Let It Out

I

—Tío, ¿por qué lloras?— cuestionó la niña de grandes ojos esmeraldas mientras me miraba confundida y ladeaba ligeramente su cabecita.
Me limpié mis lágrimas, después le dediqué una sonrisa al inocente gorrión —No es nada mi pequeña terremoto...

La pequeña niña no me respondió y dirigió su mirada en aquella pintura donde estaban sus dos padres: Midoriya Izuku, él símbolo de paz, y Bakugou Katsuki, él héroe número tres... ambos muertos en batalla.

Continuamos recorriendo el museo de héroes, de alguna manera pude sentir la valentía que había perdido, como si estuvieran vivos; pero los tonos azules y grises me hicieron recordar que no lo estaban...

Al concluir nuestra visita  al museo nos retiramos a nuestro hogar, aunque antes comimos en la casa de Inko.
Finalizando el día, llevé a la pequeña niña a su habitación; terminé de arroparla y de contarle un cuento. Entonces me senté en mi cama para permitirme deambular en el olvido.
Cuya alma en pena arde en el infierno tras tantos padecimientos ahogados que empezaban a recodar cuando conocí al amor de mi vida. Así comenzó el recuerdo cuando nos conocimos: aquello inició con cierta intriga, después se fue convirtiendo en una ambición repleta de poder para demostrarle a mi viejo que podía derrotarlo sin usar mi lado izquierdo; pero realmente quería demostrarme a mismo que podía derrotarlo...
Sin imaginar el resultado de nuestro encuentro en el festival deportivo; no me percaté cual venerable y admirable era el pequeño palacio de jade ocasionando un brusco cambio en mi vida. Fue así que nuestra amistad floreció como los pétalos de cerezo paseando con dicha en pleno Julio. A medida que nos íbamos conociendo, nos empezamos a enamorar; al principio no sabía nada sobre este sentimiento llamado amor hasta que lo conocí y me declaró sus sentimientos, por esa razón inició nuestra hermosa relación....
Gracias a un mal entendido, Izuku empezó a salir con Bakugo; sin embargo, su relación era inestable. No solo yo era el único que veía los golpes, insultos, o distanciamiento de parte de ambos como algo normal: Mina a veces decía que era normal verlos de esta forma, aunque había algo extraño; cuando lo mencionaba ella sonreía diciendo que Bakugo era Bakugo, y Midoriya era Midoriya; eso nos confundía mucho, pero todos nos callamos por tanto tiempo...

Aunque yo ya estaba alejado  de él, a veces pensaba que las peleas absurdas de Bakugo se debían a su temperamento explosivo; eso se convirtió en el segundo error de mi vida...

Hasta que un día vino con una bebé en brazos, recuerdo tan vívidamente ese día...

Este día estaba preparándome para dormir ; de repente tocaron mi puerta y me pregunté quién era a las doce de la noche en época de invierno;  la abrí, lo que miré hizo temblar mi cuerpo hasta abrir en par en par mis ojos... El palacio tenía grietas pequeñas acompañadas de la pestilencia mohosa cubierta de burlas crueles; sus enredaderas estaban muy descuidadas, su cuerpo era una débil marea sin vida en ella...las peores de las desgracias era ver sus esmeraldas apagas, aquellas joyas que me enamoraron; para ser honesto, parecía un muñeco sin vida. Al recuperarme del shock, vi como sus lágrimas brotaron sin control diciéndome con voz quebrada

— Perdóname Shochan, fui un idiota, un completo idiota....

No sabía de que hablaba, ya lo había perdonado desde hace años, pero unos quejidos capturaron mi atención, era una bebé, se parecía a Bakugo... Fue una sorpresa una ver sus manos estiradas cuando me acerqué a él; pensé que solo quería dejarme a su bebe para después irse, no fue así, cuando la cargué jaló la manga de mi suerte con su mano temblorosa hablándome atemorizado —¿Estás seguro de quererla cargar?...no quiero qué te haga daño.

—Estaré bien Zuzu, entremos— respondí sin dejar de sonreírle a la caracola de oro quien agarraba mi dedo meñique. Nos dirigimos a mi habitación, con mi mano libre acaricié su espalda; cuando sus temblores se disiparon le hablé con voz suave, pero no fui discreto al demostrarle mi preocupación —¿Dime qué pasa, Izuku?, te escucharé el tiempo que quieras.