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Capítulo 25

El dulce aroma de sus feromonas invade cada rincón de la habitación de Tanjiro, su cuerpo tiembla con anticipación, la vista que tiene el omega es increíble, el cuerpo musculoso y tonificado de su alfa lo deja fascinado, deseando probar más de él. Con sus delicadas manos toma el rostro de Giyu y lo acerca al suyo, para posteriormente undir sus bocas en un beso tan suave y gentil, combinando el sabor de sus salivas.

Las manos de Giyu se pasean lentamente desde las caderas hasta el pecho del omega, donde se detiene para acariciar los rosados pezones con sus dedos, haciendo jadear a Tanjiro en medio de ese beso.

Su cabeza daba vueltas, ya estaba fantaseando sobre la manera en la que lo haría llegar al éxtasis. Tanjiro llega a su límite y rompe el beso de manera brusca, este jadea en busca de aire por unos pocos segundos, ya que en un movimiento rápido Giyu toma las esbeltas piernas de su pareja para separarlas, teniendo una maravillosa vista, capturaba el momento con sus orbes azul zafiro resplandecientes a un Tanjiro con una pequeña capa de sudor sobre todo su cuerpo, algunas gotas de sudor recorren desde su pecho y bajan lentamente hasta su V.

－Eres tan perfecto－ sólo bastaba eso para satisfacer a Giyu de manera visual.

Necesita devorarlo.

Las mejillas del pequeño omega se tiñen de un intenso color rojo y los latidos de su corazón se aceleran. Su espalda se arquea de sobre manera en cuanto siente el cálido aliento de Giyu en su miembro y como reflejo toma las hebras azabaches con ambas manos.

－¡Ah!~－ se sentía tan jodidamente bien, su pene estaba siendo succionado y humedecido por la lengua del alfa, recorriendo desde la base hasta la punta.

Las gotas de sudor y de saliva se combinaban al bajar a sus redondos glúteos, haciendo estremecer al omega, y aún sumergido en el placer, éste aleja el rostro de Giyu de su entrepierna y lo empuja quedando ésta vez Tanjiro arriba de este, y sin dudarlo, sus traviesas manos acarician cada cuadro de sus abdominales hasta llegar a su caliente, duro y erecto miembro.

El pequeño escalofrío de sólo pensar que eso entraría en el lo hacía sentir más ansioso de ello.

－Brinca para mi－ la orden no es el todo cumplida.

Su conejito toma el duro pene con su manos, frotandolo lentamente de la punta hasta la base, tan sólo lo quería torturar un rato, un pequeño castigo por dejarlo durante varios días. Tanjiro levanta sus caderas y da pequeños brinco sobre su pelvis, frotando contra su rugosa entrada y mojando su pene   con sus fluidos tan resbaladizos y viscosos.

－Alfa~ Mm~－ Giyu se estaba volviendo loco, su miembro palpita, pidiendo urgentemente ser tratado －Alfa~ Si quieres entrar en mi sólo pídelo~－

Sus ojos color rubí desprenden amor y lujuria, pensó por un momento que Giyu no lo complacería, pero lo cierto era que ya no aguantaba más. El alfa tomó las manos de Tanjiro y lo acostó rápidamente boca abajo. Antes de poder decir una sola palabra uno de los dedos Giyu estaba invadiendo su boca, y como reflejo levanta su cadera sintiendo nuevamente la dureza de su miembro. Puede escuchar los gruñidos de Giyu, su cálido aliento toca su oreja derecha y aquello lo hace estremecerse.