Estaba todo oscuro. Simplemente sentí una voz a mi derecha. Con acento ruso, me dijo: "Vas a estar calladita, ¿sí?", yo asentí.
Mis piernas temblaban al igual que todo mi cuerpo, ya no me dolían las heridas de Alexander, ahora temía por mi vida. No sabía en donde estaba, pero por alguna razón presentía que no era nada bueno. La camioneta paró, y me agarraron bruscamente para caminar unos metros hacia una silla, allí me ataron aún con el saco en la cabeza.
Sentía miedo, pero por primera vez me daba igual morir, porque mi vida ya se había ido cuando Alexander me regalaba esas palizas casi cercanas a la muerte.
— Bien, quitadle el saco. —Dijo una voz grave con acento ruso.
Así hicieron, pude lograr ver una luz y diferentes rostros. El que estaba en frente mío, era un hombre robusto y con pelo largo y castaño, estaba en forma, pues a pesar de llevar esmoquin, no se disimulaban sus músculos, daba miedo.
Por otro lado, estaba otro hombre robusto, más moreno y con rastas, me miraba fijamente. A mi izquierda había otro hombre, rubio y alto, todos armados.
— Y-Yo no he... —me cortó el moreno.
— Shhh. Aquí solo habla el jefe. —Todos miraron al del pelo largo, sí parecía el jefe.
— Has visto algo que no tenías que ver... —atrevió a decir, jugueteando con su arma.
— P-Perdón... y-yo... —no pude terminar la frase, bajé la cabeza.
— ¿Y esos golpes? —me preguntó, su mano se acercó a mi barbilla para levantar mi mentón.
— M-Mi novi- ex. Mi exnovio. —Suspiré intentando mostrar valentía en el asunto.
— Ya veo... —mantuvo una pausa examinando mi rostro lleno de heridas—. Tendré que matarte igual.
— P-Pero p-por favor... ¡NO! —solté un pequeño grito sin querer, pero estaba asustada y temblando de miedo, noté como levantaba su mano, yo me encogí en la silla girando el rostro, por si me pegaba.
— Yo no pego a mujeres. —Me dijo con un semblante serio—. Pero como vuelvas a gritar, te mataré.
— Jefe, ¿qué hacemos con ella? —preguntó el rubio, mirándome.
— Dejad que piense. —Suspiró acomodándose en su silla—. Subidla al avión. Por ahora se viene a Londres con nosotros.
— ¡¿A DONDE?! —bajé la cabeza por haber gritado- Perdón.. qui-quiero decir.. ¿por qué a Londres? ¡No puedo! Mi trabajo mi...-
— ¿Tu qué? —rió ligeramente—. ¿Tú novio?
— N-No...
— Bien, entonces dime, ¿cómo te llamas, niña? —me dijo en tono seco.
— Emily... Emily Malone. Vivo cerca de donde me raptaron.
— Bien, Emily. Todavía no sé si matarte, así que vendrás a Londres con nosotros y punto. Preparad el jet. —Le ordenó a varios hombres que estaban detrás nuestro.
— ¿C-Cual es tu...? —apenas podía formular frases, estaba demasiado asustada y shockeada.
— Dimitry. Y no sabrás nada más.
Me dejo allí, sentada y atada. Mientras que se levantaba y guardaba su arma, eso era buena señal, pero... ¿a Londres? ¿Y Rebeca? Se preocupará por mi... y no tengo dinero para estar saliendo del país ni mucho menos.
Estaba envuelta en mis pensamientos hasta que vino uno de sus hombres a cargarme al hombro, no sin antes ponerme una cinta en la boca, ¿acaso no ven que me sangra el labio? Estúpidos. Menos mal que puedo pensar en la mente, porque llego a decirles esto y me matan.
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Encadenada a ti
RomanceEmily solo quería una vida normal, pero... ¿qué pasará cuando sea secuestrada por un asesino, criminal y líder de mafia rusa? ¿acaso entrará en el mundo del crimen, junto al Lord Dimitry Polorok, rey de "Los leones de oro"?