El timbre suena de nuevo, la oscuridad de mi cuarto rentado me indica que la hora ha llegado. En mi bolso no hay nada más que unos cuantos billetes, mi caja de cigarrillos y condones, sé a lo que voy, sé que pasará de nuevo, lo que no sé es con quien.
He perdido la cuenta ya... no importa solo quiero olvidar.
Mi cuerpo me pide a gritos que pare, que por una noche intente dormir y no salir a ese bar donde perderé la consciencia y un trozo más de mi derrotada dignidad. Pero el poder de tus recuerdos intenta volver con tal fuerza que me obligo a seguir balanceándome sobre la cuerda floja que es lo que queda de mi vida.
—Midoriya— Veo su sonrisa que no augura nada bueno, que más da, solo una noche más.
—Dabi, vamos.
— ¿Estás seguro? Te ves mal pequeño.
— ¿Qué eres? ¿Mi madre? Mueve el culo Dabi, la noche no espera. — No quiero ver su rostro, sé que veré de nuevo esa maldita mirada de lástima ¿qué sabe él? Él no conoce mi dolor, ni lo conocerá, me aseguro de que sea así. Nadie me conoce realmente en esa asquerosa ciudad.
Mientras él conduce su auto, me dedico a ver por la ventana, no recuerdo cuántos meses llevo en este lugar, mucho menos recordad cómo era mi vida antes de que llegara el caos. No me gusta recordar, si todo se irá a la mierda, al menos déjenme disfrutarlo.
—¿Traes tu collar? — Él me detiene antes de que baje del auto atraído como una polilla a las luces de neón de la entrada del bar.
—Claro, aunque nadie querría morder mi cuello, te lo aseguro— No sé porqué río al decirlo, quizás es mi forma de evitar las lágrimas. Un poco molesto por su insistente mirada sobre mí, me coloco el collar de cuero, mismo que cubre la horrible cicatriz que dejó tu marca cuando desapareció, cuando dejé de ser tuyo.
—Ya listo ¿vas a entrar o no? — Veo que sonríes, oh Dabi, si no me hubieras jurado amistad, ya estaría entre tus brazos rogando porque me follaras tú y no cualquier desconocido, pero mi amable vecino peliblanco fue claro conmigo, él tenía una fuerte adicción a las drogas y yo a las personas, así que nos apoyaríamos, al menos para no caer tan profundo, solos.
— Claro.
Ambos bajamos del auto, en la entrada mi cuerpo vibra de emoción, la música suena y el aroma a licor abruma mis sentidos, justo como esperaba.
A mi lado Dabi deja mi mano para ir a saludar a su grupo, Tomura y Toga me conocen, pero no se me acercan, incluso le han dicho a Dabi que se aleje de mí, tienen razón, las personas rotas tendemos a herir a otras con los trozos afilados de nuestros corazones. Aún así él sigue yendo a mi cuarto cada mañana a verificar que su tonto vecino peliverde no amaneció muerto por un coma etílico o descuartizado en algún motel.
A veces me siento mal de engañarlo, no hago esto porque se sienta bien, es todo lo contrario, se siente tan mal, que me hace olvidar las heridas de mi pasado, al alfa de mi vida, el que al marcharse la dejó partida. Sacudo mi cabeza apartándome de esos pensamientos, me despido de él con la mano, sabe que una vez adentro nada podrá detenerme.
Uno, dos, tres, cuatro... es difícil contar luego los tragos, mi mente se va de mi cuerpo que en la pista baila al ritmo de la música del bar, no importa nada, seguiré bailando por esta noche, dejo que el hombre en la barra llene de nuevo mi vaso, una y otra vez lo bebo hasta el fondo, hasta dejarlo vacío.
No pienso en un mañana, vivo como si no existiera, porque ya no importa, presente o futuro, porque ya no estás en ninguno de los dos.
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CAOS -Katsudeku-Omegaverse-
FanficSolo estoy aguantando por esta noche... ¿Cuándo dejé de soñar con una vida normal? ¿Cuándo dejé de valorarme? ¿Cuándo les permití usarme como juguete? Todas las preguntas me llevan a la misma respuesta, tú. Desde que tú me heriste, cerré mis ojos al...