Después de otra semana en soledad y mucho tiempo para practicar su magia, Draco y Harry empezaban a sentirse satisfechos. Demasiado satisfechos. Nadie había sabido nada de Lucius o Fenrir y eso estaba empezando a pesar sobre Harry. Continuamente se tocaba la cicatriz, esperando que se abriera, pero esta nunca lo hizo.
Vivir con Draco era sorprendentemente agradable. Harry aprendió muchas cosas en los primeros días, como por ejemplo que Draco era mucho más amable con los elfos domésticos que su padre, lo que en general no era muy sorprendente, pero aun así. Más sorprendente era el hecho de que a Draco le gustaba cocinar. Después de las primeras noches de hacer que los elfos domésticos les trajeran comida, decidió que quería cocinar algunas comidas él mismo. Harry había estado nervioso, pero todo estuvo muy bien.
Había llevado muchas horas de práctica para conseguir que su magia se estabilizara y aun así no era completamente normal. De vez en cuando uno de ellos hacía un encantamiento y se descontrolaba por completo. Draco había tratado de hacer un accio con un libro y este había volado tan fuerte hacia él que lo había impulsado hacia la pared.
Las visitas durante la semana fueron más bien pocas, pues McGonagall no quería que mucha gente supiera sobre esta nueva situación por si acaso Lucius y Fenrir tenían a alguien dentro espiando. Ron y Hermione eran los que más se pasaban por allí, además de, sorprendentemente, Pansy Parkinson.
Originalmente Harry había estado un poco celoso de ella. Ella había dado vueltas por el lugar como si fuera suyo y no dejaba de tocar a Draco. Pero después de algún tiempo Harry comprendió que ella era muy divertida y agradable de tener cerca.
Draco se acostó en la cama, con su brazo tocando el de Harry, y se sintió completamente agotado. Nunca se había sentido tan cansado. Habían pasado los últimos días repasando magia que no había usado desde su primer año. Lo único que alivió a Draco fue el hecho de que su nueva magia inestable no afectaba su habilidad para hacer una buena poción.
—Levántate Harry —dijo, sacudiendo el brazo del otro—. Sé que estás despierto, puedo sentirlo.
Harry sólo gimió y se dio vuelta, empujando su cara en la almohada.
—Odio que seas tan bueno en eso. —Harry resopló, sin ser capaz de fingir la molestia necesaria. También habían estado practicando cómo usar y controlar su vínculo, pero Draco era mucho mejor para decir cómo se sentía Harry. Incluso era capaz de enviarle pequeños pensamientos propios a Harry.
—Estás celoso. —le susurró Draco a su mente.
—Eres un gilipollas, —dijo Harry en voz alta.
Draco se encogió de hombros.
—Di lo que quieras. Pero al menos soy un gilipollas inteligente. —Draco habló en su mente de nuevo, viendo cómo Harry hacía una mueca de fastidio para rápidamente cambiarla a una de asombro. Draco sintió una ráfaga de mariposas al ver su expresión. Esperaba que Harry lo mirara con asombro por el resto de sus vidas.
Harry estaba orgulloso de Draco y no tenía ni idea de dónde había surgido ese sentimiento. Nunca se había sentido tan orgulloso de nadie, excepto quizás de Teddy.
—Eres increíble. —susurró y vio cómo los ojos de Draco se abrían un poco y una sonrisa se dibujaba en sus labios.
—Sí, sí, Potter, lo sé. —Draco arrastró las palabras, pero su sonrisa delataba cómo le hacía sentir el cumplido.
Un frenético golpe de la puerta y Harry saltó, con su varita en alto. Había estado nervioso los últimos días, imaginando a un Lucius Malfoy viniendo e intentando matarlos.
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Stuck in Love [ Drarry ]
FanfictionTodo comienza en el armario de escobas. Harry se queda encerrado en un armario cuando buscaba una pequeña escapada de su vida. Cuando la claustrofobia comienza a aparecer, Draco Malfoy se queda encerrado allí también. A partir de ahí, una amistad c...