07. Sangre en el agua

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Les juro que no olvidé que tenía un fic en proceso, es que la cuarentena me pegó más que toda mi familia tóxica en mi vida (?) Este capítulo está RECIEN TERMINADO, y RECIEN BETEADO por la preciosa de @Lexie_Angel, así que les traigo un capítulo doradito y crujiente recién salido del horno para que se devoren en diez minutos mi esfuerzo de los últimos seis meses

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07. Sangre en el agua

Harry no puede describir, a ciencia cierta, lo que siente cuando habla con Tom. Jamás se ha sentido tan apoyado, tan escuchado, tan comprendido, tan completo, como cuando las pequeñas letras aparecen frente a sus ojos. Entonces, su pecho se siente cálido, y todo su cuerpo se relaja tanto que podría dormirse solo para soñarlo.

Siempre ha sentido la semilla de la duda de que ciertas cosas jamás podría decirles a sus padrinos, incluso a Remus, el más comprensivo y paternal de los dos. No podría contarles la absoluta soledad que había sentido desde que tenía memoria, como si algo en sí mismo no estuviera completo. No podía contarles el anhelo de tener una familia que decida amarlo por quién es, porque la misma familia de sus padrinos, a ninguno de los dos, los ha amado de ese modo, y no había deseado recordarles que buscando no repetir los errores de sus padres, los habían hecho todos de diferentes formas.

Aunque tampoco es que quisiera hablar con nadie, porque ha crecido solo, sin amigos cercanos, huyendo de niños burlones, escabulléndose bajo las sábanas con libros y hadas, tanto, que su socialización se ha visto tan atrofiada que incluso hablar con Draco, a quien considera su mejor amigo, se siente algo que no es capaz de sentirse cómodo haciendo. No cree que alguien que ha vivido en un paraíso como Draco sea capaz de entender las oscuras sensaciones que orbitan alrededor de sus pensamientos, la melancolía como moscas revoloteando tras la dulce putrefacción de un corazón roto, zumbando en las heridas abiertas, haciéndose nido en su pecho hueco y desolado.

Apenas tiene doce, pero se siente como si hubiera tenido doce durante muchísimos años, como si en sus once años hubiera muerto con el rechazo de Sirius, y vuelto a resurgir de las cenizas que quedaron tras su desaprobación. Como si cada día a partir de sus once años, a partir de que el sombrero lo seleccionó a Slytherin, fueran más sobrevivir que vivir. Sobrevivir entre niños fingiendo ser víboras ponzoñosas, entre arreglos sociales, entre adultos picándose e insultándose mientras se sonreían y felicitaban. Harry no se siente cómodo, no se siente a salvo, pero nunca ha sentido otra cosa además que la protección de sus padrinos, y sabe que cualquier cosa hubiera sido igual para él. Así hubiera ido a Gryffindor, sus padrinos hubieran puesto millones de expectativas sobre sus hombros. Si hubiera ido a Hufflepuff, no hubiera sido suficiente para Sirius, y si hubiera ido a Ravenclaw, no hubiera sido suficiente para Remus, porque allí, la presión académica y de su padrino hubiera sido incluso peor. Cada mes, cada día, se siente interminable, como correr sobre arena siendo perseguido, sin poder detenerse.

Sin embargo... Sin embargo, cuando habla con Tom, cuando sus letras le responden, cuando puede sentir su piel vibrar con su risa, y en el fondo de su mente, sentir aquella vocecilla burlona y juvenil que quizá pueda ser la voz de Tom ahondando el fondo de su mente en sus más recónditos pensamientos, haciéndolo sentir menos solo, es el único momento donde Harry se siente... solo Harry. No se siente como el hijo adoptado por obligación, no se siente como el niño solitario que apenas puede hablar con las personas sin sentir que hay fuego sobre su corazón, no se siente como el hijo de brujos muertos y adoptado por brujos discriminados, no se siente como el niño que debe ser un perfecto Slytherin, o un perfecto alumno, o un perfecto hijo, para mantener satisfecho a todo el mundo.

Cuando habla con Tom, se siente satisfecho de ser él mismo.

Sin embargo, no sabe del todo qué es ser él mismo. Los vagos recuerdos de su alma gemela orbitan en sus pensamientos, de tanto en tanto. Recuerda sus expresiones, su sonrisa maliciosa, su mirada intensa. Sus palabras. ¿Quién es? ¿Lo descubrirá alguna vez? ¿Cómo lo encontrará? ¿Cómo se encontrará a sí mismo? No lo sabe, no lo entiende. Aquellos pensamientos no dejan de ser ambiguos y abstractos, tanto, tanto y demasiado, que confunden su mente, su corazón y adormecen sus emociones.

Les fleurs du mal Donde viven las historias. Descúbrelo ahora