cuarenta y uno

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Roto.

Esa era una palabra que podía describir muchas partes del cuerpo de Harry.

Podría describir sus manos ensangrentadas e hinchadas. El médico le había hecho radiografías y llegó a la triste conclusión de que, de hecho, tenía la mano rota. Todo en lo que Harry podía pensar era, ¿cómo cojones voy a pagar todo esto?

Su corazón también estaba roto. Podía sentir el latido sordo en su pecho mientras veía a Louis discutir con el doctor sobre cómo cuidar su mano que había sido envuelta en un yeso amarillo. Observó lo atractivo que era Louis, cómo constantemente parpadeaba para quitarse el pelo de los ojos y cómo hacía muchos gestos con las manos cuando hablaba, con su preciosa voz modulada y cantarina. Harry seguía diciéndose a sí mismo que no quería a Louis, que no podía querer a Louis.

"El reposo siempre ayuda, tiene que tomar la medicación que le he recetado cada dos horas, ¿tiene un padre o madre que pueda cuidarle?"

Harry negó con la cabeza. Sí, su madre estaba allí, pero...

No estaba.

"Está bien entonces, Louis, ¿verdad?" Louis asintió con la cabeza "Está bien, solo asegúrate de seguir todas las instrucciones y cuando se duche, debe ponerse una bolsa de plástico sobre el yeso. Además, hay que cambiarle las vendas de las muñecas cada vez que empiecen a ensuciarse y después de limpiarlas con agua tibia y jabón, hay que ponerle un poco de crema de la que le he dado. La enfermera os va a dar unos vendajes para que los use al salir, ¿alguna pregunta?"

Louis parecía un poco abrumado y dejó escapar un suspiro mientras respondía.

"No, estamos bien. Muchas gracias por ayudarle, no tienes ni idea de lo mucho que eso significa para mí"

Harry no se dio cuenta de que se estaba sonrojando hasta que apoyó los dedos en sus mejillas y estaban calientes.

"Está bien, un placer conocerte Louis" le estrechó la mano a Louis, antes de caminar hacia Harry, que estaba nervioso "Harry, has estado maravilloso. Espero que tu mano se sienta mejor pronto, te veré en seis semanas para ver si te podemos quitar ya el yeso" también estrechó la mano de Harry, un apretón de manos firme y apretado que fue bastante incómodo ya que la mano que Harry usaba normalmente estaba envuelta en un yeso amarillo.

"Gracias" dijo Louis de nuevo, mientras el doctor salía y justo después una enfermera entrara para acompañarles fuera.

"¿Tenéis seguro?" preguntó la enfermera del frente, con las manos sobre un teclado.

Harry parpadeó, sin saber qué responder. Louis le salvó de nuevo, sacando su cartera del bolsillo y sacando una tarjeta.

"Sí" dijo en voz baja.

"Gracias" sonrió cortésmente "El copago es de treinta euros"

Harry abrió la boca para protestar cuando Louis le entregó su propio dinero.

"¡Louis!" susurró en voz alta, empujando su brazo "¡No puedo creerte!"

Estaban saliendo del hospital cuando Louis finalmente respondió.

"No puedo creer que tengas un yeso en la mano. Todo esto es culpa mía"

Harry negó con la cabeza.

"¡No puede salirte con la suya pagando tanto dinero!" dijo con fuerza.

"Mi bebé. Tiene un yeso en su maravillosa mano. Me encantan tus manos. Son tan grandes, y ahora una de ellas tiene ese feo-" hizo una pausa cuando Harry frunció el ceño ante su yeso "Un yeso no tan bonito"

i sleep naked (l.s) españolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora