un suspiro -Me dieron 25 K- Horacio comenzó a saltar de alegría, llamando la atención de las personas que se encontraban en el garaje de Vanilla, cuando se calmó lo primero que dijo fue -¡Pa•ga•me!- el rubio rodo los ojos y le entregó los 20 k a Horacio, sin mas se subieron al coche y arrancaron rumbo a su hogar.

-pero miren no más, si nos encontramos a los bailarines de antes- decía divertido Ivanov mientras miraba de reojo a sus dos amigos, estos solo ignoraron las palabras dicha por el chico -es hora de irnos par de gilipollas, ya es muy tarde, moved el culo a vuestras putas casas- decía Conway de manera seria -tiene usted toda la razón Conway- dijo el ruso mientras se subía a su vehículo -No se hagan si bien que soltaron babas por los dos bailarines- decía Ivanov en un intento porque sus amigos dejaran de lado la faceta de hielo, aún así no lo consiguió, pues ambos hombre colocaron en marcha sus autos, dejándolo solo con su coche y las palabras en la boca.

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-Gustabo, debemos buscarlos- pedía Horacio al rubio -Lo mejor es dejarlos vivir sus vidas tranquilamente- fue la respuesta que recibió de su hermano -¡pero y la promesa!¿¡Dónde queda la promesa Gustabo!?- el chico de cresta ya se estaba comenzando a exaltar -Te lo explicaré fácilmente para que lo entiendas- antes de seguir dio un suspiro, tomo el volante con más fuerza y prosiguió hablando -Que nosotros recordemos nuestras vidas pasadas, no significa que ellos también lo hagan, además...... lo mejor es dejarlos tranquilos, por nuestra culpa ellos sufrieron y en esta vida no será la excepción, ¿o acaso no recuerdas que trabajos tenemos? ¿la cantidad de enemigos que poseemos? No nos podemos dar el lujo de tener alguna debilidad- Horacio hizo silencio ante aquella respuesta y comenzó a mirar las calles de la ciudad.

En un intento por romper el silencio Horacio decidió hablar -es que ni borracho conduces mal tío- Gustabo lo miró y luego volvió a mirar el camino -Soy el mejor conductor que tiene la ciudad- decía el rubio con una sonrisa en su rostro.

El resto del camino fue tranquilo, hablaban de algunas que otras cosas respecto al trabajo o al hogar, una vez llegaron a casa, simplemente decidieron acostarse a dormir.

(.....)

-¡Silencio!- toda persona que estaba hablando frente a la guillotina acato rápidamente la orden -estáis rompiendo el orden natural de las cosas, por esa razón seréis castigados, ¿algunas últimas palabras antes de morir?- la dos personas que se encontraban arrodillados en aquella plataforma decidieron hablar el primero en hacerlo fue un caballero de armadura negra que tenía al descubierto su cara -No me arrepiento de nada, al fin y al cabo él esta bien- seguido del él habló un hombre de descendencia noble, esto se notaba debido a su atuendo -Esto es una puta mierda, pero el seguirá con vida y eso me es suficiente para morir feliz- dijo soltando un suspiro al final, lo último que se escuchó fue el sonido de la cuchilla caer contra la madera.

Entre la multitud dos hombres se encontraban de luto por aquella perdida -vamonos- decía en un susurro uno de ellos, mientras tomaba la mano de su compañero y comenzaban a salir del lugar.

(.....)

Horacio se levantó exaltado de aquella pesadilla, él recordaba muy bien su vida pasada y le dolía mucho pensar en aquella perdida, pues si no hubiera sido por él y su hermano aquellas personas a las que amaron nunca hubieran muerto en aquella plataforma.

Quería correr y buscar a su amor pasado, pero Gustabo tenía razón, el hecho de que su hermano y él tuvieran los recuerdos de sus vidas pasada no significaba que ellos también los tendrían, así que simplemente se resigno ante la idea.

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Espero sinceramente de todo corazón que les guste el capítulo de hoy, esto no será tan largo..... o al menos eso espero.

Nos leemos luego, cuídense mucho y sepan que los quiero a ustedes, hay.

REENCARNACIÓN (Intenabo y Volkacio)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora