Capitulo 4

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1 mes desde que Serena está viviendo con su madre... 1 mes que Darién no puede dejar de pensar en la rubia… 1 mes que la atracción y el amor que ambos sienten cada vez es más fuerte.

Serena ese mes trató de evitar estar cerca del pelinegro, ver como su madre lo abrazaba y le decía palabras de amor, la ponía celosa, era consciente que no tenía ningún derecho en sentirse así, pero no lo podía evitar, se había enamorado de alguien prohibido y tenía que enterrar ese sentimiento lo más pronto posible.

Se anotó en la universidad para despejarse, decidió estudiar medicina y estaba tratando de conseguir un empleo para pasar el mayor tiempo posible fuera de la casa hasta que vuelva a vivir con su padre  

Estaba con dos chicas que había conocido en las semanas que llevaba estudiando cuándo recibió una llamada

-Hola- contestó Serena 

-¿Serena Tsukino?- dijo una voz de hombre al otro lado de la línea 

-Sí, ¿quién habla?-preguntó curiosa

-La llamó de la clínica milenio de plata por su solicitud para el puesto de secretaria, ¿puede presentarse mañana a las 11:00 am?- 

-Sí, claro- respondió la rubia feliz

- Ok, nos vemos mañana a esa hora, pregunta en recepción por Andrew Furuhata, ese es mi nombre- 

-Gracias, nos vemos mañana- se despidió Serena

Las chicas la miraban con curiosidad, la cara de felicidad de la rubia delataba que era una buena noticia la que había recibido.

-Por esa cara de felicidad, seguro es una buena noticia- dijo Mina

-Me llamaron por la solicitud de empleo que solicite en Milenio de Plata- contó Serena feliz

-Me contaron que el director de esa clínica está más bueno que comer pollo con la mano- expresó Mina divertida 

-¡Mina!- la reprendieron sus amigas 

-Siempre igual, pensando en sí es guapo o no- dijo Amy divertida 

-Ya basta, deja tranquila a Mina- dijo Serena conteniendo la risa 

Las chicas empezaron a reírse, desde que se conocieron se llevaron bien, las tres estudiaban la misma carrera.

Fueron a tomar algo a la cafetería había en la universidad, entre risas y charlas de como estuvieron sus clases, pasaron la tarde.

En la clínica Milenio de Plata estaba un pelinegro atento a una llamada telefónica, esperaba que la persona a la que habían llamado aceptara.

-¿Y?- preguntó impaciente Darién apenas vio que su amigo cortó

-Mañana a las 11 viene a la entrevista- informó Andrew

-Gracias por tu ayuda, si yo la llamaba se iba a negar- agradeció el pelinegro

-Estás jugando con fuego Darién, es mejor que te separes y hagas las cosas bien-  Andrew estaba preocupado por su amigo

-Lo sé, y en eso estoy, ya con Neherenia no pasa nada, no puedo estar con ella cuándo tengo metida a Serena todo el tiempo en la mente y en el corazón- se sinceró el pelinegro

-Estás complicado amigo- afirmó Andrew

Siguieron hablando sobre los pacientes, aunque el pelinegro no prestaba mucha atención, no sabía como se iba a tomar Serena que él fuera el director de la clínica, pero necesitaba tenerla cerca, se había dado cuenta que ella lo estaba evitando,y eso lo tenía ansioso.

Así pasaron el resto del día ambos metidos es sus cosas y sin dejar de pensarse.

Neherenia estaba preparando todo para la cena, estaba pensativa en ese mes no pudo acercarse a su hija, y encima notaba a Darién cada día más distante, ya no hacían el amor, aunque ella sabía que el pelinegro la quería pero no la amaba, siempre él estaba dispuesto a complacerla aunque después no la abrazara, y se le diera la espalda para dormir.

Escuchó que la puerta principal se abría y fue al ver quién era 

-Hola hija- dijo al ver que era Serena 

-Hola- contestó la rubia cortante como siempre

-En un momento va a estar la cena- dijo Neherenia con la esperanza que ese día cenara con ellos 

-Voy a cenar en mi cuarto, estoy cansada- Serena había tomado la decisión de cenar en su cuarto para ver no ver las demostraciones de amor entre el pelinegro y su madre.

Sin darle tiempo a contestar subió las escaleras para encerrarse en la habitación, esa era la rutina que tenía todos los días. 

Darién había entrado en la casa, y vio a Neherenia mirando hacía las escaleras.

-Hola Nehe, ¿pasó algo?- pregunto Darién

-No amor… bueno sí… lo de siempre, Serena va a cenar en su cuarto, ya no se como acercarme a ella- dijo Neherenia con tristeza

El pelinegro al escuchar que la rubia no iba a cenar con ellos se decepciono, quería verla, escuchar su voz, que lo mirara con esa mirada celeste que lo hechizaba, se obligó a salir de sus pensamientos cuando escuchó al ama de llaves que ya estaba servida la cena.

Durante la cena hablaron de que hicieron en el día, Neherenia le contó al pelinegro que iba a volver a la empresa familiar para seguirla dirigiendo.

En la habitación Serena estaba cenando sola, era lo mejor, tenía que arrancar el amor que sentía por el marido de su madre, y creía que eviatndo estar en el mismo lugar que él lo iba a lograr, o eso quería creer ella, por que por más que se resistiera cada día lo amaba más.

Una vez que Lita, una de las chicas que ayudaban en la casa retiró la bandeja de comida, la rubia se acostó a dormir, no podía evitar pensar, que en ese momento Darién y su madre ya estarían acostado e incluso haciendo el amor, tenía que detener esos pensamientos por que la lastimaban, sin darse cuenta las lágrimas empezaron a caer, y así con el corazón doliendo por no poder estar con el hombre del cual se había enamorado se quedó dormida.

Una vez qué terminaron de cenar, se fueron a dormir, mientras el pelinegro estaba en el baño, Neherenia aprovechó para ponerse un babydoll, esa noche tenía pensado estar con su marido, lo necesitaba.  

Darién salió del baño encontrándose con su esposa en medio de la cama, no podía negar que Neherenia tenía un cuerpo de infarto… pero no le generaba nada, no podía estar con ella sin pensar que estaba engañando a Serena, era una locura, pero eso es lo que el sentía.

Se acostó intentando evitar las intenciones de su esposa, pero no fue posible, apenas se acostó ella lo abrazó por la espalda, empezó a acariciarlos, besándole la espalda y bajando una de sus manos a su miembro, él cerró los ojos y empezó a imaginarse que era Serena la que estaba con él ahí en ese momento, de inmediato su miembro reaccionó al toque de aquella mano femenina.

Neherenia aprovechó la excitación del pelinegro para meter la mano dentro del pijama y los boxers, y empezar a acariciarlo.

De un momento a Darién, se dio vuelta sin abrir los ojos, y empezó a besarla con hambre, estaba como loco, en su mente era la rubia quien lo estaba acariciando.

Neherenia empezó a desvestirlo, mientras el pelinegro hacía lo mismo con ella, una vez los dos desnudos, ella empezó a besar su pecho, pasando por los abdominales, hasta llegar a el miembro de su marido y empezar a lamerlo como su fuera una paleta.

Darién estaba disfrutando, hasta que salió del trance cuando escuchó la voz de Neherenia diciendo cuanto lo extrañaba y necesitaba.

Abrió los ojos y se levantó de golpe, se vistió lo más rápido que pudo y salió de la habitación, dejando a una Neherenia confundida.  

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