Slayer [Nuevas Especies] [✔]

Capítulo IV

"El mayor error del ser humano es intentar sacarse de la cabeza aquello que no sale del corazón"

Mario Benedetti 

Capítulo IV

Slayer

Antes de que se desplome y se golpee en el suelo, me acerco a tomarla en mis brazos, es como si fuera una pluma liviana y ligera. El arrepentimiento se cruza al notar el daño que le he hecho, su hermoso vestido se ha teñido de ese color que odio, viendo como su herida no deja de sangrar y mis manos una vez más se manchan de ese líquido metálico y carmesí.

Tengo una lucha interna en mi cabeza, el saber que es uno de ellos la ira me invade generando la sensación de calor que tanto conozco. La estrecho queriendo destruir todo, incluyéndola. 

Trato de recordar, pero nunca la vi en el centro ni mucho menos en mi celda, pero le creo a Sun, él jamás me mentiría.

Me debato en dejarla morir o llevarla al hospital.

—¡Aléjate de ella! —exclama Justice cabreado.

—¡No! —gruño y la levanto para dirigirme al hospital.

Pero antes de salir varios se interponen en mi camino.

—Slayer no hagas más difícil esto —dice Jericho imponiéndose, somos de la misma altura. —La humana necesita atención médica urgente y...

—¡¿Y qué crees que estoy haciendo?! ¡Fuera de mi camino! —rujo impaciente, no deja de sangrar y un miedo recorre mi cuerpo. Puedo escuchar su pulso, que cada vez es más débil.

Pasó por entre medio de ellos y troto para subirla al jeep.

Cuando llegamos al hospital Allison nos recibe.

—¿Qué sucedió? —pregunta, mientras la dejo en la camilla y ella le revisa los signos vitales.

—Le hice daño —confieso sin más.

Hace una mueca y el nerviosismo la invade. Llama a unos enfermeros, pero la tomo del brazo y la detengo.

—Que sean hembras —ordeno.

—Está bien, pero ahora déjame hacer mi trabajo.

Llama a Flower, que es una de las nuevas especies que estuvo conmigo en el centro y a otras enfermeras humanas que no conozco su nombre.

La ingresan a la sala de operaciones y las sigo.

—No puedes entrar ahí —dice Allison deteniéndome y tomando mi brazo. 

La ignoro y entro igual. Resopla resignada, pero no me dice nada más.

—¡Slayer! —Y es el rugido de Justice —¡Sal de ahí ahora, es una maldita orden!

Me doy vuelta y le gruño. No quiero contradecirle, pero las ansias de saber que ella va a estar bien me ganan, quiero estar a su lado e intentar cuidarla, aunque suene jodido. No sé qué me sucede, pero tenga la necesidad de mantenerla conmigo.

—Te respeto Justice, pero necesito saber que la humana va a estar bien —digo girándome para entrar junto a ella.

—Das tres pasos más y ordeno que te encierren, Slayer.

Apretó mis puños y lo miro furioso. Para cualquiera de nosotros volver al encierro es la peor de las torturas. Voy hacia él y me siento a esperar.

—Bien no voy a entrar —concuerdo a regañadientes —pero no me voy a ir de aquí hasta saber que ella está fuera de peligro.

Veo sus ojos que me miran con reproche.