One Shots [Caballeros del Zodíaco]

Una navidad dorada

—De verdad, Angelo, esta será una fiesta diferente, este año vamos a-

—¡Nada! Siempre terminamos haciendo tareas extras porque el patriarca se enoja —se cruza de brazos.

—Esta vez el patriarca nos acompañará —intervino Shura.

—¿Qué? ¿El viejo en una fiesta con nosotros? ¿Lo drogaron? —Death Mask no creía lo que escuchaba.

—¡No! Pero el maestro Dohko lo convenció, incluso él organizó lo del intercambio ¿puedes creerlo? —contesta Shura.

—Vaya, y yo que iba a golpear a Aioros por sus infantiles ideas.

—Pues no, ya se siente como un buen año ¡miren! ¡hasta está nevando! —dice Afrodita.

—Ah no, eso viene de-

—¡Milo, ¿qué le hiciste a mi casa?! —gritó Camus.

—Acuario —dijeron los tres al unísono.

(. . .)

Milo saliendo detrás de un mueble escondiendo algo.

—¡Lo siento! Yo solo quería ayudar.

Camus lo mira desafiante.

—¡¿Y era necesario romper la estatua?!

—¡No se veía bien de ese lado! —se excusó—. Solo iba a moverla un poco y se cayó ¿cómo podría saber que haría un desastre?

El galo encendió su cosmos al máximo y empezó a corretearlo por toda la casa.

—¡Lo siento, Camus! ¡Voy a repararla! ¡Aaaaah! —huyendo de la furia de su amigo.

—¡No puedes hacerlo! ¡Llevaba años dentro de esta casa hasta que un imprudente bicho quiso cambiarla de lugar! —gritaba lanzando su ejecución de Aurora.

(. . .)

Una resplandeciente luz salía casas arriba y Aioros alzó la vista.

—¿Deberíamos preocuparnos?

—Meh, creo que está bien —dijo Saga moviendo un caballo—. Jaque mate.

—Demonios —chistó dejando caer a su rey en el tablero—, ¿y bien? ¿Ya tienes tus regalos?

—Le dije a Kanon que los comprara por mí, pero el muy idiota lo gastó en un nuevo televisor entonces debo ir a comprarlos más tarde, aunque ¿qué se le puede dar a alguien como-?

—¡No me digas! —interrumpe—. Si me dices ya no tiene sentido, yo los compré con anticipación.

—No puedo creer que en verdad te intereses por esto.

—No seas tan amargado, Saga, además tú no te opusiste para nada a la idea.

—Tsk, ya mejor me voy.

Saga se levantó saliendo de la casa de Sagitario.

—¡No te mientas, Saga! ¡Tienes espíritu navideño en tu interior!

(. . .)

—Aioria, ya te he dicho que no me tocaste en el intercambio, deja de molestar.

—¡No finjas, Shaka! ¿Crees que no me iba a dar cuenta? Me has ignorado toda la semana, es obvio que es porque tienes un regalo para mí.

—Leo, te he dicho mil veces que he estado meditando, justo ahora me interrumpes, lárgate.

—¡Ajá! ¡Te caché!, te interrumpo para envolver mis regalos ¿no es así? ¡Confiesa! —apenas iba a tocarlo cuando fue empujado lejos.