Fiebre.

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Wei Ying siente que tiene algodón en la cabeza. No es dolor, ni nada molesto, pero una extraña sensación le impide enfocarse.

-papi... ¡papi!- la vocecita de su hijo llama su atención y entonces recuerda que le estaba vistiendo para ir a la escuela y ahora la cabeza del niño esta atorada dentro de la camisita mientras los brazos afuera. Ha olvidado desabrochar los botones de la prenda impidiendo que el niño se vista.

-oh cariño... lo siento...- el medico abre los botones y Sizhui una vez libre, mira a su papá con gesto preocupado.

-¿te sientes mal?- Wuxian se sorprende que un niño tan pequeño pueda ser tan perceptivo. Niega y acaricia la cabecita amada, le sonríe tratando de calmarlo y termina de vestirlo.

Cuando Sizhui entra a la escuela, Wei Ying llama al tío Jiang y le avisa que no podrá ir al trabajo porque está enfermo, también le avisa a Wen Ning que por favor, sea el quien recoja a Sizhui y va directo a la farmacia para comprar un par de medicamentos. Tiene planeado regresar a su hogar y dormir toda la mañana esperando sentirse mejor por la tarde.

Los escalofríos en su cuerpo provocan que tiemble de manera incontrolable, se siente mareado, su rostro arde, no está demás comprar un paquete de cubre bocas y ¿Qué más? Paga lo que tiene en la mano y sale del negocio sintiéndose realmente mal...

Se apoya en un muro cuando el vértigo aumenta, cree estar a punto de desmayarse y hace todo lo posible por mantenerse consiente...

Su casa está a tan solo un par de cuadras, debe aguantar, debe... solo un par de calles...

Todo se vuelve oscuro a su alrededor... pierde la fuerza de su cuerpo y cuando cree que esta por golpearse contra el suelo, unos brazos le sujetan.

-Wei ying... ¿estás bien?-

Es inevitable que sonría. Aunque se siente mal, aunque su cuerpo duele por la fiebre y el mareo hace que vea todo de manera borrosa, el aroma a sándalo baña su olfato y el cálido cuerpo que le envuelve hace que se sienta seguro y a salvo.

-Lan Zhan... llévame a casa...-

Wei ying se desmaya.

Que extraño.

Lan Zhan despierta esa mañana acompañado con su habitual soledad, realiza su rutina de ejercicios, se ducha, desayuna, y sale de su hogar, todo eso acompañado de una extraña sensación que molesta en su corazón.

Nunca ha creído en los presentimientos, pero una parte de su ser, sabe que algo no está bien, solo por si las dudas, mensajea a su tío y a su hermano. La sensación no disminuye para nada cuando ambos le responden el saludo, deseándole buen día.

Enciende su automóvil y se dirige a la estación. Como no hay mucho que hacer en la oficina, decide patrullar por las calles. Solo está cumpliendo con su deber, solo eso, la casa de Wei ying casualmente está dentro de la zona que ellos tienen que vigilar... si, de ninguna manera puede involucrar trabajo con asuntos personales, así que... solo pasa por ahí casualmente.

Su corazón da un brinco de susto cuando ve a Wei Ying salir de la farmacia y apoyarse contra un muro. Pareciera que esta por desmayarse.

Sin pensárselo dos veces, Lan Zhan estaciona su auto, baja de él y se acerca a su persona más amada.

Wei ying se desvanece en sus brazos apenas lo rodea.

Sin mucho esfuerzo, Lan Zhan le levanta en vilo, espantándose horriblemente cuando siente que el otro está ardiendo en fiebre. Aunque es alto, casi tanto como el, se siente delgado, esta tembloroso y unos quejidos de dolor se escapan de sus labios haciendo notar que tan mal se siente.

Segunda oportunidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora