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     Tan profundamente, tan calidamente. Matew dormía como un niño cómodo en los brazos de su madre. Tan calmada la sensación, el calor envolvente, era tan...

—Eh, Matew, Matew —decía una voz lejana. Se oia como si estuviera opacada—, carajo—Matew bufo levemente, negándose a despegarse de la comodidad de aquel estado—, maldita sea ¡MATEW!

—¡¿QUÉ?! —Por fin se levantó de golpe, aterrado y agitado.

     Tomás, parado frente a la puerta de su departamento, observaba como Matew dormia ahi con un hombre quien no recordaba haber visto antes, pero sus atuendos eran claros de un síntecho.

–¿Quien vergas es él? —le interrogó.

     Matew adormilado, miro a su izquierda: el síntecho que le habia insistido la anterior noche en dormir juntos, y junto al cual cayó torpemente por las escaleras.

—¡Mierda! —Matew se levantó con pesadez.

     Al fin se acordaba de qué habia sucedido: tras el mal entendido de la caída, la señorita de la recepción propuso llamar a la policia para deshacerse del síntecho, pero éste, asustado, convenció a Matew de no estar en su contra.
     Matew, únicamente por agradecimiento por haberlo salvado del frio, mintió diciendo que era un primo lejano, y lo llevó a la entrada de su departamento.

     Desgraciadamente, no pudieron entrar al departamento, puesto que, cuando Matew lo fue a defender, cerró la puerta y quedo con llave.

—... Y es por eso que nos dormimos acá —Explicó Matew—, esperando a que tu llegaras con las otras llaves.

—Me vale que haya pasado, solo quiero saber quien es él —dijo de nuevo Tomás, en un tono chistoso.

—¡Carajo! Ya te dije que es un sintecho, no lo conozco. Me salvó y ya ¿de acuerdo? —exclamó, a lo cual su amigo lo calló, puesto que eran las ocho de la mañana, y en los otros departamentos aún dormían.

     Rascándose la nuca, Tomás murmura: "me da mala pinta este sucio, ni su nombre conocemos".

—Me llamo Zyen —la voz firme y segura de aquel sintecho los hizo voltear al instante, inquietos—. Ahora ya saben mi nombre.

     Era impresionante, Zyen era poco mas alto que Tomás. Por lo tanto, Matew le llaga a al pecho.
     "Mierda, si es alto", pensó Matew algo intimidado. "Si en frente de Tomás soy un pitufo, frente a Zyen soy una hormiga".

     Matew y Tomás intercambiaron unas cuantas miradas confusas, sin saber qué hacer con aquel sintecho; ¿echarlo?, ¿dejarlo pasar? Si lo dejaban entrar, ¿por cuanto tiempo sería? Matew estaba aun adormilado, y Tomás algo pesado por el alcohol que bebió la noche anterior con su novia. Por lo que, sin dar mas giros al problema, Tomás accedió:

—Entra, ven a nuestro departamento.

      Una luz eufórica se apoderó de los ojos de Zyen. Tan emocionando, tan conmocionado. ¡Entraría a un hogar después de tantos años!

—¡Muchas gra...!

—Solo por hoy —añadió.

—¡¿Eh?! —Matew y Zyen quedaron confusos.

     Tomás impuso que el sintecho se quedara únicamente ese día, podiendo ahí bañarse y descansar. También le darían de comer, únicamente por el incómodo sentimiento de "deberle algo", por salvar a Matew del frío.

—¿Por qué no llegaste en la noche? —murmuró Matew enojado, a su compañero de departamento, mientras los tres entraban—, te necesitaba.

—Estaba con mi novia, ya te lo dije —curvó sus delgados labios a un lado, con una sonrisa pícara—, haciendo aquello que no puedes por gay.

—¡Callahh! —mustió con los ojos bien abiertos—, el sintecho está escuchando —Le daba vergüenza andar divulgando cosas privadas.

     Ya en el salón principal del departamento, Tomás colgó su saco, mientras las llaves tintinaban aun en su mano.

—Y... —empezó a decir—, ¿oler a culo te ha impedido hacer el "sin respeto"? —le preguntó a Zyen.

      Éste, sin saber qué hacer, quedó callado, ignorandolo.

—¡TOMÁS! —Matew le golpeó el hombro—, no preguntes eso, ¡mierda! Hueles a alcohol. Con razón andas diciendo huevonadas.

—Huevos son los que te faltan para gustarle a una mujer —Su amigo, aun bajo los efectos de la bebida, soltó carcajadas ante su propio comentario.    

     Matew cansado, suspiro, y le indicó que fuera a descansar.

—No quiero descansar —negó—, por que si me descuido, terminarás saltandole encima al mugriento ese —Entre risitas, señala débilmente a Zyen.

     Finalmente, Tomás se fue a su cuarto a dormir, puesto que ese dia no tenía trabajo. Mientras que Matew quedó en el salón con Zyen.

—¿Dónde está el baño?

     De mala gana, Matew le muestra como llegar, y le tira una toalla y una afeitadora nueva.

—¿Usas esto? —preguntó Zyen, refiriéndose a la afeitadora.

—¿Eh? Pues si —contestó con una mueca confusa.

—Ah, perdon —dijo con su profunda voz—, es que pareces demasiado joven. No parece que te crezca barba, ni que trabajes.

     Bufando, aun los dos frente al baño, Matew comenta con apatía:

—Que te valga verga si soy o no soy, si trabajo o no tra... —de repente, como si un espíritu se le incorporara al cuerpo, Matew abrio ampliamente los ojos, asustado—, no puede ser —Se tapó la boca.

—¿Qué? ¿Qué pasó?

—¡VOY TARDE AL TRABAJO!

     Casi tropezando, corre a su habitación, a prepararárse para ir al trabajo. Una hora tarde.

     Zyen confuso, se encoje de hombros, y entra al baño.

Nota de autor
Creo que esta vez si he escrito un capítulo mas largo. ¿Qué opinan de los personajes? ¿Qué creen que pase? ¡Gracias por leer!

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