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Alex se encontraba tirada sobre su cama, no tenía ganas de hacer nada, sólo quedarse allí tirada sin mover ni siquiera un dedo. Hace cuatro días que estaba desaparecida de todo tipo de red social, sea Twitter, Instagram, Youtube o Twitch.
Algunos seguidores de ella se encontraban totalmente preocupados, pero algunos de sus amigos salieron a decir que se encontraba bien y que tan sólo necesitaba un tiempo. Esto lo decían para que no se preocuparan más, aunque sólo sabían que Alex estaba bien por algún que otro mensaje que les había mandado ella, pues cuando mencionaban el querer ir a verla ella se negaba totalmente.
La chica no quería que nadie la viese, y menos en ese estado. En esos días solo había tomado algún que otro café, quizás también alguna que otras galletas que agarraba cuando iba hasta el baño para hacer sus necesidades, pero nada más que eso.
Uno de sus amigos más cercanos, Deqiuv, estaba muy preocupado por ella. Así que a pesar de que esta se negaba a que la vayan a visitar, él decidió tomarse un día libre e ir a ver que estaba sucediendo dentro del pequeño hogar de la menor.
Varios golpes se escucharon del otro lado de la puerta principal, pero Alex ni siquiera se levantó para ver quién estaba allí.
Luego de varios golpes y sin algun tipo de respuesta por parte de ella. Deqiuv metió la copia de las llaves que tenía en su mochila y abrió la puerta, cerró detrás de él y buscó en la casa de la chica.
Entró a su habitación de primeras y allí la encontró. La chica se dio vuelta rápidamente al sentir ruido dentro de donde ella estaba, ya que se suponía que estaba sola, y al ver a su mejor amigo dentro de su casa volvió a ponerse boca abajo sin intención de mirarlo. Pues no quería que la viese de aquella forma.
—¿Qué haces aquí?. —preguntó con su rostro hundido en la almohada.
—Vine a verte, me tenías preocupado Alex. —en el tono de voz del chico se notaba que esto era cierto.
—Ya te he dicho por el móvil que me encuentro bien, no era necesario que vinieras, aparte de que deje muy claro que no quería que nadie viniese. —volvió a hablar la castaña.
—Por lo menos mírame al hablar. —él se sentó en la cómoda cama, junto a ella.
Alex negó, sin quitar su rostro de la almohada, y el chico sólo soltó un suspiro pesado.
—Por favor, Alex. —pidió nuevamente Deqiuv.
Esta luego de unos minutos en silencio accedió, sentándose en la cama frente a él. Dejando a la vista de su contrario las notables ojeras por las pocas horas de descanso que tuvo los últimos días, también sus ojos un poco rojos e hinchados porque había estado llorando bastante los últimos cuatro días. Ya que estuvo teniendo un estado emocional bastante de mierda, por varios problemas personales.
Su corto cabello café estaba alborotado, sus ojos marrones oscuros se notaban cansados aparte de la hinchazón que los acompañaba, haciendo más notable la pequeña cicatriz que la chica tenía debajo de su ojo derecho.
—¿Que coño te ha pasado, Alex?. —preguntó preocupado el chico, acercando sus manos al rostro de ella y acariciando suavemente sus mejillas.
—Es una larga historia. —dijo la menor, cerrando sus ojos y dejando descansar su rostro sobre las suaves manos del chico.
—Cuéntame, que pienso quedarme aquí unas largas horas.
Alex suspiró y sin abrir sus ojos comenzó a contar con todos los detalles lo que le había estado sucediendo. Soltando lágrimas mientras lo hacía, las cuales eran quitadas delicadamente por su acompañante.
A Deqiuv le destrozaba ver de aquella forma a su mejor amiga, se conocían hace bastantes años y le tenía un cariño enorme a la menor. Ambos habían estado en los momentos malos, a la vez que buenos, del otro. Así que ahora no sería menos.
—¿Que te parece si duermes un poco, y luego pedimos algo de comer? No es bueno que estés tanto tiempo sin comer, Alex. —recomendó el chico.
—Es que no tengo sueño. —se excusó ella, pues realmente si lo tenía pero al intentar dormir le costaba hacerlo.
—Mira, me acostaré a tu lado y si quieres puedes abrazarte a mí, y si no funciona te tomas una pastilla ¿quieres?. Necesitas descansar urgentemente. —ella asintió en forma de respuesta.
El mayor se quitó sus zapatillas y se acostó junto a ella. Alex abrazó el torso de su acompañante y cerró los ojos. Estaba realmente agradecida de tener a Deqiuv como amigo, no entendía por qué se había negado a recibir ayuda de parte de este, siendo que siempre él había estado para ella y terminaba por alegrar sus días malos.
—Descansa, pequeña. —dijo él antes de que la castaña quedase dormida, dejando un corto beso sobre su cabeza y así cerrando ambos sus ojos.
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