*Final*

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En el otoño de 1945, Germaine Tillion abrió un pequeño museo en honor a su amiga y a Hans. Tras su liberación del campo de concentración, buscó el cadáver de su amiga para que fuera enterrada, pero fue en vano. Entristecida, buscó todos los objetos personales de ella y de Hans. Allí descubrió dos cartas, una escrita por Margot y la otra escrita por Hans. Ambas fueron escritas durante su cautiverio en la prisión. La carta de Margot estaba escrita con una tinta hecha de sangre y tierra mojada, se dice que usó la punta de su pendiente para escribir la carta y se sospecha que ella tenía ese papel escondido en su bota. La carta escrita por Hans, fue escrita con tinta y pluma. Un testigo aseguró que Hans le pidió a uno de los soldados papel, una pluma y tinta. Cuando el soldado le preguntó para qué, él aseguró que para pintar. Fue así como, dos amantes escribieron una carta que jamás sería leída por su destinatario. Decían así:

Hola Hans,

No sé si leerás esta carta, lo más seguro es que no. He aprovechado esta noche para escribirte mis temores y mis sueños, para decirte todo lo que no me ha dado tiempo a decirte. Oye, quien sabe, a lo mejor nos hemos salvado y estamos leyendo estas cartas en un sofá; o lo estamos leyendo en el cielo, no lo sé. Tengo miedo, jamás le he temido tanto al futuro, a los que nos pueda pasar. Tengo miedo de no volver a verte, miedo de no volver a escuchar tu voz. Cada vez que te veo cerrar los ojos, espero a que los abras, porque tengo miedo a que no vuelva a ver tus ojos de color café. Tengo miedo a ser yo la que no vuelva a abrir los ojos. Me duele todo el cuerpo, siento como mis piernas se hinchan y deshinchan. Este mundo es injusto Hans, en este mundo hacer lo correcto no te salva. En este mundo ser el bueno no hará que ganes la batalla. Porque esto no es una película, no es una historia, esto es la vida real. La vida real es injusta, es triste. Por eso lo que vivimos jamás fue la vida, fue una película, la película más bonita que vi en mi vida. No quiero que pienses que tú eres el malo. Porque no lo eres. Has cometido errores grandes, pero no eres una mala persona. Tú no sabías lo que estabas haciendo, ellos sí. ¿Ves la diferencia? Tú eres el chico más dulce, bello, generoso, amable, protector y gracioso; tú no eres un monstruo, y cada vez que veo el reloj que me regalaste me hace recordar todos los momentos bonitos. Aunque el tiempo se haya parado en él, aquí no, y todos los bellos momentos que vivimos, han desembocado en mi lago de recuerdos, y allí se quedarán. Nadie hará que los olvide, ni Hitler, ni Himmler, nadie. Antes de que se me acabe la tinta, te quiero agradecer todo. Tú has sido el único que ha sabido cómo siento y a pesar de todo, nos hemos vuelto a reencontrar. Recuerda, tarde o temprano, el destino siempre cobra su parte. Nosotros estaremos juntos, vivos o muertos. Si seguimos vivos, pero nos separan, removeré cielo y tierra, lucharé contra un ejército entero solo para volver a abrazarte y sentirte. Si hemos muerto, pero uno está en el cielo y el otro en el infierno, juro que me enfrentaré al mismísimo Satán para volver a verte. Nuestra película no acabará, te lo prometo porque tú vales la pena.

No te olvides.

Tuya siempre, Margot



Hola Blume,

Sinceramente no sé cómo empezar esta carta. Simplemente porque no sé si la leerás. Pero al menos me tomaré esta carta como una prueba escrita. Bueno a quien voy a mentir, esta carta en realidad es para pedirte perdón. Lo siento, por mi culpa estás ahí, con heridas que no podré curar, llorando sin consuelo, aterrada sin refugio. Yo quería ser tu todo, Margot, quería ser tu cura, el hombro que te consuele y el refugio para tus miedos. Pero la he cagado, te he fallado. Ya no podré abrazarte, porque hay unos barrotes que nos separan. Ni siquiera puedo tocar tu mano. Me moriré sin sentirte, sin poder volver a ver tu sonrisa, sin escuchar tu risa. No sé qué harán con nosotros, tengo mucho miedo. Quiero volver atrás, quiero volver a la noche en la que no quise que fuéramos a una fiesta. ¿Te acuerdas? Pues ahora me arrepiento de no haber ido. Lo que daría por volver a esa noche e ir contigo a esa fiesta, disfrutar una noche más de tu compañía. Me arrepiento también de no haberte confesado mis sentimientos antes, así podría haber pasado más tiempo contigo.

Es cruel el destino... ¿No? En vez de mantenernos alejados cuando yo me fui, nos ha vuelto a unir, y por eso, ahora estamos aquí, tú estás aquí, sufriendo, con heridas y moretones. De todas las personas, fuiste tú la que decidió ir a ese hotel, fue a mí a quien destinaron a esa ciudad. Vaya coincidencia más cruel. Si no hubiéramos coincidido, estarías en un mejor sitio, sin estar dolida y sin sentir miedo.

Esta es mi última oportunidad. Mi última oportunidad para decirte que tú has sido la persona por la que daría la vida, por la que mataría y por la que sufriría. Tú no tiene por qué estar aquí, tengo que estar solo yo.
Porque me lo merezco, porque soy un monstruo. Tú eres un ángel y yo el demonio, estar contigo te haría sufrir, pero no me dio tiempo a alejarme de ti. Quería pasar más tiempo contigo. Porque cuando estoy contigo, los días de lluvia son alegres y las noches más solitarias se vuelven los días más bonitos. Porque para ti cada día es una dulce fruta que hay que exprimir al máximo. Por eso me enamoré de ti, por tu energía, por tu belleza exterior e interior, porque, cuando el diablo llame a mi puerta, si estás tú conmigo, él se convertirá en un vecino más, y no le tendré miedo. Porque tú haces que los fantasmas se convierten en hadas, y haces que los rayos sean fuegos artificiales. Porque tú eres una maga, mi maga, mi magia, mi fantasía, mi luz, mi todo.

Si no consigo sobrevivir, y estés leyendo esta carta, quiero que sepas que contigo, una vida entera no es suficiente, y que, si me lo permites, te buscaré hasta en las entrañas del infierno para reencontrarme contigo.

Hasta que el destino nos vuelva a unir,

TU TONTO, HANS 

Mi última oportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora