- ¡Oye! No me ignores.Habían pasado unos minutos desde que el pelinegro soltó esa pregunta de repente, seguían allí en la cafetería, Yangyang decidió que ese era el momento perfecto para hacer la tarea, realmente no quería hablar de ello cuando aún no terminaba su comida.
El tailandés esperaba por su respuesta.- Es solo un viejo amigo y mi compañero de cuarto, ¿feliz? - Soltó tratando de mantener su semblante serio.
- Sí. - Sonrió cálidamente.
La mirada del pelinegro se dirigió a las manos del menor, éstas estaban en empuñadas, era obvio que había algo más, pero no preguntaría si al rubio le costaba hablar de ese tema.
Su rostro se tornó en una expresión triste.
- Lo siento.
- No es nada, de verdad. - Rápidamente dijo el rubio al notar lo frío que sonó aquello, evitó la mirada atenta del mayor. - Es una tontería en realidad, no te preocupes. - Sonrió mirándolo a los ojos.
- Ajá, cuando estés listo para contarlo, aquí estaré para ti, ¿si? - Como si hubiera visto a través de sus ojos, le miró con un semblante cálido y se sintió culpable.
Cerró sus libros para guardarlos dentro de su mochila, mientras que Ten volvió a tomar de la pajilla de su café.
- ¿Puedo ir a tu departamento hoy? - Preguntó y los ojos del pelinegro brillaron.
- ¡Claro! Podemos ver películas, sería como una pijamada. - Propuso con emoción, contagiando al rubio.
(...)
Cuando terminó su última clase, se dirigió a la salida, donde se encontraba esperándole Renjun.
El rubio dejó su mochila a su dormitorio, para después caminar hasta la parada del autobús.- El lugar tiene una vibra vintage, en realidad es muy lindo. - Dijo el más bajo cuando pregunto por el establecimiento. - Oye, ¿al menos sabes cocinar?
- ¡Por su puesto! solo que lo que mejor sé hacer son postres. - Contestó, recordando sus intentos fallidos de hacer carne a la parrilla, kimbap, bulbulgi, spaghetti, pizza... Y la lista seguía.
- Woah, ¿cómo es que sobrevives? ¿Sólo comes azúcar? - Cuestionó sorprendido.
- Eh, no, como en la cafetería de enfrente de los dormitorios. - Dijo con obviedad.
En ese momento llegó el autobús que los llevaría, según Renjun, enfrente de la resposteria.
Y así llegaron, el lugar era muy muy bonito. Con tonos rosas pastel y muebles marrones y de madera brillante, un mostrador enorme con pasteles, galletas, pastelillos, waffles, dentro de él. Habían dos personas que estaban comprando un pay, y otras dos que tenían uniforme. Mientras la pareja salía, Renjun se acercó al cajero.
- Sungchan, ¿ahora eres el que atiende?
- Hyung, tanto tiempo. - Saludó con una sonrisa. - Sí, Daehwi renunció hace unos meses. - Respondió, Renjun asintió, Sungchan desvió su mirada hacia el rubio que acompañaba al mayor.
- ¡Oh! Él es Yangyang, vino por el puesto de... - Presentó al rubio dejando las palabras al aire. - ¿Qué era lo que solicitaban? - Preguntó
- De cajero, ya que en realidad yo hago las entregas a domicilio. - Aclaró
- Bien, es un gusto, ¿Sungchan, no? - Yang sonrió.
- Sí, Igualmente. - Dió una pequeña reverencia. - El gerente está en su oficina al fondo. - Señaló una puerta con un letrero de "gerente".

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𝚜 𝚘 𝚏 𝚝 𝚌 𝚘 𝚛 𝚎 «𝚡 𝚒 𝚊 𝚘 𝚢 𝚊 𝚗 𝚐»
Fiksi Penggemar«cada vez que te beso, puedo oír el sonido de la ruptura» Xiaojun jamás pensó en lo adictivo que serían los labios de su fastidioso roommie... →Xiao Dejun & Liu Yangyang.