Ambition

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"I'm not gonna fall. I'll rise until I reach the sky..."


Fueron necesarios solo cinco minutos. Cinco minutos bastaron para que una amistad de años se desmoronara en pedazos, y con cada golpe o grito parecía que iba empeorando. Kayn no podía soltarlo, no escuchaba, solo golpeaba una y otra vez el rostro de aquel chico que consideró su amigo, mientras que este apenas podía defenderse y repetía todo el tiempo las mismas malditas palabras que no tenían ni un valor para el pelinegro que era arrastrado por Jovn y Yusari para detenerlo de una vez. Porque se sentía perfectamente capaz de matarlo con los puños.

—¡¿Por qué demonios lo hiciste?! ¡Pensé que eras mi amigo! ¡Me das asco, Nakuri! ¡Suéltenme, bastardos! —

—¡Te juro que no lo hice! ¡Escúchame, Kayn! —Exclamó con dificultad un más que golpeado Nakuri. Su rostro sangraba considerablemente a causa de todos los ataques: su nariz, labios, incluso comenzaban a notarse zonas enrojecidas alrededor de su ojo derecho.

—¡Jódete! ¡Eres una mierda incluso mintiendo! —Quería gritar más, faltaba tanto por decir mientras forcejeaba entre los fuertes agarres de sus compañeros que sabían que no era buena idea soltarlo.

—Ya es suficiente. —Dijo Zed desde su lugar, pero parecía que nadie le había escuchado.

—Dicen que todos tienen lo que se merecen, ¿Ya ves, Kayn? ¡Mereces quedarte solo como la basura que eres! —Lei estaba disfrutando el espectáculo más que cualquiera, y no desaprovecharía la oportunidad para humillar más si era posible a ese noxiano que tanto detestaba. Dejó caer justo a su lado aquel trozo de pergamino con la nota escrita, de esa forma vería por sí mismo que no estaba mintiendo. Lo habían traicionado, y eso le causaba satisfacción.

—¡Ya basta, Lei! —Su mellizo lo apartó con fuerza apenas notó sus intenciones, recibiendo una mirada desafiante como respuesta.

—¿No ves que solo trato de protegerte, idiota? ¿Crees que ese puto noxiano quiere algo "amoroso" contigo? ¡Solo va a utilizarte! —

—¡Suficiente! —La voz de Zed fue más alta esta vez, haciendo que todos guardaran silencio al instante y voltearan a verlo, excepto por Kayn que seguía tratando de zafarse del agarre de sus compañeros. —Jennia y Sayid, lleven a Nakuri para tratar sus heridas. El resto desaparezca de mi vista en este instante y no quiero escuchar una palabra más respecto a lo que pasó. Somos asesinos, no podemos estar perdiendo el tiempo con estas tonterías si hay una inminente guerra acercándose. Recuerden quién es nuestro verdadero enemigo. —Con esas palabras parecía que sus alumnos habían entendido, pero podía notar en sus caras que la situación parecía haberles sobrepasado un poco, a excepción de Lei que tenía esa maliciosa sonrisa en la cara incluso a medida que se alejaba del lugar como los demás.

Kayn estaba temblando. Ya se habían llevado a Nakuri y le habían soltado finalmente. Tenía tanto que decir aún, pero sabía que su comportamiento iba a ser reprendido, y justo cuando volteaba para retirarse sintió una mirada penetrante sobre su espalda. Toda su piel se erizó, deseó por un segundo desaparecer.

—Ve a mi habitación inmediatamente. —



El sonido de la puerta corrediza le hizo sentir más tenso de lo que estaba. Zed fue el primero en entrar y luego le siguió silenciosamente, cerrando después la puerta tras su espalda en espera de lo que fuera que quisiera decir. ¿Iría a darle un castigo? Nunca había recibido uno, a excepción de esas miradas frías o la indiferencia a la que se comenzaba a acostumbrar. Sentía que sus acciones iban a hundir más todavía la relación que tenía con su maestro.

Our life togetherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora