Maratón 5/7 (Editado)

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Cap. 13

Segundo día de la semana libre luego de tanta exigencia física, los estudiantes de eraserhead optaron por un día de picnic al aire libre, disfrutando del cálido día y la fresca brisa primaveral. 

Las chicas, sabiendo que no recibirían una respuesta negativa, sugirieron a su compañero sato hacer algunas preparaciones dulces entre los siete, aunque si alguno quería podía sumarse, y tal como lo creyeron el joven de complexión ancha no se negó, incluso se mostró bastante entusiasmado. 

Por supuesto que no todos preferían las cosas dulces, por lo que con el debido permiso pidieron a su maestro si existía la posibilidad de obtener algunas provisiones en una tienda cercana. No se les permitió ir, pero todos cooperaron con algo de efectivo y dejaron en manos del héroe profesional una lista con todo lo solicitado. 

Aizawa renegó, diciendo para sus adentros que no le pagaban lo suficiente para esas cosas, pero incluso entre bufidos cumplió la petición de sus estudiantes. Volvió en menos de una hora con las compras, recibiendo un agradecimiento colectivo y galletas en forma de gato como compensación. Bien, eso le subió un poco el humor. 

Luego de eso, y de elegir la zona en la que pasarían el rato, cada uno preparó lo que llevaría. 

El lugar no era lejos, a sólo un kilometro de las cabañas y cerca del río, con vista a las montañas y los hermosos paisajes ofrecidos por el bosque que los rodeaba. Extendieron grandes mantas sobre el césped y acomodaron los bocadillos que habían llevado, así como los preparados por las chicas y sato, e incluso algunos revelaron haber llevado juegos simples para pasar el rato. 

Mina arrojó un más cuatro al montó, sonriendo maquiavélicamente ante la desesperación del pelirrojo, obligado a tomar ocho cartas debido a la estratégica jugada de sus amigos. Katsuki resopló una risa, diciéndole que debería dejar de ser tan dramático o aprender a mejorar sus movimientos si no quería salir perdiendo siempre. 

En un momento dado, luego de dos rondas bastante entretenidas y de burlarse en la cara de todos esos perdedores, sus ojos se desviaron a una dirección específica. Protegidos bajo la sombra de un inmenso árbol, enfrascados en una conversación inaudible para sus oídos, se ubicaba el pequeño y pacífico grupo de tokoyami, shoji, ojiro, koda y sato, con la enérgica integración de la chica invisible y dark shadow. 

Hagakure parecía estar contando a todos alguna anécdota lo suficientemente graciosa para hacerlos reír sin contención, deleitando sin saber los ojos del explosivo adolescente, haciéndole sonreír de forma inconsciente. 

- ¿Qué? - preguntó en un gruñido, ligeramente molesto por las sonrisas desvergonzadas y llenas de dobles intenciones que esos cinco idiotas le estaban dirigiendo cuando regresó su vista a ellos

- Bakubrooo - llamó el pelirrojo, picándole el brazo derecho con un dedo y ganándose un manotazo en consecuencia 

- ¿Y ahora qué quieren? 

- ¡Sobrinos! - exclamó la pelirosa, recibiendo una mirada muy fea de su explosivo líder 

- Deja de decir estupideces - bufó, sin comprender en lo absoluto a esos idiotas 

Al final no dijeron nada más, regresaron al juego y a las pocas horas el sol comenzó a caer. Los estudiantes recogieron sus cosas y volvieron a la zona de cabañas, donde prepararon entre todos una deliciosa barbacoa bajo las estrellas. Poco más tarde, cuando la luna estaba casi en su punto más alto, decidieron jugar un entretenido juego al rededor de la hoguera. 

El ganador entre muchas opciones, como verdad o reto, el juego de la botella o la simple idea de contar historias terroríficas, fue el aclamado juego del rey, entusiasmando a la mayoría y llenando de incertidumbre el pecho de algunos.

"Caricias" Una historia bakutoko (¡En edición!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora