09. En mi propio infierno

1K 153 54
                                    

Sisisi dije que iba a actualizar la semana pasada, PERO, LES JURO, QUE TUVE MUCHOS PROBLEMITAS, PERDÓN

Espero que les guste este capítulo, no es taaan largo como me hubiera gustado, pero creo que tiene la cantidad de texto necesaria para que me agarren a palazos y después me crucifiquen

Digo, que lo disfruten!

.oOoOoOoOoOo.

09. En mi propio infierno

—¡Harry, no!

Harry empuja la puerta sin golpear. Draco, detrás de él, tiene la cara roja y avergonzada, mucho más cuando Harry, sin importarle que Lucius Malfoy se encuentre rodeado de papeles, pergaminos y velas flotando en el sombrío despacho, avanza sin preguntar ni demostrar ninguna señal de respeto y decoro.

—Señor Potter —la voz de Lucius sigue siendo solemne incluso bajo la sorpresa de la intromisión—. ¿Existe algo en lo que pueda ayudarlo?

—Por supuesto —dice. Su voz suena lejana, ácida a sus propios oídos. Lucius Malfoy luce desinteresadamente sorprendido—. Necesito saber qué relación tiene mi alma gemela con usted, porque todo lo que he obtenido de su parte proviene de parte de usted, y no puede negarme que los retratos con mi rostro escondidos en una habitación abandonada son algo que pueda ser de otra persona que de mi alma gemela.

Lucius deja el pergamino que tiene en sus manos. Observa a Draco con una mirada de clara advertencia, y Harry no tiene que oír las palabras para que Draco salga, cerrando la puerta a sus espaldas. Lucius lo observa con un análisis crítico que a Harry le pone la carne de gallina.

—No puedo decirle de quién se trata su alma gemela, Potter, hasta que él decida manifestarse ante usted —explica, como si estuviera hablándole a alguien muy tonto, con palabras lentas y pausadas. La condescendencia tiñe su voz como veneno—. Además, es demasiado pequeño para saberlo, sin ofender. No podría procesar toda la información de lo que implica el destino de su alma gemela, y cómo se une a usted, sin sufrir un colapso por sí mismo.

Harry contiene un grito frustrado. Siente que toda su piel vibra de furia, escalofríos eléctricos subiendo por su columna. Puede sentir el vello erizado de los brazos, y quizá sea la misma adrenalina la que hace que no se sorprenda a sí mismo cuando golpea el escritorio frente a él, y con aquel único golpe perseguido por la magia contenida, cada uno de los papeles y pergaminos, tinteros y plumas, y libros de cuentas salen volando desde el punto exacto del impacto de su golpe. Se impactan contra las paredes, vuelan por la habitación, estallan en chasquidos de cristal y caos.

Lucius, por el contrario, abre los ojos de manera casi exagerada, con una sorpresa nada disimulada. Una vez que los magos aprenden a usar su varita, la magia accidental es casi improbable, a menos que haya una gran cantidad de magia contenida. Harry tuerce el gesto, cegado de enojo.

—Su nombre es Tom Marvolo Riddle —enuncia, tan veloz y tan cargado de seguridad que las expresiones de Lucius Malfoy están cargadas de sorpresa visiblemente notable a medida que habla—. Estudió en Hogwarts desde 1937 hasta 1945. Fue a Slytherin. Fue miembro y capitán del Club de Duelo, del Club de Pociones del Profesor Slughorn, en ambos clubes siendo un miembro destacado y admirado, Primer Duelista y Primer Pocionista desde su ingreso hasta su egreso. Prefecto de Slytherin, y Premio Anual de su año, destacándose en Aritmancia, Runas Antiguas y Defensa Contra las Artes Oscuras, pero igualmente bueno en cada una de sus materias cursadas, con la única excepción de Historia de la Magia durante sus primeros tres años en Hogwarts. quién es mi alma gemela, señor Malfoy —la voz que Harry siente tan ajena se siente cargada de un poder vibrante que él mismo no está seguro de poder controlar. Sirius siempre le había dicho lo difícil que era para él, un miembro de la familia Black, mantener a raya su magia oscura cuando conseguía desatarse. Ahora Harry no está seguro de tener magia oscura dentro, pero está demasiado seguro que su magia está manejándolo más que ayudándolo tirando de sus manos como si sólo fuera un títere de poder y enojo, y la sensación le causa una adrenalina tan poderosa que siente que podría destrozar algo a golpes... o sin siquiera tocarlo.

Les fleurs du mal Donde viven las historias. Descúbrelo ahora