lluvia.

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Hoy definitivamente no ha sido su día. Wei Ying decide por primera vez en mucho tiempo, ir en transporte público al trabajo. Muy mala decisión.

Sale del trabajo, recoge a Sizhui de la guardería y justo cuando sale del pequeño supermercado, un aguacero monumental comienza a caer, empapando en cuestión de segundos la calle y las personas que están en ella.

De pie, justo afuera de un negocio cerrado, Wei Ying mira el cielo. No parece que vaya a dejar de llover pronto. No hay taxis a la vista, la parada de autobuses está un poco retirada y como nunca se imaginó que fuera a llover, no ha llevado paraguas con él.

Si estuviera solo, correría como loco bajo la lluvia hasta la parada. Pero como está el niño con él, teme que se resfríe... aunque pensándolo bien, incluso si estuviera solo, lo pensaría dos veces: despues de los 30, una mojadita por lluvia o un airecito sin usar suéter, los resfriados ya tumban a uno en la cama por días.

Jajajaja. Wei Ying ríe de sus absurdas divagaciones y decide esperar a que la lluvia disminuya un poco.

Pasan por lo menos 5 minutos y entonces, su precioso bebe dice algo que saca todo de cálculo.

-papi... quiero hacer pipí...-

Wei ying se quiere dar de topes contra la pared. Pero sabe que no puede dejar a su niño así. Lo levanta en brazos, lo cubre con su chamarra y quiere empezar a correr hacia la estación del metro, donde su hijo podrá entrar al baño.

Justo cuando está por salir del resguardo que le proporciona el techito del local, su brazo es sujetado con firmeza, impidiéndole avanzar. Wei Ying siente prácticamente que gira sobre su propio eje, con el niño en brazos y teme caer, así que aprieta su agarre, protegiendo a su hijo de la posible caida. Cuál es su sorpresa, que un brazo lo rodea, manteniéndolo firme en su lugar. Una vez sabe que no se caerá, reafirmando su posición, mira a su inesperado conocido.

-¡señor policía conejo!- grita Sizhui, removiéndose como gusanito en los brazos de su padre y estirando los propios para que Lan Zhan lo cargue.

Wei Ying siente la pérdida del calor de su bebe cuando el policía se lo quita de brazos.

-buenas tardes doctor- Lan Zhan acaricia la cabecita del niño y cuál es su sorpresa, Sizhui lo abraza y besa su mejilla encantado de verlo. Esa forma de saludar es super especial para el niño, solo reservada para Wen Ning y el tío Jiang pues son los que más lo consienten.

Lan Zhan recibe el gesto de manera agradecida -¿has sido bueno con papá?- indaga mientras da unos golpecitos tranquilizadores en la espalda del niño.

Sizhui misteriosamente se calma, se resguarda más en aquellos brazos que lo rodean y entonces, se acuerda que su papá está ahí, voltea a mirarlo.

-¿he sido bueno contigo papi?- Wei ying asiente y sonríe. No hay niño más dulce y lindo que su hijo. Lan Zhan sonríe satisfecho y a saber de dónde, le da un caramelo al niño. –Para despues de la comida...-

Sizhui lo recibe con aquellos ojitos brillosos y esas mejillas redondas y chapeadas. Resplandece con detalles así de bonitos. Entonces parece recordar algo... su semblante se pone serio y un puchero se cuelga de su boquita...

Cuando llora, Lan Zhan y Wei Ying notan porque aquel cambio tan drástico. El policía ve la manga de su camisa húmeda y Wei Ying por fin recuerda que su hijo ya le había avisado que queria ir al baño.

-¡tranquilo cariño! ¡Fue un accidente! ¡Tranquilo!- Wei Ying siente culpa por no atender a su hijo primeramente y vergüenza de que Lan Zhan fuera mojado de nuevo. Se debate entre quitarle el niño al policía, secarlo, correr, llorar, reír, disculparse... todo un caos en su interior.

Segunda oportunidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora