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Había pasado un año y medio; las gemelas cesaron sus llantos día con día hasta convertir el hogar en una cueva sin eco. Izuku ahora le daba papillas acompañada de leche en polvo, aunque ellas no querían comer a veces; nos dejamos de preocupar cuando Ochako nos explicó que los bebé tenían su propio ritmo al momento de crecer. Eso explicaba porque ambas estrellas empezaron a gatear con solo nueve meses; eso implicó que nuestro hogar se volviera a reforzar para su seguridad.

...No podía creer que el sueño de crear una familia se había hecho realidad, en especial nuestro matrimonio; aún me costaba creerlo. También solía soñar que teníamos nuestra agencia, ahora estábamos caminando directo a casa para cuidar a nuestras hijas.

Inko nos abrazó tras haber abierto las puertas del templo de Hestia —Shoto, Izuku; bienvenidos.

—Gracias mamá.

—Gracias Inko.

Cuando entramos, los cristales resplandecieron porque Frey alumbró el material extinto; en consecuencia, algunos diamantes arrugaban su esplendor. Vientos traviesos provenían del rosal que acaricia los pavimentos de oro, oro blanco y esmeralda —Me pregunto qué estarán soñando.

—Se ven enojadas —agregó Izuku.

—No lo están, solo les molesta el sol —comentó la sabiduría sonriendo.

—Cierto, debemos cerrar las ventas —dije, sonreí y acaricié sus cabellitos de oro.

Cerramos las ventanas y Izuku fue a la cocina. Al sentarnos en el suelo, le agradecía a Inko por haber cuidado a las niñas. Solo el umbral reconstruido se iluminó ante destello tenue ocasionado por la nobleza fértil —No tienes que agradecer Shoto, sabes que amo cuidar a mis nietas.

Las gemelas a pesar de estar cumpliendo casi un año, comenzaban a manifestar sus personalidades.

Izuku dice que Yuki es igual a mi, ya que ella es tranquila como yo, eso era algo que agradecíamos puesto que ella prefiere dormir al estar mal gastando su tiempo en llorar; y cuando lo hacía complicaba la tarea de tranquilizarla. A veces nos sentíamos frustrados o preocupados por que no sabíamos si sus llantos eran por hambre, sueño o tenía su pañal sucio. Desconocíamos lo que quería, aunque sus hermanas dormían como unos troncos, eso lo agradecíamos; en parte nos confundía, ellas no se despertaban con su fuerte llanto o rabieta.

Después de unos días, Uraraka y Melissa obligaron a Izuku a cantarle a su hija, a regañadientes accedió; gracias a eso descubrimos que amaba las canciones de cuna compuestas por él, así era como se quedaba dormida. No la culpaba, su voz era hermosa y suave; cuando volteaba a verme, se sonrojaba y eso era por como lo contemplaba, parecía un loco enamorado, su voz causaba eso, me hipnotizaba.

Siempre me quedaba dormido junto a Yuki, por esta razón descansaba en la cama mientras él se sentaba en la orilla con la bebé en brazos. Recuerdo que una vez me susurró >> Tú también eres un bebé, mi amor >> terminaba besando mi mejilla.

Otra lado tierno de nuestra hija , es su lado serio, parecía una adulta con esa expresión.

Yuki no suele sonreír a menudo, cuando lo hace, lo hace de forma genuina como siempre lo hace su madre la mayoría del tiempo. Cada vez que ella sonreía, él me miraba diciéndome que heredó uno de mis encantos que tanto amaba; yo alegaba respondiéndole lo contrario, él lo negaba diciéndome >>Te equivocas Shochan, esta sonrisa es tuya, la conozco a la perfección>>

No sabíamos porque era tan temerosa la mayor parte del tiempo, pero a pesar de eso era valiente, a su manera; por eso siempre lloraba cuando la dejábamos sola con sus hermanas o también cuando nuestros familiares la cargaban. A pesar de su temor, nos miraba y nosotros le sonriamos; a veces se escondía en nuestros pies...

Let It OutDonde viven las historias. Descúbrelo ahora