06. Abstinencia

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Lo único que puedo decir es que tengo sueño, pero prometí actualizar hoy... And im actualizando aunque no pienso darle una leída final. Corregí lo que pude, pero no estoy con mi mejor humor ni mis mejores ganas, hice lo que pude, TRATÉ LO QUE PUDE- ;; Muchas gracias por leer aaaa por cierto, si les gusta Twilight, váyanse para mi otro fanfic donde voy a escribir una versión mejorada y homosexualizada de Twilight. No sé, yo digo, sorry 4 the spam y muchísimas gracias por leerme

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06. Abstinencia

Sirius pasa una página del álbum de fotos. En ella, James y Lily saludan, abrazándose, eternizados en una sonrisa más allá del tiempo.

—Esta fue un poco antes de que Lily se enterara que estaba embarazada —explica Remus—. Yo tomé la foto. Habíamos salido de compras y Lily sufrió un mareo muy fuerte. No le dio importancia, pero una semana después, terminó echando hasta la cena del fin de semana pasado y James decidió que era buena hora para salvar a su esposa y llevarla a San Mungo. Entonces, ahí les dijeron...

—Señor y señora Potter, están esperando un Pottercito —dice Sirius, imitando una burlona voz afeminada y chillona. Harry ríe un poco—. James se volvió loco, por supuesto. Quería hacer una gran fiesta con todos nuestros amigos, hasta los lejanos, pero Lily se encargó de ponerle los pies en la tierra.

—Como siempre —se burla en ese momento Remus—. Lily siempre nos puso los pies en la tierra.

—Sino era la cara —Sirius hace un gesto doloroso que consigue que Remus sonría. Harry se siente pequeño otra vez, rodeado de sus padrinos. Su corazón duele un poco menos, pero su cabeza se expande un poco más. Aún guarda sus resentimientos, pero no se siente emocionalmente capaz de soportarse distante. Hablará cuando deba, pero luego de Sirius aclarándose ante él, no se siente capaz de tratarle hasta el nivel de lágrimas. No es un nuevo descubrimiento, pero en esa noche de su cumpleaños, Harry recordó lo mucho que detestaba ver a su padrino llorar.

—Entonces fue que calmó un poco a James —continua la historia Remus—. Hicieron una reunión privada, pero no menos alegre. Poco antes tus abuelos paternos fueron asesinados, así que tampoco hubiera sido correcto de parte de James hacer una gran fiesta... —su tono se torna bastante lúgubre, y Harry se asombra al no sentirse herido. No conoció a sus abuelos. ¿Por qué sentiría pena o dolor por personas que ni siquiera supieron su existencia? Ni siquiera los había conocido.

—Aún así fue memorable —le sigue Sirius. Harry siempre ha admirado el modo en que sus frases se conectan, el modo en que pueden terminar lo que el otro está diciendo sin la menor duda—. Excepto por la parte de ponerle la cola a Canuto. Lily era un poco sádica respecto a mi existencia.

Harry vuelve a reír un poco. Su corazón late un poco más cálido que días antes, pero a la vez, no deja de dolerle. Algo falta allí, algo está desacompasado, algo duele, pero no es capaz de darse cuenta de qué es. No es capaz de entender por qué todo suena como si fuera una historia mal narrada, no las anécdotas de sus padrinos, sino su propia existencia, acciones y decisiones.

No entiende por qué todo su cuerpo puja por hacer algo más, algo que no sabe, algo que no conoce. Siente que debe estar haciendo algo diferente, algo más, pero no es capaz de entender qué cosa, y su corazón pulsa y quema, como si el no hacer algo fuera la razón de todo su dolor, y solo pudiera encontrar la paz haciendo aquello que desconoce.

Pero lo desconoce. Y no puede hacer nada.

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Está preparando su baúl. Los libros vagan entre sus dedos, no sabe si llevar libros de fantasía muggle para entretenerse o no. Remus le ha comprado un par hará varios años, los cuales se transformaron un poco en su pequeña obsesión esas tardes de lluvia donde no jugaba, solo se acurrucaba en su cama a leer. Ahora duda si llevarlos, pero lo peor, es que no es capaz de entender si duda porque realmente no quiere hacer más peso en su baúl, o si es que teme lo que los Slytherin digan de él.

Les fleurs du mal Donde viven las historias. Descúbrelo ahora