Maratón 4/7 (Editado)

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CAP. 12

Sus suposiciones fueron acertadas, entrenar con bakugou era un nivel completamente diferente a lo que era hacerlo con ojiro, pues a pesar de tener una relación mucho más cercana a la que tenían para principios de año el blondo no se permitía ser condescendiente con sus enseñanzas. En palabras, simples, trapeaba el piso con él.

Durante la primera semana consideró sus horas de práctica una tortura, llegando incluso a desear nunca haber aceptado tal sugerencia del pelirrojo de su clase, pero pronto, para la segunda semana, comprendió algo muy importante en el estilo de lucha de bakugou, y es que era más de acciones que de palabras. 

Prestó especial atención a sus movimientos, tanto ofensivos como defensivos, la fuerza que impartía, la tensión en su cuerpo, la posición de sus pies, le ferocidad de sus ojos, el sudor de su cuello, el aroma a azúcar quemada que desprendía, la sonrisa altanera, la tentación de su esculpido cuerpo...¡Volviendo al punto importante! 

Era de conocimiento general que la fuerza física de tokoyami estaba por debajo de la que todos en su clase poseían, pero lo compensaba con velocidad, astucia, agilidad y mucha flexibilidad. Esto confirmado más de una vez por el rubio explosivo, pero nos desviaríamos del tema otra vez así que sigamos. 

Pasaron dos semanas más, convirtiendo eso en todo un mes desde que bakugou y tokoyami comenzaron a practicar juntos, pero claro que hubo interacciones más allá del gimnasio. En la mañana, siendo de los primeros en despertar, conversaban trivialidades con una taza de café o té en la mano, llevando a risas y carcajadas que sacaban una gran sonrisa a quien sea que pudiera observarlos en el momento. 

Sin embargo había algo que irritaba de sobre manera a bakugou, y eso era la molesta intervención de cierta chica cara de rana. Cada vez que disfrutaba de un buen momento junto al azabache, solos y encerrados en su burbuja de ignorancia, llegaba esta lunática para arruinar la tranquilidad, arrebatándole la atención del azabache y restregándoselo en la cara con una sonrisita altanera que sólo provocaba en él deseos de reventarle toda la jodida cara. Su única opción era salir de allí, lamentablemente dándole el gusto a la de pelo verde, pero sintiendo en su interior una gran satisfacción al saber que, más tarde, tokoyami lo buscaría para su rutina de entrenamiento, dejando de lado y no mencionando ni una sola vez sus encuentros con la molesta chica.

Sin embargo, en un día como cualquier otro, aizawa dio una noticia que dejó a todos eufóricos. Dentro de dos días, a partir de ese, serían todos transportados a un campamento con el fin de mejorar la condición física, mental y las habilidades de cada uno. No fue el hecho de saber que serían dos semanas sin descanso, levantándose todos a las seis y yéndose a dormir a las nueve, sino la promesa de una semana entera para descansar y disfrutar de un tiempo en convivencia entre ellos.

- La idea del campamento, para serte completamente sincero no me genera mucha confianza - fueron las palabras que el azabache expresó durante una de esas tardes con bakugou, sosteniendo con sus manos y el peso de su cuerpo un saco de arena al que el rubio atacaba violentamente sin compasión, seguramente imaginando la cara de algún idiota que lo hace enojar - después de lo ocurrido aquella vez...temo no ser tan fuerte si algo como eso vuelve a suceder - observó su mano izquierda, regresando a su mente los recuerdos de esa fatídica noche, llena de humo y fuego azul, y de los acontecimientos ocurridos más tarde 

De haber estado más atento, de no haberse distraído, si tan sólo hubiera sido más precavido...

Katsuki notó el pesar y la incertidumbre plasmados en el rostro del azabache, notando cómo las escenas de tales eventos se reflejaban en sus ahora opacos ojos escarlata, símbolo de que los sentimientos de amargura y pesadez estaban dominando sus sentidos, haciendo que una rabia interna aclamara por salir para acabar con aquel dolor que tanto daño provocaba en su corazón, el corazón que bakugou deseaba proteger con todas sus fuerzas. En lugar de explotar como normalmente lo haría decidió tomar la distracción del azabache como una oportunidad, asestando en el saco un golpe lo suficientemente fuerte para que impactara contra el cuerpo contrario y lo tumbara al suelo.

"Caricias" Una historia bakutoko (¡En edición!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora