Capítulo IX

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Lo primero que Draco notó fue el zumbido. No era un sonido real, sino más bien una sensación. Era como si todo su cuerpo estuviera vibrando. Podía sentir su magia vibrando dentro de él. Pero no era sólo su magia, no, era demasiado intensa para ser sólo suya.

Draco extendió su mano ciegamente hasta que sintió algo cálido. Envolvió su mano alrededor de la cosa caliente y el zumbido se detuvo. Dejó escapar un suave suspiro. ¿Qué le había pasado y por qué se sentía tan raro?

— ¿Malfoy? —Hermione casi gritó cuando vio que su mano se movía y envolvía el brazo de Harry.

Merlín, ¿por qué la gente gritaba su nombre?, pensó Draco. ¿No se daban cuenta de que le dolía la cabeza?

—Draco, cariño, despierta —la voz de Narcissa Malfoy era baja y paciente. Ella se había enterado de la unión por una carta de la directora McGonagall, así que se aventuró a salir de la mansión Malfoy por primera vez desde la guerra.

Draco frunció el ceño, sin abrir los ojos todavía. Esa voz se parecía mucho a la de su madre. ¿Qué hacía su madre aquí? ¿Qué era este lugar, en primer lugar? Draco tenía muchos pensamientos dando vueltas en su cabeza, pero por más que quisiera darle orden a los mismos, sus ganas de volver a dormir eran demasiado tentadoras.

—Señor Malfoy, ¿está despierto? —Madame Pomfrey preguntó, comprobando un aumento de magia mientras escaneaba los signos vitales del rubio.

¿Por qué esta gente no lo dejaba en paz? Sólo quería dormir y aferrarse a esa cosa caliente que estaba tocando. Fuera lo que fuera, olía bien. Como el bosque.

—Despierta, Draco. —dijo Narcissa otra vez en voz baja.

¿Es que no entendían que él quería dormir? Draco se sentó ciegamente y agitó el brazo que no sostenía la cosa caliente.

Silencio. —murmuró, sin mirar a quién estaba callando. Cayó de nuevo en la cama y se abrazó a la cosa caliente. Fuera lo que fuera, quería abrazarlo para siempre.

Narcisa era la que estaba justo delante de Draco y sus labios se movían furiosamente, pero no salía ningún sonido.

Hermione jadeó y lanzó el contra-hechizo inmediatamente.

—Bueno, entonces podemos decir oficialmente que definitivamente obtuvo algunos de los poderes mágicos del señor Potter. No creo que hayamos visto al señor Malfoy hacer magia sin varita tan fácilmente. —comentó McGonagall.

—Bueno, preferiría que no siguiera haciendo eso. —dijo Narcissa enfadada. De verdad que no podía entender cómo había sucedido todo esto. Todo lo que sabía era que era culpa de Lucius y que estaba cansada. Había estado esperando en esta maldita escuela durante dos días y quería respuestas.

Harry podía oír voces, muy fuertes y molestas. Algo también se aferraba a él. Fuera lo que fuera, se sentía bien. No se había despertado tan bien en mucho tiempo. Si tan sólo estas voces se detuvieran.

—Creo que el señor Potter también se está despertando. —dijo Madame Pomfrey mientras chequeaba sus signos vitales.

—Vamos Harry, despierta amigo. —dijo Ron alentadoramente.

A menos que estas voces vinieran de lo que fuera que se aferraba a él, Harry no quería oírlas. Harry extendió la mano y abrazó a la cosa. Se sentía bien abrazarla. Estaba caliente y le recordaba a un rollo de canela, agradable, cálido y suave.

—Merlín, ¿por qué se están abrazando? —preguntó Ron con total desesperación.

—Bueno, ahora están unidos, señor Weasley. Encontrarán un gran consuelo en el otro. Y sí, eso incluye encontrar consuelo en el toque del otro. Debe acostumbrarse a ello. —Madame Pomfrey respondió pacientemente.

Stuck in Love [ Drarry ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora