3. Fin del trayecto

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Audiófono: señores pasajeros del sesto vagón- empecemos a reír todos los del vagón- les informamos que la siguiente parada es en Austonia. Tienen diez minutos para prepararse antes de llegar a su destino.

Aún seguía riendo, no podía parar. Si, es una idiotez reír por eso pero soy de risa fácil y por lo visto no soy la única.

- No puedo parar de reír- Dijo Erwan.

- Ni yo.. Ay, sesto..

Cuando me calmé miré mi reloj y empecé a hablar.

- Te quedan 7 minutos.

La verdad es que no quería irme, tal vez no nos volveríamos a ver y me lo estaba pasando realmente bien.

- ¿Eres de Austonia?

- En realidad no.

- ¿Entonces?

- Hay muchas cosas que no sabes de mi.

- Pues dame la oportunidad de saberlas dándome tu numero. No querrás que esta historia quede en este sesto vagón.

Los dos empecemos a reír hasta el punto que llegaron a salir lágrimas. Ese chico no era un chico cualquiera, no solo quería ligar y ganarse mi numero por una apuesta.

- Quiero saber si nos volveremos a ver. -Me dijo él seguido de una sonrisa.

- Todo depende de ti, no te lo dejaré fácil.

- Tengo el tiempo suficiente.

- A ver si es verdad. -Le dije con un toque misterioso.

- Aunque no lo consiga, sé que nos volveremos a ver. -Dijo serio.

- ¿Por que lo das por seguro?

- ¡Erwan, necesitamos los billetes! - Gritó uno de sus amigos interrumpiendo la conversación mientras se acercaba a nosotros.

Ese chico tenia el pelo moreno claro con los ojos marrones verdosos. Era mono la verdad, tenia una cara dulce y alegre.

- ¿Por que?

- El revisor a pasado a ver los billetes.

Se puso la mano dentro de la chaqueta.

- Por cierto, hola- Me sonrió el ojiverde.

- Buenas- Le devolví el saludo con una sonrisa.

Erwan le dio los billetes al ojiverde con una sonrisa y él le guiñó el ojo y luego me miró.

- Lo siento.

- No pasa nada.

- Por donde íbamos..

- Perdonen, ¿vuestros billetes parejita? - Nos dijo con desprecio un hombre alto y a decir verdad obeso.

Erwan y yo nos miremos con duda.

- ¿Me van a dar los billetes o no?

Le dimos los billetes y al ver que ya se fue nos miremos y empecemos a reír.

- Amargado de la vida.. Dijo mirándolo mal.

- Se nota, nos tiene envidia- Dije imitando la cara de whats app con gafas de sol.

Nos reímos con pocas ganas. Miré el reloj y enseguida sonó el aviso para bajar a la parada.

- Lo siento, me tengo que ir. - Dije cogiendo las maletas y levantándome.- ¿Quieres mi numero?

- No he conseguido saber las cinco cosas, no siempre se gana.- Nos sonreímos.

Me ayudó con las maletas y antes de irnos me cogió de la cintura y me susurró una cosa al oído.

- Te prometo que esta no será la última vez que nos veremos.

Lo miré a los ojos y él hizo lo mismo. Sonreí y el miró como lo hacía y provocandole a él otra sonrisa la cual yo miré. Esos segundos fueron eternos.

El sexto vagónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora