Capítulo 6

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Emily

Desperté en el hospital. Recordaba la noche con Giovanni Russo, tenía que sacarle información pero... ¿por qué estoy aquí?
Rápidamente lo averigüé. Sentía un poco de dolor en el costado, así que lo miré, estaba vendado. Supongo que me habían disparado, hubo un tiroteo pero no recuerdo casi nada. De repente apareció un médico, que examinó mis heridas sin preguntar.

— Disculpe, ¿dónde estoy? —pregunté.

— En el hospital de Saint Thomas, le dispararon. Tranquila, su marido está aquí.

— ¿Mi qué? —llamó a un hombre de la puerta, era Dimitry.

— Los dejo solos. —Finalizó.

— Tuve que decir que eras mi...-

— No, no, no. —le interrumpí—. ¿sabes por que estoy así? ¡Por tu culpa! —me levanté de la cama alterada.

— Ya lo sé Emily, siéntate. —Ignorando sus palabras, coloqué mis manos en la cintura.

— ¿Encima dices que soy tú mujer? —fruncí el ceño, cabreada.

— Era la única forma. —Suspiró—. Ya sé que es mi culpa. Solo, intenta... sentarte y calmarte, eh.

— ¿¡Que me calme?! ¡Me han disparado! —estaba alterada aún.

— Sí, sí. No volverás a hacer misiones de estas, entendido. Ya estamos buscando a Giovanni, fue la mafia china quien te disparó.

— ¿Mafia china? ¿Esto qué es? ¿INTERNACIONAL? —Gruñí, sentándome en la cama.

— Sí. Relájate mujer. —Dijo apoyándose en la pared.

— ¿Y Jeffrey? ¿e Ivanov?

— Haces muchas preguntas, ¿sabías? —Suspiró nuevamente—. Están bien. Ellos dispararon al que te disparó y a muchos más.

— Bien, bien. —Me calmé, quedándome quieta en la cama.

— Vístete, ¿o hace falta que yo lo haga por ti? —me guiñó un ojo, yo hice una expresión de asco.

— Fuera. —Ordené, y obedeció para mi sorpresa.

Comencé a vestirme con algunos gemidos de dolor por el esfuerzo que hacía, pero al menos estaba vestida y no en bata de hospital. Salí con una camisa blanca y unos leggins azules ajustados, junto con unos zapatos blancos, bastante básica.

— Ya estoy. ¿A donde vamos? —pregunté curiosa, no sé cuántas preguntas había hecho ya.

— A casa. —me respondió serio.

— ¿Tan pronto?

— Sí. Te curaré allí.

Al llegar a casa se mantuvo serio hablando de negocios por teléfono. De verdad estaba interesado en matar a Giovanni Russo. Yo me dirigí a la televisión para ver noticias, una de ellas me llamó la atención, y claro, aparecía Dimitry, pero con su apellido. Dimitry Polorok. Tan ruso, tan sexy. Mencionaba que era multimillonario y que, se había metido en muchas peleas últimamente. Que bien hablan de él.

— ¿Viendo las noticias? —Comentó Robin abrazándome—. Dimitry me contó lo que pasó en el bar, ¿estás bien?

— Sí, sí. Estoy bien, dentro de lo que cabe. —Reí ligeramente—. Aunque me dispararon, mira. —le enseñé la herida, este rió.

— Mi hermano viene con docenas de esas a casa, pero no es un disparo, solo te rozó la bala. —Me bajó la camisa lentamente.

— Vaya, ¿vas a ser médico?

Encadenada a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora