Dormir

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Al recordar que aún tenía que dirigirme a la fábrica me apresuré a ponerme el overol de trabajo y las botas rojas que usaba con él, metí en mi bolso unas galletas y un jugo, lo último que me quedaba en la alacena improvisada -la caja- que tengo bajo mi mesa. Ya no habría más idas al supermercado en el auto de Dabi, tampoco las cenas que a veces hacíamos juntos. No había pensado en lo que significaba que él se marchara, hasta ahora que estaba solo y sin ayuda para todo.

Que más daba, al final nadie me necesita en su vida, así que es mejor no ser una carga, me convencí de ello para no llorar antes de irme al trabajo.

—Buen día Kaminari— Saludé al único omega que me habla en el área donde trabajo, la mayoría me ve mal pues conocen mis escapadas nocturnas, varias veces los he oído hablar de ello en los pasillos o en los baños, no me importa, ellos no saben porqué lo hago. Kaminari también lo sabe, pero a él no parece afectarle.

—Buen día Izu... Oye, no te ves muy bien ¿estás enfermo?

<No, solo me follaron tan fuerte anoche que apenas y puedo sostenerme de pie> No pude contestarle así, su mirada ambarina me parecía una de las cosas más puras y que aún valía la pena cuidar en este maldito mundo injusto y caótico.

—Es solo un resfriado sencillo, no te preocupes— Le di una de mis habituales sonrisas, que sinceramente solo él podía creerse.

—Ok... si te sientes muy mal puedo acompañarte a la oficina del jefe, no te preocupes, el señor Todoroki no es tan malo como dicen— Sus palabras me hicieron temblar, había olvidado que la fábrica pertenece al padre del alfa desalmado que me había tomado anoche con tanta violencia, deseé con toda mi alma no encontrármelo allí, sería lo último que necesitaba en mi vida.

—Gracias Kaminari, vamos a trabajar, nos pueden castigar si nos ven aquí perdiendo el tiempo— Lo llevé deprisa a nuestros puestos, el timbre de inicio de labores sonó y mi tormento comenzó, los enormes rollos de tela pesaban demasiado, dolía llevarlos en mi espalda de la bodega a las mesas de corte; la fábrica de textiles y vestimentas no era un lugar "amable" con sus empleados omegas, al menos nos daban una opción para ganar dinero.

Cuando Denki pasaba a mi lado debía fingir que no estaba dejando mi vida en esos pasos temblorosos.

En el almuerzo me largué al baño a llorar hasta desahogarme, en esos momentos de lucidez, era cuando me planteaba terminar con mi vida o finalmente levantarme de lo mucho que había caído ya, era más fácil lo primero.

Creo que la única razón por la que no lo he hecho antes es que aún en lo más profundo de mi estúpido corazón, guardo una minúscula pizca de esperanza de que Katsuki me busque y me reclame como su omega, pero con cada mes que pasa esa idea se ha ido desvaneciendo cada vez más. Ya han pasado 6 meses desde nuestra separación, 4 desde que la marca se borró, así que esa esperanza también murió.

Al salir me siento un poco mejor, aún así me tomo unos minutos para visitar a la enfermera de la fábrica, los omegas tenemos prohibido llegar allí, pero por primera vez me atrevo a tocar esa puerta.

—Chiyo-San... disculpe, me podría dar un analgésico, prometo irme de inmediato— Hablo antes de que abra la puerta, sé que ella tiene muy buen olfato y sintió mis feromonas desde adentro, espero por una respuesta que luego de una eternidad no llega. Ella me ignoró, había escuchado que sucedía, pero no creí que fuera cierto. Rendido me di la vuelta para marcharme, aún me falta la mitad de mi turno y siento que moriré de dolor, un sonido llama mi atención, volteé, bajo la puerta ella deslizó un blíster de pastillas para el dolor muscular, me moví rápido para tomarlas, aunque al agacharme sentí que mi alma dejaba mi cuerpo evité llorar de nuevo.

—Muchas gracias— Dije frente a la puerta, antes de volver a mi área de trabajo, guardé el blíster en mi bolso y tomé una de las 10 pastillas, agradecí a Denki por compartirme un poco de su agua. Me comí una galleta para poder resistir el turno y seguí con el trabajo. Al terminar, estaba demasiado cansado, llamé de nuevo a Aizawa quien en menos de 10 minutos llegó para llevarme a casa.

—Descansa chico— Se despidió al dejarme frente al complejo de habitaciones donde vivo. No contesté a lo que me dijo, no necesitaba que alguien me lo dijera, muy en contra de mis deseos por ir al bar, mi cuerpo rogaba por descanso, así que luego de beber la única cerveza que tenía en mi cuarto logré dormir. 

 

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CAOS -Katsudeku-Omegaverse-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora