S•I•E•T•E

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Al instante mi alarma interna me alerto que algo pasaba. 

El día anterior, durante la cena, mi padre menciono algo de un cazarrecompensas. Y mi familia no tenia un negocio muy limpio, de manera que existía la posibilidad de que cualquiera estuviera espiando para sacar cualquier información que haya soltado por accidente.

Conecte los puntos muy rápido, y me pregunte si había alguien cerca de Emma, en esos momentos. 

De cualquier modo, fui tras el encapuchado y le saque esta del rostro. Sintiendo alivio y al mismo tiempo decepción, vi a Liar. 

- ¡Aud, te estaba contando algo!- Se quejó la rubia. 

- ¿Qué? ¿A caso quieres repetir lo de ayer?- Me dijo él, volteándome a ver tras destapar su cara. 

Abrí los ojos como platos.

- ¿¡Que qué acaba de decir!?- Gritó a mi lado Melany.

Cerré mis ojos avergonzada, aunque ¡De verdad no había pasado nada!

No obstante, de nuevo fui salvada. El timbre sonó y completamente aliviada, salí de ahí tan rápido que parecía que estaba corriendo.

Me sentía... Algo tonta. Acababa de ser intimidada por un chico...

Entonces sacudí mi cabeza, internamente alejando aquellos pensamientos. La próxima vez que lo viera, no podía permitirme perder el juicio porque... Es solo un chico más ¿Cierto?

___

La escuela finalizó y por ser lunes, debía ir a con la psicóloga... 

Bueno... Tampoco era tan malo. 

¿La verdad? Últimamente... Me estaba soltando un poco más. Y tal vez le había contado solo un poco sobre Liar, ¡solo tal vez!

- ¿Y como te ha ido con aquel chico del que me hablabas? ¿Eh, Audrey?

Bueno, sí. Sí le había hablado sobre Liar. 

- Todo ha sido igual... Él quiere acercarse, le hago un comentario sarcástico o ofensivo y por alguna razón le causa gracia en vez de dolor. No se ha... Alejado de mi. 

Asiente con la cabeza mientras me escucha atentamente. 

Ella había propuesto la posibilidad de que él me este ayudando a mejorar. Yo me negué rotundamente pero la mirada que me echó aquella ocasión de "Incluso tu sabes que es cierto." me hizo dudar.

- Ya veo, ¿y Bethany? ¿Cómo va todo con ella?

Era buena psicóloga pero a veces olvidaba los nombres...

- De hecho no muy bien.- Se inclinó hacia mi mostrando interés. Admito que se sentía bien saber que alguien estaba dispuesto a escuchar mis palabras y dejarme desahogar. A pesar de que la única razón por la que lo hiciera fuese porque le pagarían.

- ¿Te gustaría contarme?- Suspiré y respondí.

- No hemos pasado mucho tiempo juntas. Me alegra que tenga una oportunidad con él chico que le gustaba, pero... En verdad siento que... Bueno... Me esta olvidando...

Poco a poco bajaba mi tono de voz. Era exagerado pero... En verdad me sentía un poco así.

Después de eso le platique sobre como para mi era algo imperdonable el comportamiento que tenia frente a Liar. Desde Joel me había dado cuenta que lo ridículo que es dejar que la simple presencia o existencia de alguien te haga perder el control. 

Tan solo me dijo cosas como que me calmara, que respirara y además sacó la teoría de que él me gustara. ¡Que asco!

Sin darme cuenta el tiempo paso rápido y terminamos. Aquel día me sentí liberada. 

Llegué a mi casa como cualquier día. Por la excepción de que no todos los días al llegar a mi casa encontraba a mi madre histérica dando vueltas por la sala principal, con aspecto preocupada y susurrando escenarios que se inventaba, en los que yo terminaba secuestrada o peor.

No entendía nada, además mi padre estaba viéndola reprobatoriamente desde el sillón, un poco más calmado que ella. 

- Eh... ¿Por qué estaría siendo secuestrada?

- Ohh, ¡Audrey!

En cuanto vi su intención de abrazarme inmediatamente formé una cruz con mis brazos impidiéndole. 

- Por culpa de los caprichos de tu madre.

- ¡Más bien por los negocios sucios de tu padre!

- ¡Dieciséis años siendo consciente de mis negocios pero por el simple hecho de ganar algo no dijiste nada hasta ahora!

Ajena a su discusión, intenté marcharme de ahí. Más que acostumbrada a estas peleas, estaba cansada. No obstante, mi hermana apareció en mi paso. 

- ¿No se supone que mamá ya se había ido? Joel esta llorando ahora.- Síp. Mi hermana le había puesto a mi sobrino el asqueroso nombre del padre.- ¿Saben que los bebés necesitan calma?

- Claro que sí, Emma. Si recuerdas estuve embarazada de ti. 

- Y según yo recordaba, yo era el padre. Pero a veces recordamos cosas que no son ciertas.

- ¡Tú no vayas a empezar ahora!

- Creo que ya lo ha hecho...- Murmure para mi misma a un volumen inaudible. Irritada pasé por el lado de la pelirroja repugnante frente a mi.

Fue entonces cuando mis ilusiones de escapar se arruinaron por una mano en mi brazo.

- ¿¡Ahora qué!?

- Audrey, no te puedes ir.

- ¡No me van a secuestrar en mi cuarto! ¿Ok?

- No, Audrey. No es eso.

- ¡¿Entonces qué!?

Sentía la impaciencia en mi cuando mi madre paseo su mirada entre Emma y yo. No nos decía nada pero seguía sosteniendo mi brazo. 

A punto de gritarle de nuevo, me reprimí pues finalmente abrió la boca para hablar de nuevo. 

- Hay... Algo que deben de saber.

Compartí miradas con Emma de esas en las que ambos no entienden nada. Y entonces observé a mi madre con desconfianza. 

Siguiente a eso, nos encontrábamos todos, incluyendo al mocoso, en la sala, sentados sobre los sillones. A la espera de que soltaran lo que los tenía tan preocupadas.

Mi padre empezó a relatar.

- Cuando su madre y yo nos divorciamos, ella se dio cuenta de que dejaría de beneficiarse con el dinero que estaba ganando yo.- Noté que ella miraba al suelo. Sintiéndose culpable, probablemente porque lo era.- Así que decidió tener una pequeña venganza. 

- A pesar de que su padre era consciente de no tener relación con Emma, le tenia mucho aprecio. Por lo que decidí soltar la noticia de que uno de los dueños de una empresa con sospechas de tener negocios sucios, tenia una hija... Al principio quería exentar a Audrey de esto. En verdad ¡Juro que quería! Pero... ¡Pero...!

La muy ridícula comenzó a llorar.

- Antes de haber pensado bien las consecuencias, su madre se olvidó de que al traer la atención a Emma, por lógica algunos otros también pondrían el ojo en Audrey. Y así pasó. 

- ¡¿Qué!?

- Supusimos que la información había llegado solo a los cazarrecompensas de modo que lo único que ellos harían seria acercarse a sacarte información. No tendría razón para llegar a la violencia ya que eso les causaría problemas si tenían pensado ir con la policía. Y con tu carácter los alejarías inmediatamente, sin embargo resulta que las empresas enemigas se han enterado y entonces sí existe la posibilidad de que quieran atacarte para sacar a la competencia fuera, ósea nosotros.

Así que de eso hablaban en la cena... Por eso aquel hombre se me quedó mirando. 

Dentro mi cabeza iba procesando todo hasta recordar esta mañana a Liar con capucha. Entonces, dudé de él.

La Cruda RealidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora