—¡NOOO! —Gritó desgarradoramente.
Zyen, el síntecho, estaba en el suelo, sin embargo, Matew no pudo visualizar correctamente su estado.
—¡¿Quién eres t...?! —La mandíbula del barbudo hombre fue ferozmente golpeada por Matew, sin poder si quiera completar su frase.
La adrelalina corria por las venas de Matew, contrarrestando el profundo frío de aquella nevada nocturna, que le recorría su cuerpo falto de correctas prendas.
—¡MALDITO! —Intentó regresarle el golpe, lo cual no pudo por los reflejos de Matew.
Cuando éste, colerico, iba a lanzar su siguiente puñetazo, recibió un codazo en el estómago del barbudo hombre.
La pelea duró muy poco, cuando Matew casi balanceándose se alejó, tosiendo descontroladamente. Aquel codazo le habia hecho daño.
—¡¿QUÉ MIERDA TE SUCEDE, CHICO?! —gritó el regordete.
—T-tú no t-tie... —tosió de nuevo, templado dramáticamente tras el desvanecimiento de adrelalina—, no t-tienes que d-disparar a los sínt-techos... —volvió a toser, sintiendo la congelada nieve en sus piernas, ya desvanecido sobre ésta.
—¡¿DE QUÉ CARAJO HABLAS?! —le gritó furioso, aún con pistola en mano—, ese mugriento está peefectamente bien —Se limpió la poca sangre que le salía de la boca con brusquedad—, dispare al cielo para asustarlo únicamente.
"¿No lo mató?"
Matew volteó casi sin fuerzas a su derecha, solo para darse cuenta que el síntecho ya habia escapado. No estaba.
—S-se fue... —susurró, mientras su tembloroso aliento salía por cada palabra.
—¡Sí! Por supuesto que se fue —Se dió la media vuelta para regresar a su tienda—, y será mejor que usted tambien se large de acá. Hace frío.
Las palabras del hombres corrian por la mente de Matew como ligeras olas marinas, delicadas, lejanas, imperceptibles.
—¡¿Me estas oyendo?!
Aun caido sobre la nieve, temblaba entre lágrimas, puesto que aquella corta pelea lo habia dejado adolorido.
—Vete ya —insistió en la puerta—, o llamo a la maldita policía para que te arresté.
Asustado, Matew por fin oyó, y se levantó tambaleante.
*~*~*
No sabía cuántos minutos habian pasado, pero habia estado sentado a pocos metros de su edificio por un rato cinsiderable.
—No p-puedo moverme —susurró, sintiendo sus labios congelarse—, m-maldito síntecho
Sentia las piernas adormecidas, y el cuerpo pesado. Estar en pijama, y con sandalias no favorecia para nada.
¡No habia nadie en la calle por esas horas! Le faltaba tan poco para entrar a su edificio, que la impotencia solo aumentaban su ira, su rabia, su desespero.A lo lejos, alguien lo observaba. Matew oyó unos ligeros pasos sobre nieve, dirigiéndose a él.
Con la vista borrosa, y casi son respiración, susurró: "¿Tomás?".
Inesperadamente, la desconocida silueta lo levantó, como si de una princesa se tratara.
No sintió miedo. Estaba seguro que se trataba de su compañero de cuarto, que al hallarlo fuera del edificio lo rescató.
—D-demoraste... —susurró Matew adormecido, pero aliviado.
Por fin estaban dentro del edificio.
—Shhh —lo calló.
Cómo si de in hijo en el regazo de su madre se tratara, Matew calló dormido en sus brazos, quedando todo su cuerpo a cargo de esa persona que lo habia salvado.
Nota de autor.
Siento que pude haber escrito mejor el capítulo. Mi narración está algo occidada. ¡Espero les haya gustado!
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Puedes irte cuando quieras
Fiksi Remaja"En realidad lo nuestro no fue una novela, se sintió como el más absurdo de los cuentos". Matew es un desastre, pero al conocer a ese chico de las calles, se dió cuenta que existen personas que la pasan peor que él. Ahora conciente de ello, se...