Capítulo 7

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-Buenos días- saludó Darién entrando al consultorio de Andrew

La rubia quedó boquiabierta, ¿que estaba haciendo Darién ahí?, tenía que ser un error, pero era más que obvio que no lo era y pensar que podía ser un paciente estaba descartado, la bata que llevaba puesta lo confirmaba.

-Serena, te presento a tu jefe- señaló Andrew a su amigo

¿Jefe?, ¿Había escuchado bien?, seguro estaba dormida y eso era un sueño...sí, eso tenía que ser un mal sueño, pero la voz de Andrew, la hizo caer en la realidad.

-¿Serena...te pasa algo?- le preguntó Andrew al ver lo pálida que se había puesto.

Darién estaba mirandola fijamente, estaba seguro que su rubio tormento tenía ganas de salir huyendo, así que se felicitó internamente por el hecho que firmará el contrato antes de verlo.

-N...no Andrew, disculpa-dijo Serena sin poder reaccionar

-Bueno, como te decía el Dr Darién Chiba es el director de la clínica y a partir de mañana vas a ser su secretaria- 

-Bienvenida Serena, un placer que trabajes con nosotros- saludó Darién dándole un beso en la mano.

Serena se ruborizó, la atracción que sentía y el amor que le tenía era un arma de doble filo para ella, esperaba poder resistir la tentación y no caer en sus brazos.

Darién adoraba ver como se sonrojaba a su toque, tenía que solucionar su situación para poder ser libre, y poder estar con ella, lo primero era hablar con Neherenia.

Neherenia estaba en su oficina hablando con Setsuna, su mejor amiga, se estaba desahogando.

-No se que decirte amiga- le dijo Setsuna cuándo ella terminó de hablar.

-Me duele sentirlo tan distante, es la primera vez que pasamos por algo así- 

-¿No será que tiene una amante?- preguntó su amiga

Lo que Neherenia no sabía, es que Setsuna tenía una obsesión con Darién, e iba a aprovechar para conquistarlo.

-No creo, él no es de esos, en todo este tiempo que llevamos juntos siempre respeto nuestro matrimonio- 

-Sólo no lo descartes- le aconsejo Setsuna

Hablaron un rato más hasta que se despidieron, las palabras de Setsuna daban vueltas en su cabeza, no quería creer que ese era el motivo del alejamiento de su esposo.

En la noche estaban en la mesa cenando, la tensión que había se podía sentir en el aire.

-Hija ¿como estuvo tu día?- preguntó Neherenia 

-Bien…- fue la simple respuesta de la rubia.

No sabía si decir o no a su madre que empezaba a trabajar con su marido.

-Serena no te olvides que mañana es tu primer día de trabajo-  habló de pronto Darién

-No sabía, que le habías propuesto a mí hija trabajar con vos- dijo Neherenia desconcertada

-Es que no le dije, de casualidad envio  c.v a la clínica, y Andrew la contrató sin saber quién era- respondió Darién sin mirarla

Serena prefirió mantenerse callada, la situación era incómoda, ni ella misma sabía que iba a pasar estando trabajando con él.

Siguieron comieron en absoluto silencio, Neherenia tenía planeado seducirlo, reavivar su matrimonio, no estaba dispuesta a perderlo.

Una vez terminada la cena Darién se encerró en el despacho, estaba feliz de poder pasar más tiempo con su rubio tormento, y a la vez preocupado de cómo podría tomar Neherenia, la separación.

Subió al dormitorio que compartía con ella, se asombro al ver que estaba todo iluminado con velas aromáticas y una leve música sonaba, cerró la puerta al entrar, dispuesto a hablar con Neherenia.

La vio salir del baño con un conjunto que no dejaba nada a la imaginación, en otro momento verla así lo volvía loco, ahora no tenía ninguna reacción, ya no le provocaba nada y sólo pensaba en lo difícil que iba ser poder hablar.

Neherenia se acercó de manera sensual, pasó sus manos por el cuello del pelinegro y lo besó, pero él no reaccionaba, así que empezó, sin dejar de besarlo, a bajar las manos por su cuerpo, hasta llegar a su miembro y acariciarlo por arriba del pantalón.

Darién la apartó delicadamente, miró la cara de desconcierto que tenía ella en ese momento, ¡sí que iba a ser complicado!.

-Tenemos que hablar- dijo el pelinegro

-¿Ahora?, por que mejor no tenemos un momento para nosotros- contestó de manera sensual

-No Neherenia, vamos a hablar ahora- 

-Está bien- se resigno ella

-Necesito un tiempo…- empezó a hablar

-¿Un tiempo?, ¿lo estás diciendo en serio?- preguntó sin poder creer lo que estaba escuchando

-Escúchame, necesito estar solo, hace tiempo que ya no me siento cómodo con está relación- esperaba que ella entendiera

-¿Estar sólo?, ¿cómodo?, ¡TE ESTÁS ESCUCHANDO!-  gritó furiosa

-Neherenia cálmate… hablemos civilizadamente- pidió el pelinegro

-Querés que hablemos como personas civilizadas, que me calme… como si pudiera, cuándo MÍ MARIDO, viene y me dice que necesita no se que carajos de tiempo, que después de años me sale con que no se siente cómodo, ¡UNA MIERDA DARIÉN!- 

Neherenia estaba furiosa, triste, tenía una mezcla de emociones, lo que menos se imaginaba era estar teniendo esa conversación, ¿en que momento su matrimonio se enfrió de esa manera?, no estaba dispuesta a perderlo.

-Escúchame bien Darién, no pienso separarme, no sé que te esta pasando, pero no voy a tirar todos estos años a la basura por un capricho tuyo-advirtió Neherenia

Darién no dijo nada, agarro algo de ropa, lo metió en una mochila y salió de la habitación, en el estado que estaba Neherenia era imposible mantener una conversación, no quería escuchar, y mucho menos aceptar que no había solución para su matrimonio.

Neherenia agarro un jarrón y lo tiró con rabia contra la puerta al cerrarse, se sentó en el piso a llorar, tenía que hacer algo para recuperarlo.

Ya una vez había perdido a Apolo y a su hija, con Darién no iba a cometer el mismo error, iba a averiguar y si había otra mujer, no se iba quedarse quieta y ver como le quitaban su marido.





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