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—Ojalá le caiga un ladrillo —musitaba Matew deseándole el mal a Rían—. El ojos de culebra piensa que me intimida —Bufaba de mal humor mientras se servía un vaso de leche, para comer junto al ponqué que se supone era de Tomás.

     Era la una de la mañana, y en medio del sofocante insomnio no vio otra cosas mejor que hacer que comer.

     "Tomás no ha regresado", pensaba Matew. "El ridículo seguro que quedó a dormir con la novia".

     Sentía una gran tensión recorrer todo su cuerpo, como un nudo que lo ataba completamente, sofocandolo. Se sentó en la mesa de la cocina en frente de la borrosa ventana a comer.

     Masticando, observó con algo más de atención el vaso de leche.

—Maldita sea, todo me recuerda a él —musito con frustración, recordando a su ex.

     Se sobresaltó al oir un repentino estruendo entre eo silencio de esa noche. Sin emargo, no se trataba de otra cosa mas que el fuerte viento invernal desde afuera de la congelada ventana.

—Mi vida es una desdicha —murmuró, acercándose a la ventana para cerrarla completamente, y adi impedir que entrase el frío.

     Algo lo dejo perplejo: el síntecho con el que se habia estado topado ulrimamente estaba allá en lo bajo, en frente de una tienda 24h, observando su interior.

     Desde lo alto de su cálido departamento, Matew solo observó, retirando la delgada capa de hielo que lo impedía ver bien.

—¿Qué le sucederá a ese idiota? —se preguntó a sí mismo, con desdén.

     Su tranquilo estado de espectador termino cuando el síntecho parecía estar en un problema.

—¡Aléjese! ¡Aléjese de mi tienda! —gritó dramaticente un señor barbudo saliendo con violencia de aquel lugar, furioso con Zyen. A pesar de que únicamente habia estado observando a través del frío vidrio.

     Aquel pobre le respondió al barbudo y regordete hombre algo que Matew no pudo oir desde lo alto.
     Estaba en peligro, aquel sucio síntecho estaba siendo agredido.

     La situación hubiera pacífica si tan solo Zyen se hubiera alejado como se le ordenaba, pero no, seguia frente al dueño de la tienda. Parecía como si le suplicara algo.

     "¿Por qué no se larga?", pensó Matew, inesperadamente ansioso.

     Para alivio, el señor se adentro de nuevo a la tienda, ignorando al pobre... O eso creyeron.

     A los minutos, regresó, esta vez con un arma pequeña para espantar a aquel inocente síntecho.

—¡¿Qué demonios?! —exclamó Matew, abriendo su ventana casi a golpes por el hielo—, ¡DÉJELO, SUELTE ESO! —No lo oían—, ¡CORRE, COÑO, ESCAPAAA! —gritó esta vez al pobre.

     Desesperado, al no recibir respuesta de ninguno de ellos dos. Se colocó una bata apresuradamente, saliendo de su departamento a zancadas. Cerrando todo a portazos.

     "Lo matara, lo matara, lo matara", repetia entre sudor frío mientras corria bajando las escaleras. Saliendo por fin del edificio.

     Pero cuando solo tenia que cruzar la esquina para estar frente a la tienda de 24h, escuchó el estruendo que más temía.

     Habia disparado.

Nota de autor.
¡Hola de nuevo! Después de tanto sin actualizar se siente bien retomar la historia. Creo que no me meteré a wattpad un tiempo, como ya mencione antes, excepto para actualizar. Siento que debo encargarme de algunos asuntos personales. Perdon por repetirlo, ya sé que lo mencioné en mi cuenta ya.
De todos modos, ¡gracias por leer! Este capítulo fue inesperadamente mas corto, ¿no?

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