"Sueño mi pintura, y pinto mi sueño."
-Vincent Van Gogh
Bocetos, hojas arrugadas, una pared llena de fallos u obras incompletas y un autor frustrado por no poder hallar esa inspiración.
Hay... un dibujo, uno en especial que no he podido terminar. Desde que tengo uso de razón mi habilidad para el arte ha sido perfecta, envidiable y hasta hace unos días lo seguía siendo ¿por qué? Es culpa de ese sueño que no he podido parar de trazar y sin embargo aún no consigo retratar la figura perfecta.
El rubio suspiró ante la frustración pasando sus dedos por las hebras de su cabello, era probablemente su intento número cuarenta de retratarlo y nuevamente fue un fracaso. Estaba por volverse loco ¿es que acaso había perdido el don? No, el don era su práctica, el resto de sus obras los probaban entonces... ¿por qué es que no podía volver a hacer el mismo dibujo de hace unos años? Y lo más importante ¿por qué lo hacía?
Sus puños se dejaron caer sobre el escritorio cuando bostezó, quizá si dormía un poco podría verlo una vez más, pero ¿y si no? La mayoría de sus pinturas se basaban en cosas que veía en sus sueños, llevaba días que atrasaba el resto porque hubo uno que no pudo hacer, era un recuerdo.
Se recostó sobre su cama mirando al techo dejando que su mente divagara libremente hasta quedarse dormido.
Estaba caminando, una calle con muchos locales pequeños. Una cafetería, comía un panqué de chocolate con fresas y tomaba un té de arándanos, una suave brisa movió el lacio de su pelo al igual que el hilo de su bufanda.
Su mirada se posó a sus alrededores por un instante, disfrutando de la calma que el silencio le brindaba. Abrió su cuaderno de dibujos y empezó a dejar que el carboncillo deslizarse por la hoja, era un rostro.
—Lo siento, pero ya vamos a cerrar —interrumpió alguien.
Cerró el cuaderno de golpe y alzó la mirada a ese par de ojos fríos como el clima y cabello carmín como la misma sangre.
—Claro, gracias.
Dejó el pago de su cuenta sobre la mesa y tomó el maletín sobre sus hombros partiendo de vuelta a su hotel.
Algo en su interior le inquietaba ¿la recepción siempre había sido tan ruidosa? Pudo visualizar gente yendo y viniendo de etiqueta, no le dio importancia pues solo quería descansar, sin embargo, al estar en su habitación volvió a sacar el cuaderno con su inconcluso dibujo añadiendo detalles en ese rostro, la profundidad de sus ojos, el grosor de sus labios, la afilación de quijada, el largo de su pelo; esas facciones eran finas. Sonrió satisfecho de su trabajo, al regresar a casa podría pintarlo.
Alguien llamó a su puerta y entonces despertó. Toc toc ¿quién podía ser a esta hora? Eran las siete de la mañana en un domingo.
—¡Shaka! ¡Ya despierta y ábreme! —exigió alguien desde afuera.
—Aioria ¿qué diablos quieres? —contestó desde el interior de su habitación.
Era su compañero de casa quien entró sin permiso alguno tirándose a un lado de él y halando su brazo.
—Shaka no puedes estar todo el día tirado ¡vamos!
—Apenas y me fui a dormir, ¡déjame! —volvió a acomodarse.
El griego se burló se él y giró su vista al cuarto, era un desastre, Shaka terminaría envuelto en papel si seguía así, tomó una hoja arrugada y la desdobla repitiendo su acción tres veces más, no comprendía por qué su amigo se torturaba con algo como eso cuando tenía el talento para cosas mejores.
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One Shots [Caballeros del Zodíaco]
HumorUn poco de historias graciosas, dramáticas, raras y muy probablemente cuestionables pero funcionan ¿no? Bienvenidos. Sobra decir que los personajes son de Kurumada ¿cierto? 》La hija de Hades《