Capítulo 17

5 1 0
                                    

El frío se apoderó de las calles por el resto de la semana y la siguiente, la lluvia no cesaba, así como el trabajo, aunque era algo habitual debido a las circunstancias, el frío claramente llamaría a la clientela; en estas situaciones el lugar tenía ese calor de hogar que se necesita para alegrar un poco la jornada y continuar con las labores, Gloria lo sabía muy bien.

Mi rutina comenzó a tomar forma; todas las mañanas me iba con Mike hacia la cafetería, cada día era nuestro primer cliente, mientras bebía su café charlaba con Gloria quien parecía estar fascinada con sus historias, por otro lado, David y yo nos alistábamos para recibir a la gente. De cierto modo ya intuíamos qué tipo de persona entraría por esa puerta, de vez en cuando apostábamos, aunque no era un misterio que los primeros en cruzar esa puerta serían los oficinistas en práctica, solían aparecer, beber su café rápidamente y ordenar un par de pasteles para llevar, según David los pasteles se los darían a cada jefe para disculparse por el atraso. Cuando el reloj marcaba las 11:20hrs. Mike se despedía, comentaba que ayudaba a su padre con un par de trabajos, pero jamás mencionó de qué trataban.

El mal clima nos trajo un par de inconvenientes, repentinos cortes de luz, por ejemplo; para entonces Gloria y yo caminábamos con una linterna hasta la salida trasera y revisábamos los fusibles, yo sabía que el problema se solucionaría de inmediato, pero aun así la mujer quería cerciorarse de que nadie los hubiese dañado a propósito.

David parecía disfrutar los días lluviosos.

Cuando era momento de comer, cerrábamos, charlábamos un par de minutos mientras devorábamos los deliciosos sándwiches de Gloria y luego limpiábamos por completo el lugar. Muchas veces convertimos la limpieza en un show con canto y baile.

Llegaba el momento de abrir nuevamente y entre las cuatro y nueve treinta se formaba una fila numerosa junto al mostrador de la cafetería. Eran las horas de más trabajo.

Al finalizar el día, limpiábamos por última vez, nos despedíamos de Gloria y David me acompañaba de regreso a casa. Ya dentro podía encontrar a mamá o a Mike, por algún motivo siempre estaba uno o los dos esperándome con la cena, yo insistía en que temían en dejarme sola, pero me lo negaban constantemente. El rubio se excusaba con que quería pasar las noches junto a mí, ya que durante el día era algo imposible. Mamá solo dependía de sus turnos, pero era algo a lo que ya estaba acostumbrada.

Mike se había comportado como nunca durante los días anteriores, se veía feliz y me transmitía su alegría. Muchas noches me dormía entre sus brazos sobre el sofá de la sala, a veces sucedía mientras charlábamos o mientras veíamos televisión, era algo que no podía evitar, el cansancio aumentaba en mí cada día y con justa razón, pero estaba feliz. Al día siguiente despertaba en mi cama y comenzaba mi rutina una vez más.

[...]

La lluvia se hacía parte del día a día, era algo lindo en realidad, los pocos minutos que pasaba en la calle eran dignos de disfrutar.

-Solo un par de días y ya eres el favorito de Gloria. –bufé mientras me arreglaba el cabello.

-Soy encantador. –alardeó el rubio mientras apoyaba su cuerpo contra el marco de la puerta.

-Quisieras. –interrumpió David. –lamento arruinar tus sueños y esperanzas, pero yo soy el favorito.

-Bien, mientras lo deciden yo comenzaré a trabajar, que, por cierto, es a lo que hemos venido. –golpeé el brazo de ambos al pasar junto a ellos y salí de la habitación.

Tomé el paño que se encontraba sobre el mesón junto a la cocina.

Me pareció extraño que las calles estuvieran vacías, algo me decía que ese día no tendríamos mucho trabajo.

INSIDE YOUR MIND (Mi Princesa Suicida EDITADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora