"Caricias" Una historia bakutoko (¡En edición!)

CAP. 20 (Editado)

La tensión era palpable en el aire, ninguno de los hombres presentes cedía la mirada o bajaba la guardia, katsuki acribillando mentalmente al sujeto frente a sus ojos y siendo claras sus intenciones para todos por la ferocidad de su expresión. Dark shadow, pese a sentirse ciertamente reconfortado y seguro con la presencia del rubio, vibraba de rabia contenida sobre los hombros de ambos jóvenes. Fumikage, por otro lado, despotricaba injurias en sus subconsciente para evitar gritarlas a los cuatro vientos y provocar una innecesaria escena frente a su amada madre quien, a todo esto, no había pronunciado palabra alguna o movido un solo musculo desde su posición bajo el marco de la entrada que daba a la sala. 

Fueron tal vez unos cinco minutos de absoluto y sofocante silencio hasta que riomi dio un paso al frente, no dispuesta a tolerar más de este espectáculo en un día tan importante para su familia. Poco a poco se aproximó hasta la entrada de su hogar, la cual estaba siendo bloqueada por una figura de ancha estructura y ardiente mirada. Sin embargo ella no mostró signos de nerviosismo, miedo, incomodidad o irritación, avanzó con paso firme y sofisticado, manteniendo una distancia de al menos dos metros entre ella y su actualmente ex esposo. 

- Umareru-san - llamó ella con una voz que denotaba respeto, tanto para su receptor como para ella misma, incluso si su presencia no era precisamente deseada ella no demostraría ser menos que una dama 

El hombre conocido como umareru se permitió aflojar su expresión y presentar una sonrisa a la mujer frente a sus ojos, algo tétrica y aterradora que incluso hicieron sentir al primogénito bakugou una leve chispa de incomodidad, llevándolo a reafirmar su agarre sobre la cintura del azabache a su lado. 

- Riomi, querida, te ves tan encantadora como siempre - una mueca casi imperceptible deformó los bellos rasgos aviares de la única mujer 

- Agradezco el cumplido, pero ese no es el asunto a abarcar - directa y precisa, debido a esas palabras fue el turno de umareru para decaer sus facciones, mostrando así un rostro estoico que activó todas las alarmas internas de katsuki y fumikage, pero ninguna de las plumas de riomi se agitó siquiera 

- Estoy aquí para saludar a nuestro hijo-

- Error - ella lo detuvo antes de que lograra terminar su frase - no es uno, son dos, y no es tu hijo, umareru-san, son míos, así que te pediré te dirijas a ellos como es debido - riomi se apartó del rango de visión de umareru, permitiéndole así divisar a los tres individuos dispuestos a sus espaldas - no te impediré saludarlos, pero desde esa distancia específica 

- No puedes prohibirme entrar a mi casa - exclamó en un gruñido, indignado por la forma tan hosca en la que todos se habían dirigido a él desde que se presentó 

- Puedo, porque es mi casa; estoy en todo mi derecho a decidir a quienes permito pongan un pie en ella - sus ojos se cerraron hasta convertirse en dos afiladas rendijas por las cuales un destello rojo brilló fugazmente - y realmente no tengo deseos de que esta reunión se extienda más allá de lo necesario, estaba pasando un muy agradable momento con mis hijos y actual yerno, por lo que te pediré de la forma más clara posible que te apresures a cumplir tus intenciones para que puedas retirarte y así dejarnos en paz 

La expresión de umareru demostró su fuerte deseo de protestar pero, curiosamente, en lugar de gritar o atacar, como katsuki creyó reaccionaría, tomó un profundo respiro antes de enderezar su cuerpo y tomar una postura más serena. Fue cuando sus escrutiñadores ojos rojos se posaron sobre su pareja que katsuki se preparó mentalmente para tener que todo se volviera un completo caos. Una mala sensación le recorrió la espina dorsal cuando el tan descarado sujeto se atrevió a sonreír ladinamente, viéndolo pasarse una mano algo oscurecida por el cabello, tirándolo hacia atrás, y luego apuntando con un dedo hacia ellos dos.