Capítulo I

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Caminando hacia atrás en el pequeño espacio, Harry pasó una mano por su cabello. El armario medía probablemente 6x6 pies, y eso si estaba siendo generoso. Las estanterías llenaban las paredes y en ellas había de todo, desde pociones hasta productos de limpieza y lo que parecía ser suministros médicos extra. Había entrado en el pequeño armario para tratar de poner espacio entre él y el mundo.

—Esto no puede estar pasando. —se dijo a sí mismo. Pasó sus manos por los bolsillos buscando su varita por segunda vez en el último minuto. La había dejado en su dormitorio de octavo año y no se había molestado en ir a buscarla cuando se dio cuenta de que la había dejado en su apuro por la comida.

Cuando entró en el armario no se había dado cuenta de lo pequeño que era el espacio. Era incluso más pequeño que la alacena debajo de las escaleras de los Dursley. Aunque este armario se sentía más seguro que allí, sin duda era menos cómodo. El pecho de Harry se sentía más y más apretado a medida que pasaba el tiempo. El armario olía débilmente a moho y estaba empezando a sentirse mareado.

Harry ya había intentado golpear la puerta varias veces y gritar a todo pulmón pidiendo ayuda. Pero como todo lo demás en el castillo, probablemente el armario tenía un hechizo isonorizador.

Todo lo que quería eran cinco minutos a solas. Después de que la guerra terminara, parecía no tener un momento para sí mismo. La gente siempre le preguntaba cómo lo hizo o le pedía autógrafos u otra cosa. Las únicas personas que parecían dejarlo solo eran Hermione y Ron. Habían estado envueltos el uno en el otro desde que la guerra había terminado. Sin quererlo, eso los había hecho ignorar a Harry, no es que le importara.

La puerta se abrió y se cerró de golpe igual de rápido. Harry estaba a punto de gritar pidiendo ayuda cuando otro cuerpo chocó contra él. El peso repentino lo tiró al suelo y sus gafas resbalaron por su cara.

— ¿Por qué cerraste la puerta? —Harry arregló sus gafas y miró hacia arriba para ver al único e inigualable Draco Malfoy. Draco Malfoy, el que una vez fue un orgulloso imbécil, ahora estaba cerca de la puerta y parecía sorprendido de verlo.

—Maldito Potter, ¿por qué estás aquí?

—Tratando de escapar de gente como tú, Malfoy. Esa puerta se cierra con llave, así que hasta que alguien la abra, estamos atrapados. A menos que tengas tu varita contigo. —la esperanza llenó la voz de Harry al final. Aunque significara depender de Draco Malfoy, Harry haría cualquier cosa para escapar del pequeño espacio que parecía reducirse a cada segundo. Todo estaba tan cerca. Su esperanza disminuyó rápidamente ante la mirada oscura que cruzó el rostro de Malfoy.

—Me empujaron aquí —murmuró Draco en voz baja—, tomaron mi varita. ¿Dónde está la tuya?

Harry volvió a pasar su mano por su cabello con enojo.

—La olvidé. Y tengo que salir de este armario. ¡Es demasiado pequeño y tengo que salir! —la histeria estaba empezando a llenar su voz. Las paredes parecían estar aumentando su velocidad cada vez más cerca de él. Su corazón se estaba acelerando y ya estaba temblando.

—No seas tan infantil Potter, un armario nunca ha matado a nadie. Alguien nos dejará salir eventualmente —Draco se sentó frente a Harry, con la espalda apoyada en la puerta. Cruzó las piernas, pareciendo contento de estar atrapado en el armario—. Sólo relájate.

Harry ignoró su consejo y sintió su propia magia quemarle por dentro.

—No me digas qué hacer o cómo sentirme. Soy claustrofóbico, ¿está bien?

—Oh pobre Niño Dorado, quien no puede soportar quedarse en un armario. Puede que se pierda de ser adorado por un minuto. ¿Cómo sobrevivirá? —Draco se burló de él— Eres tan patético, Potter. Sabes que no tienes que crear falsos problemas sólo para llamar la atención, ¿verdad?

Stuck in Love [ Drarry ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora