Mi chico.

422 35 4
                                    

Llevo apenas dos días de regreso en Hogwarts y aunque no he visto a Draco puedo sentir al menos un poco más de tranquilidad al pensar que estamos en el mismo mundo. Alejados pero cercanos. 

El trío y yo íbamos caminando por uno de los pasillos rumbo al gran comedor cuando Dumbledore nos detuvo. 

- Señorita ________, veo que ha regresado. - su mirada se desvía de mi hacia mis amigos y se vuelve a fijar nuevamente en mi. - Veo que... sin lugar a dudas... definitivamente el alma es un ente que no se le puede engañar. - nos da un último vistazo y se dirige hacia otro pasillo contrario al camino al gran comedor. 

- Dumbledore esta... - Ron hace círculos con su dedo índice en una de sus orejas. 

- No seas grosero Ron, Dumbledore claramente se refería a que ________ pudo contra su muro por alguna razón más fuerte que nadie comprendería. - aclara Hermione. 

Proseguimos nuestro camino hacia el gran comedor. Honestamente no puedo disfrutar el castillo de la misma manera si no esta mi platinado en él. Ron y Hermione presionados por llegar más rápido al gran comedor caminaron velozmente dejándonos a Harry y a mi detrás.

- ¿Te encuentras bien? - pregunta Harry.

- Estaba pensando en... - aunque mis sentimientos por Harry son puramente de amistad, me es muy difícil hablar de Draco frente a él.

- Quieres verlo, ¿no es así? - me interrumpe.

- La verdad es que sí. ¿Sabes si hay alguna manera de que pueda ir a visitarlo?

- ¿Te refieres a ir a la mansión Malfoy? - el énfasis que puso en "la mansión Malfoy" me hizo comprender inmediatamente que mi idea era como si le hubiera propuesto ir a buscar a Voldemort. 

- Tienes razón, es muy arriesgado. - bajo la mirada y continuamos nuestro camino hasta llegar al gran comedor. 

Ron y Hermione ya estaban sentados. Ron agarraba comida de aquí y de allá mientras Hermione utilizaba la hora de desayunar para estudiar al mismo tiempo. Harry y yo nos sentamos frente a ellos. Nos disponíamos a elegir lo que queríamos desayunar cuando todo el gran comedor levantó la mirada hacia la puerta como si hubieran visto un fantasma. No, eso es normal aquí. Como si hubieran visto a Snape sonriendo y regalando flores. 

Inevitablemente giré mi vista hacia la puerta para formar parte de los curiosos y comprender el alboroto. Draco Malfoy estaba entrando en el gran comedor vestido con el uniforme de Slytherin. Había regresado.

- Genial, es apenas tu segundo día aquí y mágicamente Malfoy regresa después de tantos meses desaparecido. ¿Coincidencia? - murmura Ron con un pan a medio comer en la mano. 

La vista del platinado se posa en mi. Por mi mente se cruzó correr a abrazarlo, tomar sus manos y besarle. Todo sentimiento de emoción se esfumó en el instante en el que el platinado tornó su vista nuevamente hacia otro lado. Ignorándome. Esto no fue lo que más me impresionó, sino el aspecto físico de Draco: notablemente desgastado física y emocionalmente. Es más delgado de lo normal; mucho más pálido y unas negras ojeras enmarcan sus ojos grises. Lo único que sigue siendo él es su cabello peinado con detalle y su ropa pulcra. 

Mientras no esté - (Draco Malfoy y tú) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora