i sleep naked (l.s) español

veintitrés

Harry se despertó ese sábado por la mañana con el sonido de un papel arrugándose.

Era un ruido bastante molesto, y no tenía ni idea de dónde venía.

Hasta que se sentó en la cama, miró alrededor de su habitación limpia y sus ojos se posaron en Louis.

Estaba abrazando un pedazo de papel contra su pecho, una sonrisa de boca cerrada en su rostro y sus ojos cerrados. Se veía feliz.

"¿Louis?" Harry preguntó, su voz todavía no era clara ya que se acababa de despertar "¿Qué es eso?"

Los ojos de Louis se abrieron de golpe y rápidamente se puso el papel a la espalda.

"¿De qué estás hablando, Harold?"

"¿Qué hay en ese papel?" Harry preguntó suavemente, agarrando las manos de Louis suavemente y sosteniéndolas con los ojos muy abiertos.

Louis suspiró.

"Me encanta, Harry. Acabo de mirarlo ahora, y me encanta"

Harry arqueó una ceja, hasta que la comprensión se apoderó de su rostro.

"El retrato"

Louis le sonrió, sacando el papel un poco gastado de detrás de su espalda y luego Harry se derritió y no podía respirar porque Louis sostuvo el papel junto a su cara y puso la misma expresión. Puso la sonrisa de sol, a propósito.

Sí. Harry corrigió su retrato por millonésima vez, y tardó bastante en poder conseguir la sonrisa de sol de Louis de manera correcta y perfecta, y ahora Louis estaba ahí mostrándole que en realidad lo había hecho bastante bien.

"¿Se parece a mí?" su voz era tranquila y clara.

Harry solo asintió, ignorando su retrato que ya había visto tantas veces y en su lugar miró las cejas curvadas, los ojos arrugados y los labios rosados de Louis.

Aunque, también había visto a Louis muchas veces. Pero seguía siendo guapísimo.

"Así que, ¿te gusta?" preguntó con nerviosismo.

"No" Louis negó con la cabeza, y Harry fingió no sentir la punzada en su pecho "Me encanta" sonrió.

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El verano era una época en la que todos los grupos sociales ya no eran tan importantes, cuando los amigos se iban de vacaciones con sus familias o caminaban por la noche cuando el aire era cálido y los grillos cantaban. Y los trabajos de verano en la tienda de golosinas parecían ser lo único que te quitaba tiempo, y la única vez que tenía amigos era en las redes sociales y en días aleatorios en los que pasaba el rato con algunas personas en parques de atracciones o restaurantes locales.

Y a Harry le encantaba.

El resto del año escolar había pasado increíblemente rápido, consistiendo en citas cursis los viernes por la noche y peleas nocturnas con Louis, y una pequeña fiesta de cumpleaños en la que recibió otro libro de Louis y algunas tarjetas de regalo y una funda de teléfono de sus otros mejores amigos.

Y el último día de clases, después de que Zayn le dejara en casa, quien estaba actuando un poco sospechoso, se sumergió en su cama y respiró el olor de su almohada.

Bueno, no realmente su almohada.

El día que Louis durmió en la cama de Harry, al chico mayor se le ocurrió la idea extraña de intercambiar las almohadas por un tiempo. Harry, que amaba su maravilloso olor almizclado, asintió felizmente.