Capítulo 7

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Apenas habían pasado unos días desde que regresé a casa, el ambiente era denso, nadie quería hablar sobre lo sucedido. El funeral de Kris fue lo que hizo estallar la bomba, desde aquel día no he tenido comunicación con los chicos, mi madre se muestra preocupada, suele golpear la puerta de mi habitación dos veces por la mañana, la primera es para que despierte, la segunda para dar aviso de que saldrá de casa, ya sea a hacer las comprar o cumplir con su horario laboral, por la tarde me llama por teléfono, pregunta si he comido, si he hablado con alguien, si me he levantado; respondo a todo con negación y cuelgo, mi voz no sale, mi mirada no se despega de la ventana, siquiera estoy observando algo, simplemente estoy pensando, recordando a Kris, los buenos momentos junto a ella, sobre todo las aventuras que tuvimos desde pequeñas, pero siempre llego a aquella escena en la que la veía desfallecer frente a mis ojos.

A veces me gustaría pensar que pude hacer algo para salvarla, pero sé que no es así. No estoy bien, nuevamente temía de mi misma.

Fueron días eternos, las noches eran aún peor. Nada pudo evitar que los cortes regresaran.

[...]

Tom me ha marcado un par de veces, pero no he respondido, no he leído sus mensajes, no he dado señal, pero este chico jamás se ha rendido, no lo haría ahora.

Solo pasaron un par de minutos desde la última llamada hasta que escuché el timbre, deducía que mamá tendría las llaves, así que debía ser alguien más, yo sabía bien de quién se trataba.

Me levanté de la cama y me cubrí con la manta, caminé hasta las escaleras y una vez que llegué a la planta baja, apoyé la espalda contra la puerta.

-Tom, si eres tú debes saber que pierdes tu tiempo. –mi voz sonaba un poco rasposa.

-Necesitamos hablar. –su voz tampoco era la mejor.

-Aléjate. –respondí de inmediato. -quiero estar sola.

-No puedes seguir evadiendo a las personas que amas. –gruñó desde el otro lado.

-Por favor. –supliqué. –esto no me hace bien.

-Estar sola no te hace bien. –corrigió.

Mis ojos se cerraron un par de segundos, la verdad es que tenía razón, pero aun así me aterraba el hecho de acercarme a las personas que quería, tan solo pensar en poder generarles algún tipo de daño hacía que me escondiera en mi propia mente; así mismo, el estar completamente aislada hacía que las voces aumentaran el volumen y me paralizara. Creo haber perdido la cuenta de la cantidad de crisis que he sufrido esta última semana.

Me separé de la puerta y la abrí, entonces pude observar el color verde de aquellos ojos que me miraban con terror y preocupación. Mis manos temblaban.

-Morgan, no puedes seguir así. –me envolvió entre sus brazos y caminamos hasta la sala luego de cerrar la puerta.

No sabía cuál era mi aspecto pero podía imaginarlo. Tom me dejó sentada sobre el sillón, preparó dos tazas de café, un par de aperitivos y los llevó hasta la mesita frente a mí, me extendió una taza, la cual acepté, se sentó a mi lado, me rodeó con su brazo y permanecimos en silencio un largo tiempo.

-Tengo miedo. –solté de pronto.

-Lo sé. –acarició levemente mi espalda. –entiendo, pero debes ser fuerte.

-No lo soy. –susurré. –no puedo serlo, Kris sabía todo sobre mí, hasta el más mínimo detalle, siento que perdí parte de mi vida.

-Sara, es importante que mantengas la calma frente a esto, sino puedes cometer una locura. –respondió de inmediato.

INSIDE YOUR MIND (Mi Princesa Suicida EDITADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora