INSIDE YOUR MIND (Mi Princesa Suicida EDITADO)

Capítulo 1

La verdad sobre la sociedad, respecto a las últimas generaciones, es que, sea como sea, primero pensarán en ellos, una sociedad individualista, siempre atentas a lo que la pantalla les diga lo que está o no a la moda, corriendo hasta las tiendas para comprar un celular último modelo. Esas no son personas que viven, solo respiran, no escuchan, solo oyen, no observan, solo miran, no creen que algo pueda ser real, hasta que les ocurre.

Suelo observar mucho, el vaivén de las personas entre los pasillos, sollozos, risas, burlas, todos con la mente en su propio mundo, sin ver a quienes están a su alrededor. Grupos de adolescentes que se pierden entre la depresión y las drogas, jamás podría hablar respecto a eso, no conozco las causas, ni debería indagar en ello, pero conozco los efectos; cuerpos sin vida, contando minuto a minuto el tiempo restante para salir de algún lugar a continuar con sus miserables vidas, el sentimiento de culpa aflora de sus almas, tal vez hicieron cosas malas, tal vez dañaron alguien, quizás alguien los daño a ellos y nadie lo noto porque, como ya mencioné anteriormente, somos parte de una sociedad individualista.

En algún punto, algún adolescente cae, pensamientos que te llevan a la perdición, son fantasmas en tu mente que te ciegan, te atan de manos y pies, solo puedes gritar internamente, lloras, pero nadie puede notarlo. El silencio se ha vuelto tu mejor amigo, y cuando menos lo esperas, tienes cicatrices en alguna parte del cuerpo.

Cortes, rasguños, vacíos inexplicables entre cada mechón de cabello, moretones que no recuerdas, pero ahí están. Las marcas jamás se irán y continuarán día tras día recordando lo bajo que has caído, lo mal que lo has hecho, te atormentan, te juzgan, y cuando ya nada parece mejorar, aparece en tu mente una frase; todo es mi culpa.

Pocos podrían saber realmente lo que se siente pasar por diversos tipos de trastornos mentales, hay que vivirlo en carne propia para poder tener voz al respecto. ¿Cómo podría saberlo yo entonces?; soy Sara Morgan, una de las tantas personas invisibles dentro de la tan afamada "generación perdida".

[...]

El comienzo de clases era una de esas instancias en las que, por un solo segundo, piensas que las cosas marcharán bien, pero hay personas que aman las cosas tal y como están, esa típica reina de preparatoria que adora tener el control de todo y de todos, pues claro, en estos tiempos es cada vez más fácil, ya que la mayor parte de la escuela está esclavizada por la tecnología; Cloe Miller, la chica de mis pesadillas.

-Hey, Morgan. –cerré mi casillero y me volteé con una gran sonrisa.

-Cloe, que buen comienzo de clases me has dado con tu presencia. –acomodé mi bolso sobre mi hombro y volví a mirar hacia la chica. –¿sucede algo?.

-Vengo a prevenir simplemente. –se encogió de hombros. –ya sabes, debes tener cuidado con lo que haces, querida Sara. –acomodó detrás de mi oreja un mechón que llevaba suelto. –o lo que miras.

-¿Lo que miro?. –me sonaba bastante absurdo, pero el timbre no me dio tiempo de indagar más allá, lo cual no importaba, después de todo, eran palabras de una aspirante a princesa hueca.

-Mucho cuidado, tú sabes que mi trato hacia ti es especial. –se despidió con un repentino abrazo, seguido de un jalón de cabello muy discreto. Mi cara de fastidio podía notarse a millas. –adiós, querida, un gusto volver a verte.

Simplemente rodé los ojos y caminé hasta el salón, al entrar muchos voltearon, estoy segura de que esperaban a que este año no volviera, sentía murmullos y algunas risas, pero no podría afectarme de ninguna manera.

Al sentarme, guardé mis audífonos y saqué el cuaderno correspondiente a la clase, el profesor no demoró en llegar. Sentía susurros a mis espaldas, cuando ya comenzaban a fastidiarme de cierta forma, divisé como uno de los chicos a mis espaldas se cambiaba de asiento, justamente al que se encontraba junto a mí. Miré levemente por el rabillo del ojo, no recuerdo haberlo visto años anteriores, así que, uniendo puntos, pues si, efectivamente, era "lo que no debía mirar".