Cavillaciones por tu Ausencia

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Melancólicos pensamientos me afectan y es solo gracias a tu ausencia.

Dedicado a una gran amiga mía: Andy

Candy
Drama-angustia
Publicado originalmente el 23 de septiembre del 2011 en fanfiction.

Tal vez nunca supe quien eras en realidad y tal vez nunca supiste lo suficiente sobre mí; pero lo único que es cierto es que eso ya no importa

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Tal vez nunca supe quien eras en realidad y tal vez nunca supiste lo suficiente sobre mí; pero lo único que es cierto es que eso ya no importa.

El dolor que ahora existe en mi ser es sólo el instinto reflejo de tu ausencia, esa ausencia que me hace más débil, pero que espero, en un futuro posterior, sea una fuerza para intentar seguir luchando por aquellos propósitos que alguna vez te confié.

El recuerdo de tantas charlas, bromas e incluso peleas; invaden mi memoria y empañan mi vista gracias a silenciosas lágrimas amargas, lágrimas que sólo son expuestas al aceptar o mejor dicho, al intentar aceptar que no volverás.

Ahora más que nunca me siento sola, Terry debe estar en Nueva York con Susanna, Albert desapareció y tú... tú has muerto, has muerto en esa tonta y absurda guerra; y me frustra aún más el hecho de que jamás podré saber qué fue lo que pasó en realidad, sólo sé que sucedió, durante una temible batalla, sucedió sin que pudiera hacer algo al respecto; sin que pudiera, mínimo, intentar algo para evitarlo.

Me pregunto; ¿qué tenías en mente en esos últimos instantes?

Tal vez pensabas en tu amada Patty o en tu querido hermano Archie o quizá, sí es que soy digna de ello, en mí.

No puedo evitar recordar todas esas locuras que vivimos juntos, todos tus inventos y todas tus ocurrencias. Fui feliz; fui muy feliz cuando armaste ese auto, fui feliz cuando se destartalo y caímos al lago; fui feliz cuando armaste ese aeroplano y es que, ¿cómo olvidar que en pleno vuelo todas las partes comenzaron a desaparecer y saltamos justo a tiempo, antes de que explotara en las alturas?

Stear, mi querido Stear; siempre tan ocurrente, tan buen amigo; si soy honesta, luego de Albert, es en ti en quien más confiaba, fuiste tú quien mejor sabía cómo animarme o como hacerme reír cuando más triste me sentía.

¿Por qué tus inventos nunca funcionaban?

Tal vez porque te hacía falta más experiencia, pero al final superaste toda expectativa y me diste el mejor de todos, la clara muestra de que cada vez eras mucho más hábil; la cajita de la felicidad. Ese gesto lo aprecié siempre y espero que puedas entender porque no puedo conservarla más. En su momento me fue de gran ayuda, pero ahora ella la necesita mucho más, y es que, todo sucedió tan rápido, un momento todo estaba bien y al siguiente, al siguiente ya no existías...

Tu muerte ha resultado tan trágica para mí, pero tan insignificante para aquéllos que detrás de un escritorio están seguros, sanos y salvos; dando órdenes para que otros perezcan al igual que tú.

¿Por qué existe la guerra?, ¿por qué existen sucesos tan desgarradores como esos?

Mis ojos arden, están rojos e hinchados gracias a esas lágrimas que sigo dejando escapar mientras con manos temblorosas intento abrochar mi vestido, mientras la soledad me acecha más que nunca.

—Albert ¿Por qué te fuiste ahora que te necesito tanto? —sollozo sin poder resistir más, suplicando por un poco de apoyo—. ¿Por qué Terry se tuvo que quedar con Susana?

Sólo el silencio me responde y una vez más trato de controlarme, mi cabello enredado me desespera, intento cepillarlo pero no logró hacerlo bien y de mala gana peino mis típicas coletas esperando a que no se noten los nudos que quedaron por ahí.

—Tal vez sea hora de un cambio —me aconsejo frente al espejo, tratando de animarme—. Hoy debo ser fuerte por Patty, ella me necesita, ella no debe verme llorar o se derrumbara aún más. Debo ser fuerte; siempre logró ser fuerte y salir adelante, eso es lo que hubieras querido.

Ser fuerte, intentar no llorar, tratar de tener la frente en alto, salir adelante. Se dice fácil, pero no lo será. Aunque sé muy bien que con tu ayuda lo conseguiré, porque fuiste tú uno de aquéllos que siempre me apoyó y no te defraudaré.

—Stear. Adiós; Stear. Buen viaje mi querido amigo —digo al viento evocando tu imagen—. Algún día volveremos a bromear juntos, algún día volveré a escuchar tus consejos o a reír con tus desastrosos inventos —siento las lágrimas intentando volver a salir y por instinto cierro los ojos con fuerza—. No lloraré, seré fuerte porque hay quienes necesitan de mi; Patty y Archie. ¡Oh Stear! Danos esperanza, danos entereza. Ayúdame. Ayúdame desde donde estés, ayúdame como lo hiciste antes, ayúdame a encontrar un camino y a volver a sonreír con sinceridad...

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