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—¿Quién anda ahi? —interrogó Tomás, levantándose del sofá aun con dolor de cabeza y olor a alcohol entre sus labios—, ¿Matew?

     De la cocina salió Zyen, pero no cualquier Zyen, sino, unas limpio y con olor a coco, ¡nadie sospecharia que era un sintecho!

—Estaba... Tomando agua —explicó él, con un vaso en la mano—, perdón por no pedir permiso.

     Tomás guardo silencio unos instantes, extrañado.

—¡Matew, tienes el pelo blanco! —exclamó asustado.

—¿Eh? No no, yo no soy...

—Mierdahhh, ¿cuanto tiempo dormí? —continuó, imitando un sollozo infantil.

     Zyen, suponiendo que aquel muchacho se hallaba tan poco cuerdo por el alcohol, solo hizo una mueca y se sentó en una silla a su lado.

—¿Matew?

—Me llano Zyen.

—Ohhhh, Matew, tu voz está muy gruesa —acostado de nuevo, soltó una risita—, ¿donde esta ese sintechohhh?

     Tomó un sorbo de su agua, y tras un suspiro contestó:

—Sí, soy Matew. El sintecho estará acá solo un poco de tiempo, así que no te preocu...

     "¡Zash!", sonó la bofetada.

—¡¿Eso por que?! —exclamó Zyen, aturdido por la cacheado de Tomás.

—Tú no eres Matew, mentiroso

     Con una mueca fría, se levantó de la silla y se sento cerca de la mesa de la cocina, lo mas lejos del borracho Tomás.

     * * *

"Todo parecía tan fácil con mamá. Esas tardes de lluvia ella solía hacer palomitas de maiz. Esas gotas golpeando el techo, y las pepitas reventando en el tazón eran la melodia mas relajando en aquellas tardes donde solo nos teníamos nosotros dos", divagaba Matew, en su "lugar feliz", mientra soportaba el llanto sentado en aquel parque, no muy lejos de donde solía trabajar.

"¿Me recibirías si te digo que te extraño?".

Encorvado en aquel asiento, no dejaba de cuestionarse una y otra vez ek qué hacer, ¿de veras había sido despedido por su orientación sexual? ¿O solo había sido una cruel broma de Rian. Cualquiera de las dos opciones era igual de probable.

     Que vergüenza volver a dar el rostro, que vergüenza seguir existiendo.

—Buenos días, señor —vaya mierda el haber sido llamado señor tan pronto.

Con desgana, Matew levantó la vista.

   Una chica con contextura ovalada y gruesa, realmente carismática, le saludó con una inocente sonrisa.

—¿Le gustaría comprar uno de los helados? Es para recolectar dinero para los sintechos.

     Con un gesto fruncido, Matew observa detrás de ella: había un carrito de helados no muy atractivo, incluso grisáceo, con otras dos personas atendiendo.

—No tengo dinero ahora —respondió.

—Oh, entiendo —dio un brinco hacia tras, como una niña pequeña, aunque en realidad no parecía tener menos que edad que Matew —, ¿podría firmar esto? —le extendió un papel—, es para recolectar apoyos contra el maltrato a los sintechos.

     "Jenny", decía un papelito de cartón puesto torpemente en su chaleco. Ese nombre le era tan... Familiar.

—De acuerdo —aceptó sin muchos ánimos.

—¡Increíble! —exclamó—, ¡Eduar, trae un bolígrafo, tenemos nuestro primer firmante!

    "¿El primero?", pensó Matew. No era tan sorprendente que fuera asi después de todo, ya que todos parecían aborrecer a los sintechos. Lo realmente impresionante fue el haber hallado a tres personas lo verdaderamente valientes para ayudar a estos "marginados". Corrían el riesgo de ser arrestados, y aún así permanecían firmes en medio del parque.

—Esto es un éxito —repetía Jenny, en modo de melodia, mientras balanceada sus cabellos rubios y sacudía sus regordetes brazos.

—Gracias —musito Matew al recibir el bolígrafo.

"Cambien este mundo de mierda. Cambienlo, Cambienlo y que no vuelva a ser el mismo", pensaba con un nudo en la garganta, libertas firmaba la hoja, "terminen con la decriminalision".




¡Hola! Por fin actualización, ¿eh? Hoy ando contento de nuevo.

¿Qué les pareció el capítulo? Matew por fin reconocidera los merecidos derechos de los sintechos, peeo hizo falta el sentirse mas discriminado y atacado que nunca para poder ponerse en su lugar.

¡Gracias por leer!


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⏰ Última actualización: May 21, 2021 ⏰

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