D•I•E•C•I•S•I•E•T•E

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[El silencio era cómodo. Llevábamos ahí desde temprano pues Liar me contó que quería escapar de su casa temporalmente y en cierto modo yo igual. La verdad no me molesté en preguntarle al ver el faz tan decaído que tenía... En cierto modo me alegre al saber que yo era su refugio y que esa era mi oportunidad de acompañarlo en lo que supuse era un momento difícil para él.

Cubiertos por una manta ambos, mirábamos sentados a la gente pasar de noche. Sinceramente la seguridad de esa escuela era pésima, lo único bueno era la azote que era donde nos encontrábamos en ese momento.

Di un trago a la botella que compartíamos, la cual tenía una pequeeeña cantidad de alcohol. Entonces de la nada él rompió el silencio.

—Audrey —Respondí con un "¿Mhm?" —. Te amo —. Inmediatamente di un respingo al incorporarme de golpe, lo que por consiguiente, hizo que dejara de recargar mi cabeza en su hombro —. ¿Qué no dirás que también me amas? —Cuestionó con evidente diversión, pues pude notar su sonrisa traviesa. Aún sabiendo que era broma, en serio hice el intento.

—Liar... Yo te.... Yo t-te... Te... A-amm... Te a... ¡Te a...! —Al principio se sorprendió de que en verdad lo fuese a hacer, luego se dio cuenta de que en verdad me era muy difícil. —Agh, ¡Yo te... —Un dedo en mis labios logró que dejara de humillarme con mis patéticos intentos de corresponder verbalmente su recién confesión.

—Está bien, no tienes que decirlo ahora. Solo quería decirte como me siento, es todo. —Sonreí ante su consideración. Seguido lo besé con una frase en mente.

"El problema es que ya te lo he dicho y aún no lo sabes."]

El silencio era incómodo. 

Por alguna razón mi padre ahora estaba mas frío y distante con Liar, y este ni siquiera hacía intentos de revertirlo. Era como si Liar supiese que lo merecía, aunque no. 

No entendía ni una mierda.

Resoplé encajando el cuchillo en el pescado mientras lo cortaba y veía como los dos se ignoraban. Me harté y simplemente alcé la voz.

—¿Qué te sucede ahora? Tú propusiste esta cena para conocer a mi novio y ahora que está aquí lo ignoras. —Apretó los labios y pronto respondió.

—Bien, tienes razón. Hay que hablar, cuéntame, muchacho. 

—Eh... ¿Sobre qué?

—Ya sabes, lo normal, ¿Tienes hermanos? ¿En qué trabajan tus padres? ¿Qué intenciones tienes con mi hija? —Mencionó lo último con acento poco más brusco de lo normal.

—Bueno, señor, Tengo un hermano menor, mis padres trabajan en un pequeño negocio que apenas va empezando y mis intenciones con su hija no son más que protegerla y esforzarme por ganar un lugar en su corazón dándole solo lo que se merece, es decir, lo mejor. 

Mordí mi labio inferior y le di un codazo.

—Vamos, que el lugar ya lo tienes. —Mascullé avergonzada con un sonrojo que no pude ocultar.

—Me gusta que te sonrojes —Comentó tomándome por sorpresa con un beso en la mejilla. Iba a responderle algo, mas un una vos gruesa aclarándose la garganta sonoramente nos devolvió a la odiosa realidad.

Internamente rodé los ojos por la molesta interrupción de mi padre. Me crucé de brazos, resignada a dejar para otro momento los coqueteos.

—Pues... Sinceramente me parece que ustedes están actuando muy irracionales.

Eso sí que me descolocó.

—¿Disculpa? ¿Y eso a que ha venido?

—Me refiero a que están actuando como si estuviesen enamorados cuando no es más que un comportamiento infantil... Sobre todo tú, muchacho.

Y como he mencionado anteriormente, la paciencia no es lo mío... Demostré eso al levantarme de golpe para reclamarle por su actitud.

—¿¡Cuál es tu maldito problema, viejo!? ¡Incluso lucías emocionado por que estuviese saliendo con él y ahora lo desprecias como si quisiera hacerme daño!

—¿¡No has pensado que tal vez es porque el quiere hacerte daño!?

—¿¡Tú que mierda vas a saber sobre MI NOVIO!?

—¡Para empezar sé que le hace honor a su nombre y eso es suficiente para querer alejarlo de tí!

—¿¡Qué mierda estás diciendo!?

—Audrey... Audrey, tal vez no debas desafiar así a tu padre. —Liar, quien se había mantenido al margen hasta ahora, trató de detenerme.

—No. ¡No, porque el te está agraviando sin saber ni un carajo!

—¡¿Cómo crees que no voy a reconocer al hijo de mi competencia?!

—¿¡Qué competencia!? ¡No sabes nada!

—¡AUDREY! —Gritó estruendosamente callándome al instante. Percibí a Liar tensándose por completo y a todos en el lugar virándose hacía nosotros. Mi padre solo ignoraba a la pobre empleada que le suplicaba calmarse. Supuse que seguridad no tardaría más en venir a por él, de modo que él lo dijo de una vez por todas. —Su nombre y rostro se me hicieron muy familiares, por eso cuando me dijiste su apellido me puse a investigarlo para dar con que aquel que tienes de noviecito, no es nadie más ni nadie menos que hijo de un rival mío. En resumidas cuentas, hija... Liar no es más que un mentiroso que te utiliza para sacarte información de mi.

—No es... No es cier— Fue cuando me mostró una foto de dos señores posando a una cámara, sonrientes.

—Esta es mi competencia ¿Se te hacen conocidos?

En seguida recordé la vez que lo encontré junto a su familia en aquel local con olor a hamburguesa... Era la misma pareja que lo acompañaba aquel día. El impacto era tanto que perdí el equilibrio... Solo que los mismos brazos que tantas veces me habían brindado un sentimiento de protección, impidieron mi caída... Esa vez. Automáticamente me separe de él retrocediendo lentamente... En cualquier momento lloraría, de modo que únicamente pude pensar en escapar corriendo.

Salí de ahí para encontrarme con la oscuridad y el frío de la cruel noche.

Mi vestido no tenía mangas por lo que me abracé a mi misma en un intento de darme calor. Caminé a paso lento, queriendo huir de todo... Sin embargo ya no tenía a donde ir. Ya no tenía un refugio.

—Puedo explicarlo... En serio. —Tras de mí, escuché su voz. Apreté mis labios conteniéndome para no llorar ni girarme a darle una cachetada. 

—Habla. Ya. —Se paró frente a mí, forzándome a mirarlo a la cara. Obligándome a ver sus ojos... Sus preciosos y hermosos ojos ahora llenos de desesperación, dolor, culpa... Suplica.

—Te mentí. Sí, no voy a negar que en un principio todo fue para ganarme tu confianza... Pero todo cambio cuando te conocí realmente. Aud... Prometo que... ¡Juro que lo que siento por ti es real y que en este momento me enfrentaría a todo el planeta tierra solo por verte sonreír! Juro que si tú me pides en este mismo instante que escapemos juntos y te proteja, lo haré... Por favor, Audrey... Te lo ruego... Huyamos, juntos...

Esa voz... Que tantas veces me quitó la respiración, que me dejo sin aliento y el corazón palpitando a mil... Que un día me cuestiono algo tan tonto y obvio... Y que nunca pensé escucharía rogándome algo... Ahora me pedía en un hilo que escapará con él.

Nunca había deseado nada. En toda mi vida. A pesar de todo lo que pasé, al final siempre me conformé con la horrible realidad en que vivía. No obstante... Ahora mi único anhelo era huir. Huir con él.

—Liar... Tú me mentiste. —Lo siguiente que ocurrió me dejó sin palabras, pues frente a mí se hincó de rodillas, tomando mi mano y aprisionándola entre las suyas.

—Vámonos...

Quizás... Quizás él hablaba en serio. Quizás era mi oportunidad de ser feliz. Quizás podía huir con él y dejar atrás todos mis problemas. Quizás aún podía tener un final feliz... Quizás...

La Cruda RealidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora