Solo estoy aguantando por esta noche...
¿Cuándo dejé de soñar con una vida normal?
¿Cuándo dejé de valorarme?
¿Cuándo les permití usarme como juguete?
Todas las preguntas me llevan a la misma respuesta, tú.
Desde que tú me heriste, cerré mis ojos al...
Un día lunes fui dado de alta, llevaba en mi mano una receta de vitaminas y una dieta balanceada que debía seguir. La tiré en el primer basurero que encontré. Me sentía libre, ya no había nada, ni nadie que me atara a este mundo tan injusto.
Llegué a mi cuarto, limpié todo y saqué mi cama, la ofrecí a mis vecinos, los del último cuarto, un par de omegas que apenas y lograba pagar el cuarto entre dos, me dieron un poco de dinero por ella, vendí mi mesa y mi estufa también. Salí del complejo de habitaciones a buscar una librería, compré un sobre de papel manila y escribí el nombre y la dirección de Kacchan en él, caminé hasta la oficina postal y pagué el envío. Sabía que lo que iba en ese sobre era una nada comparado con lo que se había pagado por mi estadía en el hospital.
<Lo siento Kacchan... ya no podré pagarte el resto> Caminé sin rumbo, ya no había un lugar al cual volver, tampoco alguien por quien seguir, pero aún era temprano, quería ver un último atardecer.
Sería la última imagen que vería, ese sería un buen final.
Pasé viendo las vitrinas llenas de ropa, elegantes muebles, hasta una tienda de artículos para bebés, sonreí, hubiera sido lindo tener un cachorro con Kacchan, pero eso era algo que nunca ocurriría, él ya nunca volvería por mí. Todo había terminado. Caminé hasta las afueras de la ciudad al lugar que por meses había tratado con todas mis fuerzas de no recordar, el lugar donde me pediste matrimonio.
Aquel parque lleno de naturaleza donde, en un atardecer como el de hoy te inclinaste ante mí y preguntaste si quería ser tu omega por el resto de nuestras vidas. Yo sin dudarlo contesté que sí... ese era un bonito recuerdo.
La luz del cielo comenzó a cambiar de los cálidos tonos naranjas a unos más fríos, era hora. Mi corazón latía con fuerza en mi pecho, mis manos temblaban al sujetar la baranda del puente, la caída no era muy alta, pero esperaba que las aguas frías de ese profundo río fueran suficientes para acabar con mi insignificante existencia.
Respiré profundo, logré ponerme de pie en esa delgada estructura de metal, mi vida comenzó a pasar frente a mis ojos, pude ver la sonrisa de mi madre, la espalda de mi padre al marcharse de nuestras vidas. Los bellos ojos rubí de Kacchan, hasta el color de su cabello y el calor de sus brazos, suspiré deseando sentirlos una última vez, pero sabía que, para un omega como yo, era demasiado pedir.
Un paso al frente y cerré los ojos, pero el impacto que esperaba con las aguas del río no llegó, una mano sujetó la mía antes de caer.
—¡Maldición Deku sostente! — Eras tú.
—Déjame ir Kacchan, ya no tengo nada porqué seguir... lo siento— pude ver en tu rostro la desesperación.
—¡No te dejaré caer Deku! ¡Escúchame! — Comenzaste a tirar de mí, no tenía la fuerza para resistirme, quería hacerlo, que me soltaras y caer hasta perderme en la profundidad de las aguas, pero tu rostro lleno de lágrimas me impidió hacerlo, nunca me gustó verte llorar.
—Por favor, Deku, quédate conmigo, por favor— Me tomaste entre tus brazos, me abrazaste con tanta dulzura, no podía entenderlo ¿por qué?
—¿P-por qué? — Mi cuerpo temblaba de frío y de miedo, ya no quería vivir más, todo había perdido su color, ¿por qué no me dejas ir?
—Lo siento, llegué al hospital, pero ya te habían dado de alta, creí que regresaría a tiempo, lo siento Deku, debí explicarte lo que haría— Llorabas como nunca antes había visto.
—¿Qué cosa Kacchan?
—Fui a enfrentarme a mi madre, viajé hasta Tokio, antes de recuperarte quería dejarle claro a la bruja que nadie ocuparía tu lugar, tuve que renunciar a mis acciones en la empresa Bakugo, pero no me importa ¡Tú lo vales Deku!
—... no...
—No te atrevas a decir que no ¡Deku tú vales más que todo en este mundo! ¡Eres mi omega, nunca dejaste de serlo! Por favor regresa conmigo.
—C-creí que te daba asco... Kacchan, ya no tengo nada que ofrecer.
—No te negaré que me enojé demasiado, pero... no solo fue contigo, si tuviste que pasar por todo eso fue por la avaricia de mi madre, esa mujer nos separó, Deku déjame darte de nuevo un hogar, uno lejos de mis padres y de esta ciudad, déjame ser tu alfa de nuevo Izuku, por favor.
—Kacchan... — No podía creerlo ¿podía ser verdad? No importaba, en ese momento sólo quería llorar en tus brazos, sentirme seguro de nuevo, sentirme amado por alguien, que alguien aún me necesitaba en este mundo, Kacchan me devolviste las ganas de vivir, de luchar por estar a tu lado.
—Por favor Deku ¿Vuelve conmigo, si?
—¡Sí!
Sentir tus labios de nuevo sobre los míos era como un sueño, un espléndido sueño del que no quería despertar... uno del que nunca desperté.
Eso fue lo último que mi mente me mostró antes de perder mi último aliento en las aguas frías del río, antes de partir y por fin descansar del caos.
FIN
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Holis, gracias por leer esta historia sad y desordenada, créanme que no la tenía planeada, nació hoy en la mañana que escuchaba música a lo desgraciado, solo fluyó por sí sola.
Perdonen si los capítulos fueron cortos, la verdad eran parte de un documento de 23 hojas que escribí en word, traté de separarlo en secciones afines y pues quedó así ^^
