—¡PERVERTIDO! —Abofeteó al síntecho.
—¿Eso por qué...?
—¡No soy un chico fácil! ¿Sabes? —exclamó indignado y dramatico—, ¡A-además! Eres un pobre mugriento. Ademas de oler a burro sudoroso, dudo que tengas el dinero para pagarme.
—¿"Pagarte"? —hizo una mueca confusa, mientras se sonaba el rostro por el impacto.
Sonrojance de repente, Matew se dio cuenta de las sandeces que habia comentado, o mejor dicho: las que habia revelado.
—N-no creas que hombres me pagan por... —empezó a excusarse rápidamente—, yo... ¡Espera! No le debo explicaciones a un estúpido síntecho.
Con ligereza, y sin rencor, el pobre extendió su mano para posicionarla sobre el hombro de Matew.
—Si tan solo pudieras... —murmuró.
—¡No te toques! —en un arrebato de nervios, Matew empuja al síntecho, olvidando que estaban en unas escaleras.
En un rápido movimiento, el pobre de pelos grisáceos tomo de las ropas a Matew, en un fallido intento de no cael por los escalones.
En lugar de eso, entre gritos, Matew calló junto a él rodando.
—¡E-espera! ¡AHHH!Como dos bolas de boliche, calleron de la manera mas escandalosa posible.
—¿Estas bien? —murmuró el síntecho, con Matew sobre su pecho.
Palideceando, y entre quejas, maldijo al síntecho una y otra vez.
—Veo que estás bien... Y sobre mí —dijo de una firma pícara y burlesca.
—¿Eh?... ¡AH! —Al percatarse, Matew se tumbó hacia atras, callendo sentado lejos de su grande cuerpo—, ¿qué verga te...?
—¿Te has hecho daño?
La inmediata preocupación del pobre en frente de él lo dejó anonadado. Aun cuando lo tumbó por las escaleras, y lo aborrecia, éste seguía preocupándose por Matew, incluso más de lo que su mejor amigo Tomás podria haber hecho.
—Estoy... —frunció el ceño—, harto de ti —murmuro, desviando la mirada con apatía.
Varios pasos se oyeron a lo lejos acercándose. "¿qué fue eso?", cuchichaban las voces. Se trataba de los empleados de el edificio, ademas de un par de recientes presentes en la entrada.
—Vendrán por mi y me tendré que ir —dijo el síntecho, con su agotada voz ronca y algo vacía.
—Perfecto —Algo tembloroso, Matew se levantó, notando al instante el dolor en uno de sus pies —, mierda.
—¿Te herirte? —De prisa, el síntecho se acercó a Matew, observando su cuerpo a ojeos.
Cansado y adolorido, Matew le exige que se aparte. Pero como era de esperase por su mala suerte, se balancea de tal modo que tropieza.
—¡¿Alguien se ha heri...?! —La señorita de la recepción al observar aquella escena dio un respingo.
El síntecho habia sujetado a Matew poco antes de que callera, justo a tiempo. Sin embargo, dejandolos a los dos en una pose algo comprometedora, por no decir romántica.
Todos sin excepción quedaron sorprendidos, ademas de soltar unas risitas.
—Perdon —Añadio la señorita—, no queríamos interrumpir, pero... Hicieron mucho ruido —Nerviosa, se acomodó un mechón de cabello detras de la oreja—, les advierto que esta prohubido hacer cosas indebidas en las escaleras.
—¡¿COSAS INDEBIDAS?! —Exclamó Matew rojo como tomate, ya separado de su compañero.
—Am... Sí. No se enoje conmigo —prosiguió—. Las relaciones íntimas solo son pervertidas en sus debidas habitaciones de...
—¡NO ESTÁBAMOS HACIENDO NADA DE LO QUE USTED CREE!
Nota de Autor.
Me he divertido con este capítulo, espero lo hayan disfrutado tanto como yo. ¡Saludos!
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Puedes irte cuando quieras
Genç Kurgu"En realidad lo nuestro no fue una novela, se sintió como el más absurdo de los cuentos". Matew es un desastre, pero al conocer a ese chico de las calles, se dió cuenta que existen personas que la pasan peor que él. Ahora conciente de ello, se...