i sleep naked (l.s) español

sesenta y uno

Me encantaba la forma en que respiraba.

Era quizás mi canción favorita, si se me permite decirlo, para escuchar. Poner mi mano en su pecho y sentirlo subir y bajar bajo las yemas de mis dedos mientras dormía. Su corazón latía fuerte y puro. Podía escuchar las pequeñas respiraciones escapar de sus labios y desaparecer en el aire, en mis oídos donde recordaría el sonido para siempre. Su respiración hacía que parte de mí se sintiera viva, como si cada vez que soltaba un pequeño gemido en sueños o contuviera la respiración mientras se giraba de lado, yo también lo sintiera. Me encantaba ver la forma en que abría y cerraba la boca, como si murmurara para sí mismo en sueños. Me gustaba agarrar sus largos dedos y encontrar todas las formas en que podía entrelazarlos con los míos. Me encantaban sus dedos, eran los mismos que rozaban mi mejilla y mandíbula antes de besarnos y los que siempre conseguían apretar mi cadera antes de ahuecar mi espalda suavemente.

Su piel era más suave que la mía, aunque siempre me decía que le recordaba al jabón. Era una de esas cosas que tenía en la cabeza, esas últimas cosas que siempre repetía. Eso era parte de Harry, repetir cosas y querer que siguieran igual. Me dijo que nunca quería que cambiara la forma en que preparo el té y que siempre pusiera la ropa en montones diferentes. Me gustaba besarle cuando decía esas cosas.

Y sus rizos de color chocolate. Siempre eran suaves bajo mi toque, deslizándose de mis dedos cada vez que pasaba mis manos por su pelo. Me encantaba la forma en que se veía la parte de atrás de su cabeza, cuando todos sus rizos estaban empujados hacia adelante y asomaban detrás de sus orejas.

Pero no podía ver la parte de atrás de su cabeza en este momento, porque estaba tumbado, todavía dormido, sus párpados lilas estaban cerrados para revelar una cortina de pestañas oscuras como el carbón. Había una máscara de oxígeno colocada sobre sus labios, empañándose cada vez que respiraba. Esperaba que pronto pudiera respirar solo.

El médico había dicho que solo una persona podía entrar en la habitación y, por supuesto, eso significaba que Anne tenía que ir primero. Esperaba que pudiera sentir mi mirada de puro resentimiento mientras mis ojos le seguían hasta que desapareció en el pasillo. Estuve tentado de preguntarle dónde había ido Ross, si había decidido volverse menos cobarde y finalmente enfrentarse al hecho de que el chico al que hundió, el chico que había separado de su madre estaba herido. Espero que se haya sentido culpable, que todas las palabras que había dicho le dejaran una sensación de ardor en la boca, una sensación de revuelo en el estómago como me había pasado a mí ayer.

El médico había dicho que no habían llegado tarde para curarle el pulmón colapsado, y que si tenía puesto el respiradero el tiempo suficiente, se curaría por sí solo. Apuesto a que Niall se estaba riendo de mí en secreto por lo mucho que había llorado, y por lo mucho que sonreí cuando lo supe. Sabía que iba a estar bien.

Pero ¿cuál es la definición de bien? Lo miré en el diccionario mientras Anne estaba ocupada pidiendo perdón a un ángel dormido. Ponía, del mejor modo posible o lo que se supone o espera que debiera ser u ocurrir. Y me pregunté, ¿Harry iba a estar bien con las costillas rotas, una muñeca fracturada y grapas en la frente? ¿iba a estar bien con que su madre finalmente le visitara y se diera cuenta de que tenía que haber un accidente de coche para que ella finalmente estuviera allí para él?

¿Estaba bien antes del accidente? No lo sé, estaba demasiado ocupado hablando con mi madre por teléfono para agarrarle del brazo y preguntarle. Ojalá lo hubiera hecho, porque tal vez eso me ahorraría mucho dolor.

Pero ahora, aquí estaba, intentando ignorar la obvia presencia de Anne en la sala de espera, y admirando la curva de la mandíbula y los pómulos de Harry, ¿cómo puede uno ser tan guapo, tan impresionante? Sí, Anne era guapa y nunca había conocido a su padre, Des, pero nunca había visto a alguien tan perfecto, atractivo, como este chico acostado aquí mismo. Había una venda que cubría el corte justo debajo de la línea del pelo y una escayola en la muñeca. Y sabía que cuando despertara le iba a costar respirar porque tenía las costillas fracturadas.