Mientras no esté - (Draco Malfoy y tú)

¿Es una señal?

¿Cómo se vive una vida normal, tranquila y aburrida, cuando has vivido la más grande aventura de tu existencia?
Quisiera salir y gritar a los cuatro vientos que la magia existe, que es real y que es lo mejor que te pudiera pasar. Pero no puedo hacerlo, es decir, puedo pero nadie lo creería y además pensarían que perdí la razón. Lo único que puedo hacer es escribir sobre eso. Se ha vuelto mi pasatiempo favorito: escribir sobre Hogwarts. Sobre lo que viví allá. Me gusta releer mi historia y recordar esos momentos. Wow, ¿de verdad yo viví eso? ¿de verdad la misma persona que está aquí sentada en una aburrida cama haciendo una aburrida tarea de geometría vivió todo eso?

Estuve investigando acerca del viaje entre realidades y para mi sorpresa, ¡es algo posible!

Hoy me dispuse a escribir el guion, lo cual, para mi es algo absurdo. Ni siquiera sé qué escribir. ¿Cómo se hace? ¿Se supone que debo escribir tal cual quiero que sea Hogwarts? ¿Cómo se supone que haga eso si son personas reales? ¡Con personalidades reales!

He decidido que no escribiré ningún guion, espero funcione.

Estaba a punto de terminar mi tarea cuando un sonido anormal en mi ventana me distrajo. Era un sonido de revoloteo golpeando el cristal. Al voltear mi mirada detecté una sombra diminuta que pasó volando velozmente de un lado hacia otro. Cuando por fin se detuvo percibí que era una lechuza. Espera espera. ¿Una lechuza? ¡En mi ciudad no hay lechuzas!

Mi corazón se aceleró dando un vuelco por todo mi pecho. Un escalofrío recorrió mi cuerpo desde las plantas de mis pies hasta mi cuello. Me quedé inmóvil, observando a la lechuza que hacía exactamente lo mismo que yo: observarme detenidamente. Por un momento vacilé qué hacer. ¿Será prudente acercarme? Después de unos momentos la lechuza pareció inclinar su cabeza en señal de aprobación. Así que fue lo que hice, lentamente me acerqué hasta la ventana y con toda la paciencia posible, abrí el cristal. La lechuza se mantuvo quieta, sin quitarme los ojos de encima. Incluso parecía suplicarme con la mirada que la tocara. Eso estaba a punto de hacer, mi mano ya se encontraba inmóvil unos centímetros arriba de su cabeza cuando repentinamente, emprendió vuelo. La observé hasta perderla de vista.