Capitulo 2

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Esa noche se planteó como habían llegado ahí. Al extremo de la línea telefónica. A África, a video llamadas con interferencias, a miradas frías y gestos educados… A ser dos desconocidos. O más que eso, extraños.

El porqué era más complicado que todo eso.

Y allí, en la cama, se puso a pensar en ese día agotador de hace unos meses, que aún era fresco y doloroso, como cualquier recuerdo amargo que se graba a fuego en la piel.

<<Mathilde no había puesto objeciones a operarla en menos de 48 horas y tampoco a que no hablase con nadie antes de hacerlo. Algo dentro de Julieta sabía que no estaba bien hacerlo, que ya habían tenido demasiado con la boda, las heridas de Elliot y las acusaciones en su contra… pero no le importaba lo que estuviese bien o mal. No estaba segura de lo que había hecho en las horas anteriores, de las alucinaciones, de lo que era real y de lo que podía ser capaz. De una Jess que parecía haber salido de la nada.

La habían puesto en ese extraño dilema y la única manera de acabar con él, era extirpándolo de raíz.


Aunque como todas las acciones importantes, no iba a ser fácil. Tenía miedo, un miedo atroz a que sus últimas horas hubieran sido tan traumáticas, a que lo último que viese de Elliot fuera un charco de sangre, a que no pudiera despedirse de nadie, a no ver nunca más a Isaac.

Pero por más que encontraba razones para no hacerlo, era incapaz de buscar alguna que le apartara de la idea de seguir adelante con su plan… Así que finalmente, se vio en el interior del quirófano, otra vez.

Sin embargo, fue distinto a otras veces. Resultaba reconfortante saber que si sobrevivía, volvería a tener constancia de la realidad, de que Jane desaparecería, al igual que todo lo negativo…

Era extraño que después de pasar por tanto con esa enfermedad, nunca hubiera tenido tanto miedo como esa noche en el hospital, mientras dos policías la interrogaban. Podía sonar como algo egoísta, pero ella era abogada, una mujer segura de sí misma, de ideas fijas, dueña de su vida. Y en un segundo, con un par de deducciones de un inspector, esa  mujer se había reducido a la nada. A otra diferente, débil y atemorizada.


                -Dile a Elliot…. Que lo siento-Le dijo a Mathilde, justo antes de que la anestesia la durmiera.

                -Puedes decírselo tú, te veo en unas horas-Se despidió ella y tras una débil sonrisa, vislumbró la mascarilla que se acercaba a su rostro. >>

El sonido del llanto de Isaac la despertó de repente. Bufó, incorporándose de la cama y miró el reloj de la mesita de noche. Eran las dos de la mañana y tenía que despertarse a las siete para volver al bufete. Se puso en pie, agotada y se colocó la bata mientras los alaridos subían de volumen.

                -¡Ya voy, ya voy!-Gritó, avanzando por el pasillo.

Cuando llegó al dormitorio, él le esperaba como de costumbre, de pie en la cuna, lleno de lágrimas y pucheros.

                -¿Qué pasa, cariño? ¿No puedes dormir?

Lo cogió en brazos y lo abrazó durante un rato, susurrando We never Change, de Coldplay. La única de su repertorio que conseguía tranquilizarle. Después de unos minutos, volvía a estar completamente dormido. Julieta lo dejo en la cuna con sumo cuidado y bajó a la cocina.

Uno de los problemas de que la despertase en mitad de la noche, era que después no podía conciliar el sueño… Así que después de servirse un café cargado, fue hasta el despacho y se puso a repasar un caso que le daba dolor de cabeza.

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⏰ Última actualización: Feb 01, 2015 ⏰

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