Slayer [Nuevas Especies] [✔]

Capítulo V

"Hay palabras que duelen más que un golpe físico y son más fuertes cuando las dice la persona que nos importa" 

Capítulo V

Agatha

Tres horas después llegan a mi vivienda Breeze, Flower, Cherry y Carol.

Cherry es una hembra regalo de cabello rubio y figura delgada que la hacen ver adorable, sin embargo ha tomado tanta confianza que ya se siente preparada para tener sexo con un macho. Y a Carol, quien es humana, la conocí en el hospital, es enfermera al igual que Flower.

—A nosotras nos encanta bailar —anuncia Flower —es una de las mejores cosas que aprendí al llegar acá.

—¿Y adivinen quien fue su maestra? —dice Breeze moviendo sus caderas.

—¡Obvio que tú! —asevero divertida —¡Por favor necesito aprender ese sabor!

Mi ropa esta esparcida sobre la cama, las chicas están probándose algunas prendas e intercambian que atuendo se les ve mejor.

—¿Ese sabor? —preguntan al unísono. 

Las tres me miran extraño, en cambio Carol se ríe.

—Sabor es igual a ritmo —Me ayuda Carol.

—Sí, me refiero a que quiero aprender tus súper movimientos —confirmo. 

Porque me he olvidado que algunos términos aún son desconocidos para ellas.

—Los humanos tienen expresiones muy raras —comenta Cherry haciendo una mueca que le sale divertidísima.

Todos nos reímos. Seguimos en lo nuestro y es Carol quien toma la delantera de peinarnos. Flower y Cherry tienen el cabello rizado y a ella se los alisa, yo y Breeze como tenemos el cabello liso, nos hace pequeñas ondas en las puntas.

—¿Me puedes prestar esta blusa? —cuestiona con timidez la rubia.

La estrecho en mis brazos, su estatura es más baja y besó su coronilla, es tan tierna.

—Eso ni se pide —contesto y ella me devuelve el abrazo más fuerte.

Después de tres horas estamos lista. Al final me he decidió por usar botines, mini falda de cuero y blusa de tirantes roja de seda y mi infaltable chaqueta de cuero.

Engancho mi brazo con Cherry y camínanos por el Homeland.

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Hemos caminado como cuarenta y cinco minutos.

—¿Falta mucho para llegar? —me quejo.

—Les dije que pidiéramos el jeep —dice Carol.

—O el carrito de golf —comenta Flower.

—¡Ya basta de quejas! ¡Bienvenidas al paraíso! —anuncia Breeze demasiado animada mostrándonos con sus manos el lugar tan colorido.

Delante de nosotras aparece un recinto, parecido a los bares de New York. 

En la entrada hay dos machos nuevas especies, como si fueran los guardias. Hay luces de neón y se puede escuchar la música sonar, no de forma estruendosa, sino agradable, me recuerda a esos lugares donde también puedes conversar sin que el sonido fuerte interrumpa.

Cuando entramos puedo reconocer en los parlantes a Calvin Harris. Nos acercamos a la barra y me sorprendo que no hay nada de alcohol, solo agua, soda y también se puede pedir comida.