Capítulo 15

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Billie me acorrala contra la pared de la cocina. Respira sobre mi cuello y la acción pone mis pelos de punta. Da un beso húmedo en él y luego sube sus labios a mi oído.

—¿Sabes cuantas fantasías he tenido contigo? —susurra. —Esta noche las haré realidad.

Suspiro y muerdo mi labio, Billie de pronto me roba un beso largo y apasionado, aun sin cortarlo coloco mis manos detrás de su cabeza y presiono para que estemos más cerca apegando nuestros labios. Siento que poco a poco que ella va bajando sus manos por mi espalda, hasta que llega hasta mi culo y me levanta alzándome contra la pared. De mi boca sale un gemido a través del beso y envuelvo mis piernas alrededor de mí su cintura.

Billie camina conmigo cargada, de pronto mi espalda choca con algo, el beso se corta, es solo la barra de la cocina. Avienta cada una de las cosas que hay sobre ella y me sienta sobre ella. Sentí sus manos que viajaban por mi espalda, sus manos jugaban con el dobladillo de mi blusa.

—Maldita sea Billie, sácala ya! — Sentí su risa, levanté mis manos para que retirara la camisa, exponiendo la parte superior negra del traje de baño.

Ella se inclina sin dejar de besar mi cuello, empieza a repartir besos bajando hasta llegar a la tela negra que cubre mis pechos, sin pensarlo ella desata el nudo de la parte superior y suelto un gemido agudo cuando empieza a lamer sin piedad mis pezones. Es perfecta.

Mis manos se movía por la espalda de Billie, en busca de sacarle la blusa. Ella se separa del beso por un momento para subir los brazos y así quitarse la blusa, dejando descubierto la parte superior del traje de baño negro con blanco.

—Acuéstate. —ordena.

Obedezco y no sé cómo, pero ella también se sube a la barra y se sube sobre mi apoyando su peso en sus manos. Como puedo deslizo mi mano hasta dentro de su short, un gemido se escapó de sus labios y yo sonreí con esa hermosa respuesta. Tome su clítoris, frotándolo en pequeños círculos, podía sentir que Billie estaba muy húmeda por mí. Sin pensarlo inserto un dedo en su interior y empiezo a empujar.

—Dios, _______ no te detengas! — gimió — ¡Mierda! — soltó un grito de placer, mientras yo la seguía penetrando, siento a Billie jalando mi cabello, y sé que ya va a llegar al orgasmo. Los gemidos y gritos por parte de ambas inundan la habitación, es sexo común, pero creo que es placentero hacerlo en un lugar que no sea la cama. Cuando Billie llega al orgasmo, saco mis dedos dentro de ella y se baja de la barra, me toma de la cintura y me ayuda a bajar.

—Esto, solo es el comienzo. —muerde el lóbulo de mi oreja.

A paso torpe y entre besos y toqueteo llegamos a su habitación, ignoro todo lo que la adorna, mi vista se centra en la enorme cama con cobertor negro. Me tira en la cama y luego abre unas puertitas, como un armario que no había notado. Santo dios está lleno de juguetes sexuales. Fustas, bálsamos, antifaces, esposas, látigos, cuentas y muchas cosas más que no logro reconocer.

Alzó una de mis cejas divertida.

—Eres una sádicona pervertida Billie, ni se nota que leíste cincuenta sombras.

—Los polvos vainilla aburren.

—Lo sabía! —grito. —La leíste!

—Así es, la leí. —sonríe y se acerca a mí.

—Señorita Hawk, esta noche va tener que ser mi sumisa. —susurra contra mis labios.

—Lo que usted ordene señorita O'Connell.

Atrapa mis labios en un beso perfecto, y me separo cuando siento que algo cae en mis piernas. Es un dado un poco más grande que los normales, me sorprendo al ver lo que tiene pintado.

—Tíralo.

Tomo el dado en mis manos, luego lo tiro en la misma cama, mi boca casi cae al suelo al ver lo que sale.

—69. —muerde su labio. —Tu iras arriba.

Se acuesta derecha y yo me subo sobre ella en posición inversa. Mi boca queda en su entrepierna y sé que mi zona intima queda en la suya porque siento su respiración.

Deje escapar otro gemido mientras yo deslizaba mis dedos de arriba a abajo, baje la cara y empecé a lamer en círculos su clítoris, inserto dos dedos y continúo empujando.

—Mierda Billie, estas tan mojada. — dije entre lamidas

Ella empuja con más fuerza mi intimida a su boca y me chupa mi clítoris de una manera salvaje, gemí en voz alta y sentí mis dedos doblarse llegando más profundo de ella. De repente Billie llego al orgasmo. Dios, tres orgasmos y la noche aun es joven.

Me levanto de encima de ella y luego me tumbo a un lado.

—¿No me digas que te cansaste? —pregunta divertida.

—No. —miento.

En verdad me siento cansada.
Billie se para y camina hasta el armario y saca un par de esposas y un antifaz.

—Sabes que siempre he querido hacer esto _______. —una sonrisa perversa se pinta en sus labios.

Me acuesto en la cama, ella toma uno de mis brazos y lo estira, me esposa a un barrote de la cama, hace lo mismo con el otro brazo. Se acerca hasta mi rostro, besa mis labios y luego pone el antifaz. No veo absolutamente nada, estoy al merced de O'Connell sin ninguna red de protección.

—¿Te digo que conseguí? —siento su voz en mi oído. —¿Aquellas bolas de plata? ¿Las recuerdas?

Asiento hipnotizado con sus palabras.

—¿Quieres jugar con ellas? —susurra.
Yo asiento de nuevo.

—Abre la boca. —ordena.

Oh dios mío, se siente como una recreación de la escena o algo así. Siento una de las bolas en mi boca, la chupo hasta dejarla bien lubricada, hago lo mismo con la otra.

—Abre las piernas.

Hago lo que me dice de inmediato, siento su respiración bajar por mi cuerpo, aunque su peso no este sobre mí sé que está encima. Algo rosa mi feminidad, suelto un gemido, demonios esta mujer me vuelve loca. Siento como a poco una bola entra, muerdo mi labio al punto que creo que va sangrar, luego entra la otra. Se siente... Bien.

—¿Cómo se siente señorita Hawk?

Sonrió, en verdad leyó el libro.

—De puta madre.

Billie suelta una carcajada.

—Esas palabras no son de una dama.

—Pero yo no soy una dama.

De pronto siento un peso sobre mí, me besa con fuerza mientras yo me retuerzo en la cama y las esposas me lastiman un poco las muñecas. Sus labios bajan hasta mis senos y los mordisquea, chupa y lame hasta que se cansa.

—Ahora tráeme un vaso de agua. —ordena.

—Idiota. —me rio.

—¿Que?

—Yo no soy una sumisa, ni tampoco obediente ni nada, no soy como Anastasia que obedecía a Christian, a mí no me puedes controlar.

—Mi indomable. —sonríe.

—Tuya. —susurro.

Saca las bolas de repente, la sensación es desesperante, necesito algo dentro de mí.

—Se cómo te sientes, y sabes que yo voy a complacerte.

La noche pasa entre juegos, orgasmos y diversión. Quedo rendida y me sumerjo en un largo sueño. Cuando despierto veo a Billie durmiendo a mi lado, me tiene abrazada pero aun así logro soltarme. Necesito despejarme. Entro al baño, lavó mis dientes y mi cara, cuando salgo Billie ya está despierta.

—Hola. —sonrió.

—Hola. —me devuelve la sonrisa. —¿Lista para volver?

Asiento ligeramente. Ambas nos vestimos y arreglamos para que no se note la noche que tuvimos. Cuando Billie aparca frente a la casa me pongo nerviosa. Dios santo, por primera vez le tengo miedo a mis padres. Bajo insegura, Billie masajea mi espalda como señal de apoyo.

¿Porque siento que algo va salir mal?
Caminamos adentro de la casa, mis padres esta sentados en el sillón con cara de preocupación, trae la misma ropa de ayer.

—Dios mío al fin llegan. —dice cuando nos ven.

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La Mejor Amiga De Mamá (Billie Eilish y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora